Vox se erige en socio activo de PP y Cs y pide incluir sus políticas en el nuevo Gobierno andaluz
Vox ha pedido hueco en la mesa de negociación de PP y Ciudadanos para formar el primer Gobierno de centro derecha de Andalucía. “No pueden ningunearnos. Sin nosotros, no tienen Gobierno”, advirtió este miércoles el candidato del partido ultraconservador y juez en excedencia, Francisco Serrano.
Vox entró en un mutismo táctico tras las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. Sin embargo, toda la política andaluza parece ahora girar en torno a esta nueva formación, que ha irrumpido en el Parlamento autonómico con 12 diputados. La estrategia del PSOE consiste en aislar políticamente a Vox, pues ni siquiera contabiliza sus escaños en la aritmética parlamentaria de la que saldrá el futuro Gobierno andaluz. La estrategia de PP y Cs también pasa por aislar a Vox, en este caso de las negociaciones que acaban de emprender juntos para desalojar al PSOE del poder tras 36 años. El partido de extrema derecha ha levantado al fin la mano para reclamar su posición clave en la futura gobernabilidad de Andalucía.
Vox es necesario para que PP y Cs constituyan su “Gobierno de cambio”. Pero también es un problema “grave” para la formación de Albert Rivera, que esperaba de ellos una “colaboración pasiva”, poco más que un apoyo incondicionado en la investidura, que es “lo mismo que le reclamarán al PSOE: que no bloqueen el cambio de ciclo político en Andalucía”. Pero Vox se resiste a ser un socio invisible, y eso lo están utilizando los socialistas para presionar a Rivera y minar su imagen de líder liberal centrista, alter ego del francés Emmanuel Macron y la alemana Angela Merkel. Desde Cs descartan cualquier vinculación “explícita” con la ultraderecha en Andalucía, pero admiten que esa asociación “indirecta” con Vox puede dañar el perfil de liberar conservador que Rivera se ha labrado en Europa.
El ultra holandés Geert Wilders y la francesa Marine Le Pen, los dos grandes euroescépticos y adversarios directos de los partidos conservadores liberales europeos, fueron los primeros en celebrar el avance del partido de Santiago Abascal en Andalucía. El líder del Partido Liberal Europeo, Guy Verhofstadt, fue el primero en felicitar a Rivera por el resultado de Cs, pero también le advirtió para que se apartase de la órbita de Vox.
Éste es el flanco débil de Cs y, por tanto, la principal (y única) línea de ataque del PSOE para intentar conservar el poder. Susana Díaz repite machaconamente que Vox es “anticonstitucional, racista, xenófobo, machista y homófobo”. La presidenta de la Junta en funciones no considera legítima su representación parlamentaria lograda en las urnas. Para Díaz, en la Cámara hay 47 diputados de derechas: 26 del PP y 21 de Cs; y 50 diputados de izquierdas: 33 del PSOE y 17 de la coalición Adelante Andalucía (Podemos-IU). Contabilizar los 12 escaños de Vox, dice, es “naturalizar a la extrema derecha” y sus políticas, “que pasan por dinamitar el Estado de las autonomías, devolver a Madrid las competencias en sanidad y educación, derogar las leyes de Memoria, Igualdad y contra la violencia de género y clausurar Canal Sur”.
De momento, los aliados conservadores mantienen una distancia prudencial de Vox, incómoda para Ciudadanos, y menos evasiva para el PP. “Esto es un acuerdo de dos. Lo que otras fuerzas políticas hagan o dejen de hacer no es una cuestión mía. Sólo espero que no nos bloqueen”, dice Marín. “Vox ha expresado su plena voluntad a apoyar cualquier cambio en Andalucía”, replica Moreno. El acuerdo entre ambos ha empezado por compaginar sus programas políticos y terminará con el reparto de los sillones de la Junta y cuatro de los siete puestos del órgano de gobierno del Parlamento.
Aislar a Vox en la Mesa
La estrategia de PP y Cs consistía en avanzar juntos hacia la investidura sin retratarse con Vox en el camino. Abascal ha desbaratado esos planes. Vox pide estar presente en la negociación, quiere tener voz en el programa de Gobierno y voto en la composición de la Mesa de la Cámara, que tomará las decisiones legislativas más importantes de este mandato. Empezando por proponer al candidato a la Presidencia de la Junta y fechar el debate de investidura. El PSOE está explotando esos recelos de Rivera a verse retratado junto a la extrema derecha, tratando de sumar sus votos para controlar el Parlamento andaluz y luego la investidura.
En los últimos días, el ex portavoz parlamentario socialista, Mario Jiménez, está intentando sellar un acuerdo con Cs y Adelante Andalucía para repartirse los siete puestos del órgano de gobierno de la Cámara, dejando fuera (o con voz pero sin voto) a Vox. “Hemos ofertado un reparto equilibrado entre las fuerzas constitucionales”, aseguran fuentes socialistas. PSOE, PP y Cs tendrían dos sillones cada uno, y la formación de Teresa Rodríguez ocuparía el séptimo. Los socialistas cederían un miembro a cambio de ocupar la Presidencia de la Cámara. Jiménez ha hablado con el colíder de Adelante Andalucía, Antonio Maíllo; y con Marín.
También Teresa Rodríguez tanteó al candidato de Cs este miércoles, pero éste enfrió la estrategia de la izquierda. Marín les ha dicho que “por deferencia con el PP”, no abrirá nuevas negociaciones con otras fuerzas hasta que no concrete su acuerdo con los populares. De todos modos, el plan b de los socialistas para evitar que PP y Cs controlen el poder legislativo y el ejecutivo se antoja difícil. “Aspiro a que el PSOE no tenga la Presidencia del Parlamento”, admitió Marín durante una entrevista en 7 TV.
El próximo 27 de diciembre se constituye el Parlamento y la composición de la Mesa será el momento clave que definirá si la legislatura será fácil para el primer Gobierno andaluz de derechas o si estará llena de sobresaltos. Vox está exigiendo a PP y Cs formar parte de un pacto de investidura “a tres”, que contemple también el reparto de los miembros del órgano rector de la Cámara. “Tenemos ciertos puntos de vista y un programa que queremos que se negocie con nosotros”, sostiene Serrano. Sería la primera vez que las políticas de Vox -que presentó un programa electoral nacional, no autonómico- entran en un Gobierno regional en España. Marín dice que “no va a aislar a nadie”, pero que tampoco se sentará a negociar con Vox. “No quiero ningunear a sus votantes ni faltar el respeto a una fuerza política con 400.000 votos, pero yo decido con quién quiero negociar y con quién no”, advierte Marín.
Los negociadores
Los populares ha seleccionado a cuatro dirigentes para sentarse en la mesa técnica que, de aquí al lunes, debe buscar los puntos en común entre el programa electoral del PP y el de Cs. Así como las prioridades para el futuro Gobierno en materia de regeneración democrática, reactivación económica, reestructuración administrativa y revisión de los servicios públicos (educación, sanidad y políticas sociales). El coordinador será el portavoz del PP andaluz, Elías Bendodo, junto a otros tres miembros de la ejecutiva regional: Ana Mestre, vicesecretaria de Sociedad del Bienestar; Patricia del Pozo, vicesecretaria de Relaciones Institucionales, y Pablo Venzal, vicesecretario de Sectores Productivos.
Ciudadanos ha puesto al frente de su equipo negociador a la diputada electa Marta Bosquet, veterana de la anterior legislatura, que coordinará los trabajos junto a “tres técnicos de diferentes áreas”, ninguno de ellos es o ha sido diputado de la formación naranja. Tampoco descartan que para algunos asuntos puedan incorporarse otros profesionales. Todos ellos son andaluces, confirman fuentes del partido.
El próximo lunes 17, Moreno y Marín volverán a reunirse en el Parlamento andaluz, asistidos por Teodoro García Egea, secretario general del PP, y su homólogo en Cs, José Manuel Villegas, para pasar a la siguiente fase de la negociación. Si hay consenso respecto al programa y las prioridades políticas, empezarán a pactar el reparto de responsabilidades dentro de su Gobierno, empezando por la Presidencia.
El líder popular ha manifestado a las claras su intención de ocupar ese puesto. También lo ha hecho Marín, aunque Villegas le restó importancia al matizar que “la única línea roja” era desalojar al PSOE del poder. Fuentes de ambos partidos auguran que Moreno ocupará la Presidencia de la Junta, Marín la vicepresidencia, habrá un reparto “equilibrado” de carteras, y Ciudadanos ostentará la Presidencia del Parlamento andaluz.