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Las ciudades de Antonio Machado

El 22 de febrero de 1939 falleció Antonio Machado en Colliure, hace justo 78 años. Fue el poeta más joven perteneciente a la Generación del 98. Su compañero Gerardo Diego dijo de él: “hablaba en verso y vivía en poesía”. En este día de homenajes, que nos invita a releer sus poemas y a rescatar del pasado a uno de los poetas más brillantes de nuestro país, queremos honrar su recuerdo recorriendo las ciudades por las que pasó y aquellas que 'pasaron por él'. 

Sevilla

“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla”, expresa el poeta en “Retrato”, uno de sus poemas más íntimos. Antonio Machado nació en 1875 en una de las viviendas de alquiler del Palacio de Dueñas. Años más tarde, lo evocaría en su IV Soneto:

“Esta luz de Sevilla…Es el palacio

 donde nací, con su rumor de fuente“. 

En 1883, la familia se trasladó a Madrid después de que el abuelo, Antonio Machado Núñez, ganara una oposición para la cátedra de “Zoografía de Articulaciones Vivientes y Fósiles” en la Universidad Central de Madrid. Otro de los motivos de su mudanza fue el deseo de que sus nietos recibieran la educación impartida por la Institución Libre de Enseñanza.

La capital andaluza ha querido rememorar a la familia Machado y, por ello, podemos encontrar diversos homenajes en varios puntos de la ciudad. Así, en la céntrica calle Dueñas de Sevilla se ubica el monumento que la ciudad le ha dedicado al poeta sevillano, junto al Palacio de Dueñas, donde nació y pasó su infancia. Por otra parte, en el Parque María Luisa, pulmón verde de Sevilla inaugurado en 1914, hay una glorieta dedicada a los hermanos Machado que fue erigida en 1931, en plena Segunda República. Las plazas de España y de América, integradas en el parque, se construyeron en 1929 y son uno de los grandes atractivos de la urbe.

La Ciudad de la Giralda tampoco ha querido olvidar a Ana Ruiz, madre de los poetas, que nació en el número 11 de la calle Betis y que regentó una confitería en ese barrio, Triana. En la fachada de la casa se halla una placa de azulejos (parte de la idiosincrasia del barrio) que homenajea a esta trianera que tuvo que exiliarse forzosamente con 85 años de edad y que vio morir a su hijo. Tres días después, falleció ella también en Colliure.

Madrid

“¡Madrid, Madrid! ¡Qué bien tu nombre suena,

rompeolas de todas las Españas!

La tierra se desgarra, el cielo truena,

tú sonríes con plomo en las entrañas.“

                                                       ¡Madrid, Madrid!

El propio Machado, en su 'Autobiografía', decía lo siguiente:Desde los ocho a los treinta y dos años he vivido en Madrid con excepción del año 1899 y del 1902 que los pasé en París. Me eduqué en la Institución Libre de Enseñanza y conservo gran amor a mis maestros. (…) Pasé por el Instituto y la Universidad, pero de estos centros no conservo más huella que una gran aversión a todo lo académico.”

Con veintitantos años y tras la muerte de su padre por tuberculosis y de su abuelo, los hermanos Machado se entregaron a la vida bohemia del Madrid de finales del siglo XIX, compartiendo tertulias, veladas y demás eventos sociales con personalidades e intelectuales de la época, como Valle-Inclán y Villaespesa.

La ciudad de Madrid le ha dedicado una estación de metro que recibe el nombre del escritor, entre el barrio del Pilar y Valdezarza. Cerca de la parada, encontramos el monumento de “El Pueblo de Madrid al poeta Antonio Machado”, en el barrio de la Ciudad de los Poetas, en terrenos de la antigua Dehesa de la Villa. Además, en el Madrid actual, todavía podemos encontrar lugares por los que pasó la familia Machado. Se mudaron varias veces para estar lo más cerca posible de la Institución Libre de Enseñanza a la que acudían sus hijos. Ésta estaba ubicada en el paseo del General Martínez Campos, nº14 (que hoy acoge a la Fundación Giner de los Ríos). Fue al instituto de San Isidro, en la calle Toledo, que aún sigue en funcionamiento. Años más tarde, en 1932 y en la que fuera su última etapa en Madrid, Machado dio clases como profesor en el instituto Calderón de la Barca, inaugurado en 1939 y que a día de hoy permanece abierto y operativo.

París

París lo esperaba con sus cafés-teatros y sus tertulias literarias, así que Antonio Machado, junto con su hermano Manuel, emprendió un viaje hacia la Ciudad de la Luz en 1899. Allí trabajaron ambos en la Editorial Garnier, conocieron a Pío Baroja, Oscar Wilde y Jean Moreas, entre otros. Después de un año, Antonio Machado volvió a Madrid y, un par de años más tarde retornó a París, donde permaneció solo unos meses, hasta volver a Madrid de nuevo. Allí se sacó las oposiciones de profesor de francés de secundaria y tomó posesión de su plaza en Soria.

Soria

“En la desesperanza y en la melancolía

de tu recuerdo, Soria, mi corazón se abreva.

Tierra de alma, toda, hacia la tierra mía,

por los floridos valles, mi corazón te lleva“

                                                           Recuerdos

En Soria comenzó su carrera como profesor y escribió, entre otros, “Campos de Castilla”. Allí también conoció al gran amor de su vida, Leonor Izquierdo. Se casaron en 1909 en la iglesia de Santa María la Mayor de Soria, pero, tres años más tarde, Leonor falleció a causa de tuberculosis. Machado, sumido en una gran tristeza por su pérdida, pidió el traslado a otra ciudad que no la recordara a ella. Le concedieron una plaza en Baeza.

Soria también ha rendido homenaje a Machado con una estatua de bronce del poeta (obra de Pablo Serrano), colocada junto al instituto que recibe su nombre. Dentro del centro, que fue antiguo convento de jesuitas, encontramos un aula-museo dedicada a su figura que muestra fotografías de su vida en Soria. Por último, junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor, donde Machado y Leonor Izquierdo se casaron en 1909, nos topamos con una estatua de Izquierdo, musa y compañera del escritor, obra del escultor Ricardo González Gil.                                           

Baeza

“El río va corriendo,

entre sombrías huertas

y grises olivares,

por los alegres campos de Baeza“

                                             Caminos

Siete años vivió en Baeza, ciudad que lo acogió en su gran pena. Aquí escribió su libro 'Nuevas canciones' y conoció a Federico García Lorca. Durante sus años en esta ciudad, Machado estudió por libre Filosofía y Letras y, con su nuevo título, pidió el traslado a Segovia.

En Baeza también tropezamos con una escultura del poeta a cuerpo completo sentado en un banco leyendo un libro. Es una obra de Antonio Pérez Almahano de 2003. En el instituto Santísima Trinidad de Baeza, ubicado en la que fue la sede renacentista de la antigua Universidad de Baeza, el profesor impartió clases de Francés y  se conserva y se puede visitar su aula, que se convirtió en 1980 en aula-museo.

Segovia

“En Segovia, una tarde, de paseo,

por la alameda que el Eresma baña,

para leer mi Biblia

eché mano al estuche de las gafas

en busca de ese andamio de mis ojos,

mi volado balcón de la mirada.“

                                                      El Milagro

En 1919 se instaló en Segovia y participó en la Universidad Popular Segoviana, una experiencia educativa pionera en España que tenía como objetivo instruir gratuitamente a toda la población segoviana. El 14 de abril de 1931, Machado se encontraba en Segovia cuando se proclamó la Segunda República. Aquí vivió hasta 1932, año en que se mudó por última vez a Madrid.

Segovia cuenta con una casa-museo dedicada al escritor, que organiza numerosos eventos literarios como el Festival de Narradores Orales. Allí se encuentran muebles, fotografías y recuerdos de su paso por la ciudad. También, en la Plaza Mayor se halla una estatua-homenaje.

Rocafort

El municipio valenciano de Rocafort se convirtió en el refugio de Machado tras el estallido de la Guerra Civil. El poeta, que se trasladó allí en los primeros días de diciembre de 1936, residió en este pequeño pueblo agrícola durante 16 meses, tiempo en el que asistió impotente a la tragedia provocada por la contienda y al desmoronamiento de la República.

El espíritu de Machado sigue muy presente en Rocafort y prueba de ello son la escultura erigida en 2014 gracias a las aportaciones económicas de los vecinos y el mural que reproduce una viñeta de Ramón Gaya (publicada en Hora de España) así como un poema de Machado sobre la huerta valenciana, ubicados ambos frente a Villa Amparo, chalet de principios del Siglo XX en el que fijó su domicilio hasta abril de 1938.

Rocafort, asimismo, junto con Sevilla, Soria, Baeza, Segovia, y Collioure forma parte de La Red de Ciudades Machadianas, una asociación de municipios creada en 2009, coincidiendo con el 70 aniversario de la muerte del poeta, cuyo objetivo es potenciar el turismo a través de la figura del escritor.

Colliure

Los últimos días de Machado podrían simbolizar la derrota de la República. El escritor se vio obligado al destierro. Cuando murió, hacía menos de un mes que había llegado a Colliure con su madre, su hermano José y la mujer de éste, Matea Monedero, huyendo del final de la guerra y de los fusilamientos a intelectuales, como el que sufrió su amigo Lorca en agosto de 1936.

La tumba del poeta, en la pequeña ciudad francesa, se ha convertido en lugar de peregrinaje y homenaje a los republicanos exiliados.  Machado, eso sí, murió “ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar”, tal y como vaticinaba en sus versos.