Motivos por los que ya deberías haber visitado Segovia

El Alcázar de Segovia, un palacio castillo que parece sacado de una película.

Roberto Ruiz

Segovia concentra atractivos monumentales como pocas otras ciudades de España. Con sus poco más de 50 mil habitantes, entre su acueducto, su alcázar, su catedral, su casco antiguo y su gastronomía no hay visita que decepcione a sus visitantes.

A cosa de una hora de Madrid, Ávila o Valladolid, Segovia ofrece encanto de sobra para ser un destino perfecto un fin de semana. Si no has ido, deberías, y si ya has estado, sabes que volverás. Motivos no te van a faltar…

El acueducto de Segovia, ingeniería milenaria

Segovia es su acueducto, de eso no hay duda. Es su elemento más representativo y es símbolo de la ciudad aquí y en cualquier parte del mundo. No hace falta haber estado en Segovia para saber que esto es así.

Ahí donde lo ves lleva en pie desde principios del siglo II d. C., se construyó a finales del mandato del emperador Trajano y principios del de Adriano, ambos emperadores romanos nacidos en Itálica. Su función era la de transportar agua desde el arroyo de la Fuenfría, a 17 km de la ciudad. Su arcada mide casi 30 metros de alto y los sillares de granito están simplemente superpuestos uno sobre otro, sin ningún tipo de argamasa. Y sí, dos mil años después, ahí sigue.

El Alcázar de Segovia, un castillo de película

El Alcázar es el encargado de aportar a Segovia su aire más medieval. Un castillo monumental, con sus torreones y sus almenas, como debe ser, que remata la ciudad en un cerro al coincidir con la confluencia de los ríos Eresma y Clamores.

Por restos romanos encontrados en sus cimientos se sabe que en su lugar ya hubo en sus orígenes un castro o alguna fortificación, y de hecho el conducto del acueducto finaliza allí. El Alcázar tomó forma como fortaleza hispano-árabe y en 1122 ya se hablaba de él, tras la reconquista de la ciudad por Alfonso VI de León.

A lo largo del tiempo ha sufrido reformas, ampliaciones y modificaciones, ha sido palacio real, prisión estatal, centro de artillería y academia militar. Hoy en día El Alcázar de Segovia es un museo abierto al público que nadie se debería perder.

La Catedral de Segovia, en plena Plaza Mayor

Aunque su estilo es gótico llegó un poco tarde, en sus años de construcción (1525-1577), pleno siglo XVI, en Europa ya se había implantado la arquitectura renacentista y por eso deja ver algunos rasgos de ese género.

Su nombre completo es el de Catedral de Santa María de Segovia, aunque popularmente también se conoce como “La dama de las catedrales”, y se encuentra justo en la Plaza Mayor de la ciudad. Sobresale por encima de todo lo demás, su torre mide casi 90 metros, y junto al Alcázar marca la silueta de Segovia desde bien lejos.

Curiosamente, la anterior catedral se encontraba frente al Alcázar y fue destruida en 1521 en la Guerra de las Comunidades. El claustro fue transportado piedra a piedra hasta donde se encuentra ahora la actual catedral.

Iglesia de la Vera Cruz, algo diferente

En Segovia hay muchas iglesias, también destaca la de San Esteban en pleno centro de la ciudad, pero la de la Vera Cruz tiene algo diferente. Se encuentra a las afueras de la ciudad, ella sola, sin nada alrededor, y antiguamente se conocía como iglesia del Santo Sepulcro.

La característica que la hace famosa es su planta dodecagonal, de estilo románico, inspirada en la Mezquita de la Roca y la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén. De hecho, se pensaba que la levantaron los Templarios, pero ahora se atribuye su origen a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén.

La Iglesia de la Vera Cruz es visitable por dentro, donde mejor se aprecia su peculiar planta circular de doce lados.

La Alameda de El Parral, un paseo con vistas

Es el lugar idóneo para dar un paseo agradable rodeando la cara norte de la ciudad. La Alameda de El Parral transcurre por el Valle del Eresma, siguiendo el río, y se puede caminar siguiendo lo que se ha convertido en todo un cinturón verde. Siguiendo su camino se puede pasar por el Monasterio de Santa María del Parral y por la Real Casa de Moneda. Pasaremos también muy cerca de la Iglesia de la Vera Cruz y llegaremos al mirador de la Pradera de San Marcos, el mejor sitio sin lugar a dudas para contemplar el Alcázar de Segovia en todo su esplendor.

La gastronomía, para chuparse los dedos

Hay gente que va a Segovia aunque sólo sea a comer, así que hazte una idea. Sus fogones y sus hornos tienen fama en toda España y visitar esta ciudad castellanoleonesa y no sentarse a comer con calma uno de sus asados, ya sea cochinillo, cordero o los dos, debería considerarse un delito. Si a esto le añades unos judiones de La Granja, algo de morcilla, un poco de picadillo y una ensaladita, ya tienes para volver a casa rodando.

La cercanía de La Granja de San Ildefonso

A unos 10 km de Segovia se encuentra el pueblo de La Granja de San Ildefonso y una escapada para conocer sus encantos es prácticamente obligatoria. La Granja de San Ildefonso es “un destino real”, es decir, allí se encuentra su espectacular Palacio Real, así como sus Reales Jardines, y también su Real Fábrica de Cristales. Una vez en Segovia, sería imperdonable dejar pasar la oportunidad de conocer el gran valor del patrimonio cultural de La Granja, así como su frondoso entorno natural al pie de las montañas.

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