El Banco de España mueve ficha, pero Unicaja recuerda sus condiciones para quedarse con Caja España
El 23 de abril de 1985, Coca Cola presentó al mundo su nueva fórmula: “New Coke”. Sin perder tiempo, Pepsi compró dobles páginas en los principales diarios estadounidenses y al día siguiente las utilizó para publicar una sencilla frase: “Después de 87 años mirándonos a los ojos Coca Cola parpadea”
Braulio Medel, presidente de Unicaja, lleva ya más de dos años sosteniéndole la mirada alBanco de España y al Ministerio de Economía, y ambos, ayer, no sólo parpadearon, la desviaron.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, decidieron emitir un comunicado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) anunciando la aprobación de la fusión de Unicaja y Banco Ceiss, que aglutina la actividad financiera de Caja España-Duero. El siguiente paso, decían, será el visto bueno de Comisión Europea, que se producirá el lunes.
Sin embargo, tras el comunicado de las autoridades monetarias españolas anunciando la decisión de la Comisión Ejecutiva del Banco de España, reunida ayer viernes, el supuesto comprador, Unicaja emitió su propio comunicado, recordando que además del visto bueno de Madrid y Bruselas aún hay otras cuestiones pendientes: “La posible operación seguirá estando sujeta al cumplimiento futuro de un conjunto de condiciones y asunciones a desarrollar y concluir según lo previsto en el proyecto y en las negociaciones realizadas”.
En otras palabras, que lo que no está por escrito no cuenta. Braulio Medel no parece estar convencido de contar con las suficientes garantías para hacer frente a la operación de fusión sin poner en peligro su solvencia financiera.
Aparentemente, pues, el comunicado del Banco de España no sería más que un intento de doblar el brazo de Medel. Un cajero que fue capaz de hacer perder los nervios de la institución más paciente de la historia, la Iglesia.
Parece que hace siglos, pero no han pasado aún tres años desde aquella noche del 21 de mayo de 2010 en el que el Banco de España se vio obligado a intervenir la cordobesa Cajasur, dirigida por la Iglesia. La tarde del día 20 su Consejo de Administración decidió tirar la toalla y romper las negociaciones de fusión con el inflexible Braulio Medel, que lejos de dejarse amedrentar por las amenazas del entonces gobernador del Banco de España, se mantuvo erre que erre en sus trece de quedarse con la cordobesa sólo si era con todo el poder y toda su cuenta de resultados a salvo de agujeros ocultos.
Situación prácticamente igual a la de hoy. Braulio Medel que con 25 años en el sillón de presidente se enfrenta a una clara disminución de su poder, tras la aprobación por el Gobierno Rajoy de la nueva normativa que regirá la vida de las cajas, no está dispuesto, una vez más, a comulgar con ruedas de molino y se mantiene en sus tres exigencias previas a cualquier operación de fusión con Caja España-Duero: Que las cuentas estén cien por cien saneadas, que las preferentes estén provisionadas, y un aval que cubra las posibles reclamaciones sobre los activos de Caja España-Duero traspasados al banco malo que puedan estar sobrevalorados.
Todo un pulso al que habrá que seguir atentos.