Esta temporada el tema de las Iniciativas Legislativas Populares está en el candelero. Una de las más comentadas, la que solicita el reconocimiento de la tauromaquia como Bien de Interés Cultural, sigue admitida a trámite. Con el fin de mostrar su descontento, la plataforma La Tortura No es Cultura celebró una concentración la mañana del pasado sábado 11 frente a la plaza de Las Ventas. Ofreciendo un plan alternativo a la tauromaquia, la plataforma reunió a niños y adultos. Las actividades incluían juegos, música, espectáculo de ilusionismo y una actuación final con las sopranos Ana Fernaud y Milagros Poblador, que interpretaron Canto Della Terra, de Andrea Bocelli.
A través de esta protesta pacífica el colectivo quiso declarar su desacuerdo con la ILP, ya que la ley incluiría programas de adoctrinamiento de niños y jóvenes con lecciones de tauromaquia en las que, en cierto sentido, se inculca la idea de que torturar a un animal hasta su muerte es una heroicidad. Ya hace unos meses, Gómez Pin –catedrático de Filosofía de la UAB, defensor a ultranza de la tauromaquia e incansable en su empeño de justificarla desde el ámbito de la ética– comentó en unas declaraciones que la “fiesta” de los toros resultaba muy educativa para los niños. ¿Querría decir como exemplum ex contrariis?