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¿Secreto bancario? ¡Escápate a Andorra!
No es de extrañar la irritación de los Pujol ante la presunta filtración por un empleado de banca de sus aventuras bancarias por Andorra. ¿Acaso no son capaces los bancos andorranos de mantener el preciado secreto bancario contra el que se suponemos que estamos?
Llevamos años escuchando un mensaje que se ha probado, hasta ahora, hueco. Entre el principado encajado entre Francia y España van cayendo progresivamente los velos que enturbian la visión que las haciendas de los países comunitarios puedan tener sobre las inversiones de sus ciudadanos en el único Estado del mundo que tiene el catalán como lengua oficial. Cada poco tiempo, por Barcelona o por Madrid aparece un jefe de gobierno o un ministro andorrano dispuesto a explicar cómo su país ha dado paso más en la progresiva modernización/homologación internacional.
Veamos. En 1990, Andorra firmó un acuerdo de unión parcial aduanera con la Europa comunitaria que suponía intercambio sin trabas de bienes industriales. Y este pacto fue seguido en la década siguiente de arduas negociaciones para buscar un nuevo lugar al minipaís en el Viejo Continente, siempre en torno a una posible cooperación en materia de fiscalidad del ahorro. En esas negociaciones, que culminaron en un pacto firmado en 2004 (siguiendo la estela de Suiza, Mónaco, San Marino o Liechtenstein, que se pasan la vida mirando de reojo qué hace el otro, para no perder tajada con los distinguidos clientes bancarios). Desde entonces, Andorra debía retener en origen un importe sobre los rendimientos del ahorro de los residentes en países de la UE que hubieran depositado dinero en bancos del principado. El 75% del dinero recaudado iría a parar a la Unión y el 25%, a Andorra. El acuerdo contemplaba un mínimo intercambio de información con el vago y hermoso fin de ayudar a combatir el fraude fiscal, y abría la puerta a negociaciones bilaterales con los Estados miembros para concretar ese intercambio de datos.
Después vino el pollo, claro. Nos referimos a la crisis financiera y a aquellas prometedoras reuniones del G20 tras las que los paraísos fiscales y el secreto bancario iban a borrarse del mapa. El objetivo de Andorra & friends era desvanecerse de la lista negra de la OCDE, lo que el principado consiguió en la primavera de 2009. Cayó de la lista de los no cooperantes después de formalizar un compromiso para facilitar información en materia fiscal bajo una petición “justificada y fundamentada en determinados supuestos”.
Pero para entender el alcance real de la cosa, conviene rebuscar entre los comunicados que en la época emitió la Associació de Bancs Andorrans (ABA), que vela por un sector financiero cuyo peso en la economía ronda el 16%. Están repletos de guiños tranquilizadores destinados a sus millonarios depositantes extranjeros. El 3 de abril de 2009, la ABA afirmaba recibir “con satisfacción” la resolución del G20 que suprimía al principado de la lista de la OCDE. Pero en la misma nota, la banca andorrana subrayaba que “no se facilitarán listados de personas ni se responderá a peticiones de solicitudes colectivas generalizadas de información” (las odiosas fishing expeditions). Así, precisaba, “Andorra mantendrá la confidencialidad de sus clientes” mientras “mejora la cooperación internacional en materia fiscal bajo supuestos justificados, concretos y determinados”. Un detalle añadido: “Andorra no se encontrará en peor situación que cualquiera de los países que cooperan con la OCDE”, añade en otro comunicado del 13 de marzo del mismo año. Peor situación significa que sea más seguro llevarse el dinero a Suiza o a Liechstenstein. El país de la nieve y las compras se encuentra en la misma situación que ellos, o que Mónaco, San Marino y la pareja más lista del barrio: Luxemburgo y Austria, miembros de la UE con manejos poco transparentes de los movimientos bancarios.
Más pasitos. Los dos vecinos gordos del principado, Francia y España, cuyos copríncipes rigen el montañoso Estado de 75.000 habitantes, firmaron sus correspondientes convenios bilaterales de intercambio de información fiscal con petición previa, fruto de una nueva ley estatal sobre la cuestión. El primero se cerró con Francia, en septiembre de 2009. Y después, con España, en enero de 2010 (aplicable a partir de enero de 2011). Pero tranquilos, inversores. Ya hemos quedado en que no habría ni fishing expeditions ni, sobre todo, retroactividad a la hora de dar información sobre clientes en referencia a hechos previos a los convenios.
Pero fue en 2013 cuando Andorra & friends se vistieron de gala. Firmaron un nuevo convenio, junto a otros 59 países, por el cual se dan asistencia administrativa mutua multilateral en materia fiscal con la OCDE. ¿Se terminó el negocio? Bueno, en noviembre pasado la banca andorrana emitió un comunicado de prensa en el que señalaba que este acuerdo multilateral “garantiza la confidencialidad” y vela por “la reputación de Andorra como plaza financiera internacional”. Además, muestra que el país está predispuesto a “adaptarse a los estándares internacionales al tiempo que ”los bancos andorranos refuerzan la seguridad por la que son reconocidos por parte de sus clientes“. El nivel de cooperación fiscal establecido en ese convenio es similar al de los mencionados acuerdos bilaterales. ”No es un compromiso para señalar de forma sistemática a un tercer país la existencia de cuentas de sus ciudadanos“, enfatiza la ABA. La banca, apostilla, ”mantiene un elevado grado de confidencialidad“. En la ABA están integrados los bancos que operan en el país, incluidos los que han guardado dinero de la familia del expresident (Andbank y Banca Privada de Andorra (BPA).
Curiosamente, desde noviembre pasado, no hay más comunicados en la web de la ABA. Y decimos “curiosamente” porque en marzo de 2014 ocurrió algo de verdad. Luxemburgo y Austria dieron su brazo a torcer (aún no en la práctica, habrá que esperar a 2015) y, después de más de seis años de discusiones, aceptaron un sistema de acceso automático a la información fiscal en la UE y sobre los ahorros depositados en sus bancos (en forma de un amplio abanico de productos financieros, de seguros de vida a dividendos por ganancias de capital o fondos de pensiones). Esta rendición, que desatascó la nueva directiva europea sobre el ahorro, abre la vía a un intercambio mayor con Andorra & friends. Es una apuesta clara para impedir que se eludan las obligaciones de transparencia. Los suizos llevaron a la prensa europea de excursión para convencerla de que el secreto bancario vislumbraba su fin, al menos respecto a Europa y EE UU. UBS calculó que podríamos asistir a una fuga de entre 12.000 y 30.000 millones de dólares de clientes europeos por temor al trasvase de información.
Más visitantes durante la creación del euro
Cuando los cuarentones éramos pequeños, nos acribillaron con un spot publicitario que vendía Andorra como destino turístico. “Escapa’t a Andorra!”, exclamaba una voz en off sobre un silencio antiestrés solo interrumpido por el canto de los pájaros. Según datos del Banco Mundial (BM), nunca hubo mayor flujo de visitantes extranjeros como entre los años 2000 y 2003. De los 2,34 millones de 1999 se dio un salto a nada menos que el récord de 3,5 millones en 2001. Un millón más! Se da la circunstancia de que en 1999 se inauguró oficialmente la moneda única europea, el euro. Y que 2002 fue el primer año en que el euro circuló entre manos de los ciudadanos. Luego, todo volvió a la normalidad (1,8 millones de visitantes en 2010, no más de 2,38 millones en 2012, último dato disponible). La web del Banco Mundial especifica que las cifras de llegadas de extranjeros no se refieren a “número de personas que viajan”, sino eso, a “llegadas”, de modo que “una persona que realiza distintos viajes al país durante un determinado periodo se contabiliza como viajero nuevo”. Según Turisme d’Andorra, el 60% de los turistas proceden de España, de los cuales un 70% son catalanes. Es posible unos de esos viajeros reincidentes fuera una antigua pareja de Barcelona, cargada de bolsas con billetes de 500 y 200 euros, según declaraciones de la ex de Jordi Pujol Ferrusola, María Victòria Álvarez, a la policía y al juez Ruz de la Audiencia Nacional.
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