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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Teresa Rodríguez reclama a Iglesias unirse bajo la marca Adelante Andalucía en medio de la irrupción del errejonismo

Teresa Rodríguez respalda concurrir como Adelante Andalucía "para sumar" y que haya un grupo andaluz en el Congreso

Daniel Cela

Teresa Rodríguez ha telefoneado a Pablo Iglesias para proponerle que Adelante Andalucía -la marca con la que concurrió Podemos en esta región en las elecciones andaluzas del 2 de diciembre- sea ahora la marca de Unidas Podemos en Andalucía para las generales del 10 de noviembre. Los andaluces reclaman autonomía política en el Congreso, como la tienen los comunes en Catalunya y Galicia. La gaditana quiere aprovechar la irrupción de Íñigo Errejón en el tablero político para convencer a Iglesias de que deben unir fuerzas bajo las siglas con más tirón en Andalucía, que son, a su juicio, las de Adelante.

A cambio, Rodríguez promete a Iglesias una movilización de las bases de Podemos en Andalucía que el madrileño no tiene a su alcance, como demostró la hipotensa campaña de las generales del 28 de abril. Entonces, la dirigente andaluza estaba ausente por permiso de maternidad, y su equipo hizo una campaña de brazos caídos, mucho menos enérgica y proactiva que la que impulsaron para las andaluzas. No es de extrañar, porque las candidaturas de andaluces para las generales se decidieron en Madrid, al margen y sin consenso de la dirección regional, e incluyeron nombres abiertamente enfrentados al liderazgo de Rodríguez. En las últimas elecciones generales, Unidas Podemos cayó de 71 a 42 diputados en el Congreso, de los que nueve fueron candidatos andaluces: siete de la formación morada y dos de Izquierda Unida, incluido el propio Alberto Garzón, que fue de cabeza de lista por Málaga.

“Adelante Andalucía no resta a Podemos. Suma”, defiende la líder regional del partido morado, con un análisis comparativo en la mano. La confluencia logró el 16,2% de votos en las andaluzas, frente al 14,6% de Más Madrid en las autonómicas, o el 14,3% de Unidas Podemos en las generales. Adelante obtuvo 584.040 votos con Teresa Rodríguez como cabeza de cartel, e Iglesias y Garzón haciendo campaña por una marca distinta a Unidas Podemos. Fuentes de la dirección estatal no descartan incluir el nombre de la confluencia andaluza en la papeleta -Unidas Podemos-Adelante Andalucía-, pero descartan concederles grupo propio en el Congreso. Iglesias rechaza tocar las listas electorales del 28A en Andalucía, compuesta por personas de su confianza y críticos con Rodríguez. Para muchos, la reivindicación de un grupo propio andaluz en la Cámara Baja enmascara el interés de la gaditana por situar a personas de su círculo de confianza en Madrid. Es difícil imaginar la reivindicación de Rodríguez con un subgrupo en el Congreso compuesto íntegramente por pablistas.

Confluencias

Adelante Andalucía es el fruto de una confluencia de cuatro partidos (inicialmente cinco, hasta que Equo se desmarcó): Los dos principales fundadores fueron Podemos Andalucía e IU, y la coalición de izquierdas se opone abiertamente a la pretensión de sus socios de concurrir a las próximas generales con la marca Adelante. Los comunistas lo creen precipitado. Piensan que antes del 29 de septiembre -fecha tope para inscribir la candidatura ante la Junta Electoral Central- no puede resolverse un debate interno tan complejo que pasa por decidir, de entrada, si apuestan por un modelo confederal (como quiere Podemos) o federal (como propone IU).

Los socios de la confluencia llevan días discrepando en público, a través de los medios de comunicación, y finalmente este martes han convocado una reunión de la dirección de Adelante para abordar de frente el problema. A la cita acudirán también los portavoces de los otros dos grupos andalucistas que conforman la coalición -Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista-, que no tienen representación parlamentaria. En este encuentro, toda la presión va a recaer sobre IU, porque es el único que ha manifestado su rechazo a concurrir a las generales con la marca Adelante. Los dos grupos andalucistas ya lo pidieron en las últimas generales y se negaron a pedir el voto por Unidas Podemos porque, dijeron, no representaba los intereses de Andalucía en el Congreso.

“No vamos a favorecer la fragmentación”

La reunión de los integrantes de la confluencia, este martes, será determinante para saber si la reclamación a la dirección de Unidas Podemos la hacen todos los miembros de Adelante de manera compacta, o solo la agrupación de Teresa Rodríguez. Sin el visto bueno de Iglesias, la fórmula no puede prosperar, puesto que los dirigentes de Podemos Andalucía han descartado de plano forzar la división de la izquierda y que haya dos papeletas enfrentadas el 10-N. “No vamos a favorecer un escenario de fragmentación”, ha aclarado el secretario político de Podemos Andalucía, Pablo Pérez Ganfornina.

A priori, Iglesias se va a mostrar contrario a las pretensiones de Teresa Rodríguez, porque internamente le supone ceder más control a una agrupación territorial que carece de autonomía política, orgánica y financiera. Este pulso viene de largo y la gaditana lo ha perdido siempre que se ha planteado en los principales órganos de decisión. Rodríguez encabeza la corriente Anticapitalistas, que es residual en Madrid, pero que capitaliza la marca Podemos en Andalucía. El nacimiento de Adelante, en las pasadas autonómicas, fue un pulso forzado a la dirección estatal morada, una forma de conseguir por la vía de los hechos lo que no lograron en Vistalegre II. La gaditana torció el brazo a Iglesias en las primarias y en el relato de los hechos y la clave de su victoria fue, en parte, la connivencia y sintonía con el ex líder de IU, Antonio Maíllo. El arraigo de IU en los pueblos de Andalucía es incontestable y la implicación de Maíllo con la confluencia desde el principio fue determinante para imponerse a las tesis de Madrid. Iglesias al final terminó haciendo campaña junto a Rodríguez por Adelante Andalucía.

Los resultados del 2 de diciembre no fueron los esperados: Podemos e IU lograron juntos menos votos y escaños que por separado: 17 diputados frente a los 20 que tenían. La irrupción de un Gobierno de PP y Ciudadanos en Andalucía, sustentado en la extrema derecha de Vox, y la incapacidad de convertirse en alternativa de izquierdas a un PSOE que llevaba 37 años en el poder frustraron las expectativas de Rodríguez. Luego, sin embargo, el resultado de las andaluzas tuvo una relectura más positiva, cuando se comparó con el de Podemos en otras comunidades y el de Unidas Podemos en las generales. Los andaluces están convencidos de que pueden movilizar a más gente con su marca -Adelante- y sus señas de identidad territorial que el propio Iglesias. Por mucho tirón que tenga el madrileño, la ausencia de un discurso netamente andaluz y la falta de arraigo en las zonas rurales suponen un déficit para Unidas Podemos en Andalucía que Rodríguez cree poder corregir.

La clave Errejón

Paradójicamente, la única posibilidad de que Iglesias acceda a la fórmula de la gaditana tiene un nombre propio: Íñigo Errejón. El cofundador de Podemos, ahora líder de Más Madrid, se presentará a las generales en la capital de España y baraja hacerlo en otros territorios con más posibilidades. La fragmentación de la izquierda es un fantasma que amenaza más a Iglesias que al socialista Pedro Sánchez, sobre todo si Errejón traza alianzas con otros grupos que ahora pivotan en la órbita de Unidas Podemos (Compromís tendrá que elegir con quién sella esa alianza de cara al 10-N).

En Andalucía, las dos provincias con más escaños en disputa -Sevilla y Málaga- son un terreno abonado al errejonismo, sin embargo, el líder de Más Madrid apenas mantiene vínculos con estas provincias. No existe ningún escenario político en el que Errejón y Teresa Rodríguez formen una alianza, ni han hablado ni se han buscado, confirman fuentes próximas. Es más, en el círculo de la gaditana explican que su propuesta de Adelante -marca confederal de Unidas Podemos- es diametralmente opuesta a la de Errejón. “Nosotros no queremos competir contra los nuestros. Se trata de unir, no de dividir, no queremos presentar dos papeletas”, dicen. “A Íñigo le gustaría que Teresa encabezara su proyecto y que compartieran filas”, ironiza Pérez Ganfornina.

El errejonismo andaluz existe, pero está diluido. Los nombres que en su día lo representaron decayeron de la primera línea política, en parte, porque libraron un pulso como corriente crítica a Teresa Rodríguez y perdieron. La gaditana integró a muchos de ellos en su equipo, incluso en las listas de las autonómicas. La granadina Carmen Lizárraga, que disputó el liderazgo a Rodríguez en unas primarias, abandonó el grupo parlamentario y la política activa para volver a la Universidad; lo mismo hizo el malagueño Alberto Montero, y la sevillana Begoña Gutiérrez; Esperanza Gómez es senadora por Adelante y, aunque sigue siendo errejonista, comparte con Rodríguez la necesidad de que Adelante tenga grupo propio en el Congreso. “En Madrid, todo lo que no es Madrid es un apéndice. No nos ven”, dice. Sergio Pascual, otrora secretario de Organización de Podemos y cabeza de lista por Sevilla, se ha distanciado de la actividad política (vive en Galicia); y Ana Terrón representa al errejonismo en Granada, una provincia con pocos escaños en juego y nulas posibilidades de abrir espacio a otra marca de izquierdas.

En Andalucía hay errejonistas, pero no errejonismo. Son dirigentes que discrepan del estilo y el planteamiento que Rodríguez tiene para con las instituciones. Son defensores de una política de transversalidad que no cierra la puerta a entenderse con el PSOE. En ese punto siempre van a discrepar con los Anticapitalistas, sin embargo, en la última etapa todos se unieron bajo las siglas de Adelante. A todos les une la defensa de una marca y un grupo propio en el Congreso que haga escuchar las reivindicaciones estructurales de Andalucía en la arena política nacional.

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