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GUADALAJARA

“Estamos viviendo en el antiguo oeste”: insultos, amenazas y una paliza al alcalde tras meses de “pesadilla” en Matarrubia

Vista de Matarrubia (Guadalajara)

Alicia Avilés Pozo / Carmen Bachiller

24 de abril de 2024 20:35 h

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En diciembre de 2022, Ana salió una noche a llevar los residuos de vidrio al contenedor, cerca de su casa, en el centro urbano de la localidad de Matarrubia, en Guadalajara. Su pareja había tenido problemas con el alcalde de entonces, Juan Pablo Carpintero (PP), debido a unas obras que estaba realizando y a una multa “injustificada”, desde su punto de vista.

Cuando estaba llegando al contenedor, se encontró con el edil hoy en la oposición y le llamó “cobarde, por lo bajini” debido a este conflicto. Él se encaró con ella, y asegura que la insultó y que la empujó. “Trastabillé. Di con la espalda en la pared. Si no, me habría desnucado allí mismo. No lo denuncié porque no tenía testigos y él tenía mucho poder. Pero ahora me arrepiento de no haberlo hecho”.  

Tras conocerse que el alcalde de esta localidad Jacinto Lobo y su teniente de alcalde, Lidia Antón, han denunciado en los juzgados insultos y agresiones físicas que ellos vinculan al entorno del exalcalde del PP - y que él niega- hemos preguntado a los vecinos de este pequeño pueblo de Guadalajara.

El de Ana es solo uno de los relatos que apuntan a una deteriorada convivencia que, dicen, se ha convertido en una “pesadilla” desde que el anterior alcalde, el mencionado Carpintero, perdiera su puesto tras ganar las elecciones el candidato del PSOE, Jacinto Lobo.

En los comicios municipales del 28 de mayo de 2023, el PSOE ganó en Matarrubia haciéndose con dos de los tres concejales en liza de este pueblo de unos 60 habitantes. Con ello se invirtió la situación de los últimos 20 años, en los que el PP mantuvo la Alcaldía con dos concejales.

Desde entonces, algunos vecinos dicen que “las persecuciones, humillaciones e insultos” no han cesado en el pueblo y lo achacan a la actitud del exalcalde popular y de un grupo de personas de su entorno, algunas llegadas al pueblo después de las elecciones municipales de hace casi un año.

“Él hace lo que le sale de los cojones”

El propio alcalde explicaba a elDiario.es Castilla-La Mancha que el mal ambiente y los malos modos de su predecesor, e incluso “la raíz” del conflicto, está en las nuevas formas de hacer las cosas en el pueblo y apunta en concreto a un episodio ocurrido el pasado 27 de noviembre de 2023 en la sede de la Secretaría del Ayuntamiento de Matarrubia.

El secretario del Consistorio expidió un certificado ese mismo día, y al que ha tenido acceso este medio, dando fe de que “a las 9.15 horas”, el exalcalde Juan Pablo Carpintero, se presentó en su despacho para pedir una copia del expediente del procedimiento de licitación abierto para la prestación del servicio del Bar-Centro Social de Matarrubia.

Y ahí comenzaron los roces. Según este certificado, “el alcalde, una vez hecha la solicitud, le invita a salir de la Secretaría, contestando que no se va, y que él hace lo que le sale de los cojones”.

También recoge cómo el propio secretario le requirió “por favor, abandone la Secretaría y que se le entregará el expediente en unos minutos para su examen”. El certificado explica que tras el requerimiento salió y posteriormente le fue entregado el documento que había solicitado. 

A Ana todavía le cuesta creer (“bueno, no tanto en realidad”, matiza después) que los acontecimientos hayan desembocado en una paliza al actual alcalde, quien ha denunciado los hechos ante el juzgado de guardia y los ha hecho públicos. Un grupo de personas le agredió el pasado sábado por la noche, con patadas y puñetazos que le dejaron inconsciente. También su teniente de alcalde, la socialista Lidia Antón, ha denunciado una agresión del exalcalde dentro de las dependencias del Ayuntamiento.

Es el último capítulo, el más grave, de una escalada de violencia verbal y física que desde un año ha convertido Matarrubia en ese lugar de “pesadilla”. “Todavía no han aceptado que han perdido y están amedrentando a todo un pueblo con formas de una banda organizada, mediante una familia nueva que ha venido y que orquesta todo, liderada por el antiguo alcalde. Van casa por casa azuzando en contra de Jacinto y de Lidia (el nuevo alcalde y su número dos). Y los que les apoyamos, y apoyamos el nuevo ayuntamiento, estamos en una situación muy complicada”, relata Ana.

Según precisa, estas personas llevan casi un año interrumpiendo los plenos, donde acuden “a insultar, a hablar a gritos y a acusar al alcalde y a la teniente de alcalde de todo tipo de cosas”, entre ellos el propio exalcalde. Hasta ahora, nada de esto había trascendido a la opinión pública.

Se indigna por la situación generalizada pero habla temerosa de su situación personal. Porque después del empujón que denuncia, afirma que el exalcalde, cuya presencia evita a toca costa, en muchas ocasiones se pone a su lado en el bar o en otros sitios públicos “para ponerme nerviosa”. Dice que a su pareja le han “insultado por calle, le han amenazado de muerte” y que a algunas mujeres les gritan “guarras” y “muertas de hambre”.

Teníamos amigos que ya no tenemos. Es una persecución constante

Ana Vecina de Matarrubia

Recientemente también se topó con el exalcalde montado en un Quad. “Conduce como un loco y le sentí llegar. Me aparté a un lado pero cuando llegó a mi altura, me rozó la pierna con ese trasto para asustarme, no creo que quisiera atropellarme, pero casi me da algo”. En esa ocasión dice que sí llamó a la Guardia Civil y le dijeron que mandarían una patrulla “que nunca llegó”.

“Después de todo esto, de enterarme de lo de Lidia y del alcalde, yo no tengo ya ganas ni de salir a la calle. Nos vinimos de Madrid a vivir aquí porque tenía ataques de ansiedad. Ahora estoy volviendo a tenerlos. Teníamos amigos que ya no tenemos. Es una persecución constante”, destaca.

Ana concluye afirmando que, pese a todo, el alcalde tiene su apoyo y “el de mucha gente”, aunque le pide que suspenda las fiestas patronales que están convocadas para dentro de unos días o que, en caso contrario, haya vigilancia, porque “nadie sabe lo que puede pasar, esto es inaguantable”.

En los mismos términos se pronuncia Carmen, que reside en la urbanización ‘Montehueco’ perteneciente al término municipal de Matarrubia. Este grupo de viviendas es más grande que el núcleo urbano en extensión y habitantes. “El exalcalde ha ido tomando con los meses una actitud cada vez más agresiva y ha generado toda la tensión que hay en el pueblo. Antes éramos todos amigos en la urbanización y en el pueblo, pero de repente ha dejado de ser así”.

Relata, como Ana, que el año pasado llegó al pueblo una familia que está “metida en todo”, que “revuelve a unos contra otros” y que es cercana al anterior alcalde y a su hermano, los “antiguos caciques del pueblo”. “Yo no lo entiendo. Estamos como en el antiguo oeste. ¿Esto qué es? Nos están llevando por la calle de la amargura, y están incitando al odio a la gente”, precisa.

En el terreno personal, Carmen cuenta que acudió un día al Ayuntamiento donde el médico pasa consulta una vez a la semana. Por allí andaba el exalcalde, a quien saludó. “Siguió andando e hizo una foto al Ayuntamiento conmigo allí en la puerta. Después la puso en el Facebook diciendo que había gente esperando al médico y que no estaba la puerta abierta. Solo para meterse con la actual gestión”. La cuestión, detalla, es que el médico no llegó porque otras personas “le dijeron que no había nadie esperando, le mintieron”.

“Aquí ya hay dos bandos. Hay hasta niños que me han negado el saludo, porque les dicen que no nos hablen, metiendo cizaña, mintiendo y amenazando de muerte al alcalde en los plenos. Al final, le han dado una paliza y de la peor manera, le tendieron una emboscada cuando estaba solo”, lamenta.

Parte de estos hechos los relata también Laura (nombre ficticio, por “temor a represalias”), quien lleva siete años viviendo en la urbanización. Habla igualmente de “dos grupos muy diferenciados” incluso desde antes de las elecciones municipales. “Mandaban ellos y todo el mundo hacía lo que él quería. Todo el mundo callado”, asegura.

El Ayuntamiento ha sido un polvorín desde las elecciones

Esta vecina subraya que cuando Jacinto Lobo y Lidia Antón ganaron las elecciones, comenzaron su mandato intentando solucionar este tipo de cosas. Ahí se agravaron las tensiones, aunque “ya venían de antes” debido al trato que el equipo de Gobierno anterior daba a la urbanización, denegando empadronamientos “de manera ilegal”, y “apartando y humillando” a sus habitantes.

Después, todo se agravó. “Han llegado a llamar Santiago, a Lidia y a muchos vecinos putas, ladrones y drogadictos”. Laura critica especialmente que el exalcalde haya tratado a la actual teniente de alcalde “de forma misógina”, diciéndole “Tú para mí eres cero en el Ayuntamiento” o “Yo a ti no tengo por qué explicarte nada de mi gestión”. “Así empezó una cruzada contra ellos, amedrentando además a todo el mundo, entrando libremente en el Ayuntamiento con llaves que ya no debería tener y manipulándolo todo”.

“El Ayuntamiento ha sido un polvorín todos estos años, la Guardia Civil ha tenido que venir a todos los plenos porque los revientan, insultan a todo el mundo, es horrible”. Apunta, como sus vecinas, a una familia que “desde que llegó, ha calentado mucho el ambiente; son personas muy oscuras, agresivas”.

Versiones contrapuestas

No es esta la versión de todos los vecinos. José, que lleva casi un año viviendo con su hijo en la localidad, afirma que la situación ya comenzó a enrarecerse durante la precampaña electoral, cuando el actual alcalde y su antecesor, “que antes eran amigos”, comenzaron a intercambiarse mensajes y acusaciones.

Destaca que el actual alcalde, Jacinto Lobo, fue concejal de la oposición en la anterior legislatura y conocía perfectamente las gestiones que allí se realizaban. Por eso apunta a “fricciones que venían de antes”. “Tras los comicios y después de ganar, convocó un pleno extraordinario, nadie sabe por qué, pero en el que no se podía hablar. Y su primera noticia es que tanto él como la teniente de alcalde se ponían un sueldo. El pueblo se indignó porque aquí el alcalde nunca había cobrado nada”.

Efectivamente, el alcalde actual y su número dos cobran un sueldo. Fuentes municipales constatan que el Ayuntamiento tiene cerca de 300.000 euros de presupuesto, con un remanente de tesorería de 400.000 euros. Los sueldos brutos aprobados fueron de 12.000 euros anuales al 75% de jornada para la teniente de alcalde; y de 6.000 euros brutos con 25% de jornada para el alcalde. Al Ayuntamiento va un secretario siete horas y media a la semana, por lo que la labor de gestión es bastante amplia, incluyendo el desarrollo de la urbanización y los más de 60 escritos que ha presentado el exalcalde, detallan las mismas fuentes.

Al margen de ello, explica José que la primera obra que acometió el nuevo equipo de Gobierno fue la del cementerio, que ya estaba presupuestada con el alcalde anterior. En otro pleno se explicó que el Ayuntamiento no era capaz de localizar a la empresa con la que se habían presupuestado las obras, “cuando se trataba de una muy conocida a la que yo mismo llamé y pude localizar enseguida”.

“También dijo que había conseguido hacerla 5.000 euros más barata, pero al final resultó que no cumplía con las normas de accesibilidad. Lo que significa que había que hacerla de nuevo, y al final ni hubo ahorro ni nada”, recalca.

Habla también de un conflicto por el bar de la localidad. Este vecino detalla que tanto Jacinto Lobo como Lidia Antón aprovecharon que lo gestionaba la cuñada del exalcalde para afirmar que, por ello, “tenía privilegios”, algo que era “completamente incierto”. “Juan Pablo no quería darle ningún tipo de privilegios a su cuñada y el contrato está ahí. Cuando el nuevo alcalde lo sacó a licitación, costaba tres veces más de lo que se pagaba anteriormente, junto con una cláusula para que el Ayuntamiento pudiera fijar los precios”.

Al resultar desierta la licitación, la mujer que lo había gestionado presentó 200 firmas de apoyo para continuar haciéndose cargo del bar, “algo que se pidió en el pleno por aclamación popular”. Pero “se negaron”, afirma sobre el alcalde y su número dos.

Son personas que se están moviendo por venganza

José Vecino de Matarrubia

“Son personas que se están moviendo por venganza, porque el exalcalde es una persona racional. No se ha metido en peleas, siempre las ha rehusado. Además, Jacinto y Lidia no son personas dialogantes, y en un pueblo tan pequeño eso es fundamental. No pueden ir por ahí diciendo que ellos son la autoridad y se hace lo que ellos digan. El diálogo se lleva de otra manera en los pueblos pequeños. Se les ha hecho un poquito grande”, opina José.

Considera que es normal que en 20 años de legislaturas consecutivas del anterior regidor municipal haya personas que quisieran “hacer una cosa y se les haya negado” y que por eso ahora hay “rencillas” y se han creado “dos grupos, dos bandos”. Pero alega que lo que más le extraña es que “no haya gente crítica”, alguien “que no esté ni de un lado ni de otro”.  

A la teniente de alcalde la rozaron y ella lo consideró una agresión

Jose Vecino de Matarrubia

José también ofrece su versión de la presunta agresión a la teniente de alcalde. Según apunta, el exalcalde y su madre acudieron al Ayuntamiento a por unos papeles y al salir, Lidia Antón estaba al lado de la puerta, por lo que al salir “ambos la rozaron” y “ella lo consideró una agresión”.

Se muestra también reticente este residente en Matarrubia a celebrar las próximas fiestas del pueblo. “No sé qué decisión tomará el alcalde, pero los vecinos ya las hemos suspendido. Nosotros teníamos hecha una peña y la hemos suspendido. No está el ambiente para eso”.

También reprocha al alcalde y a otros vecinos que hagan referencia a las escopetas que hay en el pueblo. “Son por licencias de caza, aquí todos son cazadores. Pero decir eso es muy grave, no puedes hablar así de tu pueblo. Aquí nunca ha pasado nada hasta el último año, en que ha venido ya no sé cuántas veces la Guardia Civil”, lamenta.

“Así está el pueblo, vacío. Que da una pena... Aunque yo sigo saludando a todo el mundo. Y digo más: no coincido con la versión del alcalde, pero es lamentable y condeno lo que le ha pasado. Ahora, que los tribunales digan lo que tengan que decir, porque esto es irrespirable. Estamos todos en shock y lo que queremos es unidad y que esto acabe”, concluye. 

En busca de la “unión”

Para Laura resulta incomprensible la situación. “En la urbanización queremos ser una unión con el pueblo. Unirnos todos y mejorar la vida de todos. Para nada buscamos este enfrentamiento. Y la gente tiene mucho miedo. Aquí todo el mundo tiene armas, hay muchas licencias de caza. Esto tiene que calmarse”. También expresa su apoyo al alcalde y a su número dos, condena las agresiones a ambos, y espera “que se tomen medidas y que les dejen hacer”. “Matarrubia es un pueblo precioso, un sitio ideal para vivir. Ojalá todo esto se solucione”.

Este pueblo de la Campiña de Guadalajara es muy conocido por sus alcornoques. En varios portales de turismo, apuntan que posee una de las mayores concentraciones de árboles centenarios de esta especie en España. Su nombre se debe a la gran cantidad de rebollos y coscojos en el término municipal, que le dan cierto color amarillento, y que comenzaron a denominarse “matas rubias”. Perteneció durante un largo periodo de tiempo a las tierras de Uceda, hasta el reinado de los Austrias, y fue Felipe II quien le concedió el título de Villa.

Aunque después de la guerra civil, la zona quedó devastada y hubo mucha gente que emigró hacia Guadalajara y Madrid, debido a su cercanía, en los últimos años ha invertido su tendencia y ha crecido en población, según el censo del INE. Es decir, habitantes de las ciudades que buscan el medio rural para vivir.

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