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Chicago: guía para descubrir la ciudad del viento

La Cloud Gate, más conocida como "The Bean" por sus formas, es símbolo indiscutible de Chicago.

Roberto Ruiz

Un incendio arrasó la ciudad de Chicago en 1871 y su reconstrucción ocupa un lugar de honor en los libros de historia. De sus cenizas surgió una de las más importantes urbes de Estados Unidos y tanto es así que hoy día es la segunda ciudad estadounidense en número de visitantes, solo superada por Nueva York.

La ciudad del viento, como se la conoce cariñosamente por el motivo que ya puedes imaginar, es fotogénica como pocas, con calles que hablan de gánsters, que ofrecen espectáculos, que muestran su arquitectura, que huelen a pizza y que se miran en uno de los mayores lagos de todo el país.

Para descubrirla calcula que tu visita debería constar de al menos tres días de tu tiempo. Eso, y además incluir los planes que te proponemos a continuación. Tan imprescindibles como infalibles.

Darse un paseo por Millenium Park y Grant Park

Millenium Park debería ser tu punto de partida, sobre todo si brilla el sol sobre la ciudad de Chicago y se deja ver su precioso cielo azul. Este pulmón verde se encuentra a orillas del lago y reúne unos cuantos atractivos que no te deberías perder, porque como no conozcas en persona su famosa “haba” ni habrás estado en Chicago ni nada parecido.

  • La Cloud Gate

Aunque su nombre oficial sea Cloud Gate es más conocida como “The Bean” (el haba, o la judía, o el frijol...). Te hartarás de hacerle fotos a esta original obra del escultor indio Anish Kapoor. Está hecha con multitud de capas de acero inoxidable y su exterior, perfectamente pulido, se convierte en un espejo. Pesa casi 100 toneladas y tan recomendable es verla de día como de noche, cuando en ella se reflejan las luces de la ciudad.

  • La Crown Fountain

Una fuente y una obra de arte interactiva al mismo tiempo. Fue diseñada por el español Jaume Plensa y cuenta con dos grandes torres de 15 metros en las que mediante diodos luminosos se muestran diferentes caras. De vez en cuando de sus bocas sale un chorro de agua que en verano hace las delicias de los más pequeños.

  • El Jay Pritzker Pavilion

Un lugar para conciertos y eventos en el césped del Millenium Park diseñado por el canadiense Frank Gehry, tal y como claman sus formas desde lejos. Un lugar para disfrutar de la música cuando hay actuaciones o para tirarse a la bartola cuando no las hay.

  • La Buckingham Fountain

Una fuente al más puro estilo Palacio de Versalles en la que se realizan espectáculos de luz y de sonido, pero a la que sobre todo merece la pena acercarse para disfrutar del skyline de la ciudad.

Asomarse al lago Michigan en Navy Pier

Navy Pier es un lugar de ocio repleto de atracciones, restaurantes y tiendas, y que recibe visitas de locales y foráneos. ¿Te apetece subir a la noria? ¿Quizá una vuelta en el tiovivo? Sea lo que sea, el antiguo muelle que se adentraba en el lago Michigan es hoy un espacio para desconectar del ajetreo de la ciudad. Además, desde aquí zarpan los cruceros turísticos que recorren las aguas del lago.

Ver Chicago a vista de pájaro

Ante la inmensidad de los rascacielos de Chicago la noria de Navy Pier se queda pequeña si quieres disfrutar de la ciudad desde las alturas, así que lo más recomendable es subir a algunas de sus más altas torres para realmente sentir la ciudad a tus pies.

  • Willis Tower

Con sus 442 metros de altura (sin antena) fue el rascacielos más alto del mundo de 1973 a 1998 y aún hoy en día se mantiene como el segundo más alto de Estados Unidos superado únicamente por el One World Trade Center de Nueva York. En el piso 103, a 413 metros de altura, se encuentra el skydeck, un mirador que además incluye balcones de cristal solo aptos para los más valientes.

  • 875 North Michigan Avenue

No alcanza la altura de la Willis Tower pero las vistas desde este edificio de 344 metros de altura tampoco están nada mal. Su mirador, conocido como 360º Chicago y a 314 metros, ofrece una espectacular panorámica de la ciudad, y si buscas más emoción su atracción TILT te permite inclinarte hacia el vacío sobre sus ventanas hasta alcanzar un ángulo de 30º.

Recorrer su río, a pie o en barco

El lago Michigan es impactante e infinito, pero atravesar la ciudad siguiendo el río Chicago te mostrará también la cara más íntima de su centro. Si quieres dar un paseo y disfrutar de un rato de tranquilidad lo tuyo es el Chicago RiverWalk, una ruta peatonal que te llevará por la orilla del río entre zonas de ocio y de descanso, muy agradable para parar el tiempo. Pero por otro lado, dado que Chicago es indiscutiblemente una ciudad de arquitectura, tampoco te deberías perder uno de los cruceros de arquitectura que recorren el río de arriba a abajo con explicaciones de los edificios históricos más importantes de la ciudad del viento.

Disfrutar de sus calles

Es una gran urbe, desde luego, pero Chicago es una ciudad que invita a pasear por sus calles, admirar los rascacielos y dejarse asombrar por sus luces. ¿Quieres tres fotos típicamente “chicagüenses”? Una de ellas la encontrarás en The Chicago Theatre, con su gran letrero vertical rojo con letras blancas, y otra con su metro elevado, cuyo traqueteo en las alturas sin duda te recordará a más de una película hollywoodiense. Además, en Chicago nace la famosa Ruta 66 y así lo indica una mítica señal en Michigan Ave tras el Art Institute.

Visitar alguno de sus museos

Para que tu visita sea completa deberías dedicarle un hueco a alguno de los museos de la ciudad, que son muchos y buenos, y además resultarán un plan infalible si te hace mal tiempo. Si te llaman las ciencias naturales el tuyo es The Field Museum, que ostenta una impresionante colección de fósiles, o si eres más de arte entonces tu lugar es el Chicago Art Institute, donde podrías pasar todo un día tranquilamente. Por otro lado, el Adler Planetarium, que además de museo astronómico presume de ser el planetario más antiguo de Estados Unidos.

Comerte una buena pizza

Y no hay visita que se precie a Chicago si uno no incluye en su agenda degustar una de sus famosas pizzas. Son contundentes, mucho, de masa gruesa y que sube por los bordes como si de una quiche se tratase. Terminársela se convierte en todo un reto pero tienen algo que las hace deliciosas. Dos de los lugares de referencia son Giordano’s, expertos en pizza rellena con varios locales en la ciudad, y Pizzeria Uno, donde nació la famosa deep-dish pizza.

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