Blas Infante para niños: el difícil encaje del “padre de la patria” en las escuelas andaluzas

Néstor Cenizo

27 de febrero de 2021 20:53 h

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Blas Infante, el “padre de la patria andaluza” según reconoció el Parlamento Andaluz en 1983 y consta en el Estatuto de Autonomía, es un personaje poco conocido entre los estudiantes de primaria y secundaria de la comunidad. Su contribución al autonomismo apenas ocupa un epígrafe en los libros de texto de bachillerato, a pesar de que es la única persona cuyo nombre menciona el vigente Estatuto, que le reconoce su lucha por el “ideal de la Andalucía libre y solidaria”. Estos días, varios municipios andaluces están repartiendo un libro que pretende ayudar a rellenar ese hueco.

Acercarse a Blas Infante es un “cuaderno didáctico para combatir la desmemoria”, según la cooperativa Atrapasueños, que lo edita. La primera parte es un texto conciso y didáctico sobre la vida de Blas Infante, escrito por Leo Recio. La segunda recoge varios textos del propio Infante, incluyendo una parte del diálogo alegórico entre Infante y Don Dimas, el zorro que acogió en Isla Cristina (Huelva) después de que fuera vapuleado por unos cazadores. En la última parte del cuaderno se proponen actividades de aprendizaje.

El cuaderno se está repartiendo a jóvenes de Casares (Málaga) y Coria del Río (Sevilla), estaciones de salida y llegada en la vida de Blas Infante. En Casares nació, en 1885, y en Coria fue capturado por los golpistas, que lo fusilaron sin juicio el 10 de agosto de 1936. Los dos municipios forman parte de la ruta de Blas Infante, una iniciativa cultural, educativa y turística integrada por una decena de municipios andaluces relevantes en la vida del escritor y jurista.

“En Casares hay un conocimiento un poco más exhaustivo de Blas Infante, pero en el plano educativo existe un déficit porque la figura no está en los currículum académicos en Andalucía”, explica Rocío Ruiz, concejala de Educación y Cultura de Casares (Izquierda Unida), que repartió el cuaderno la pasada semana. En los últimos años también han realizado varias “tertulias dialógicas”, un formato pedagógico basado en el diálogo y la confrontación de ideas, que el año pasado se desarrolló en la Casa Natal de Blas Infante.

“Queríamos que la figura de Blas Infante llegara a los colegios de manera más didáctica y cercana”, añade Modesto González, alcalde de Coria del Río (Andalucía x Sí). A partir del 28 de febrero se repartirán 300 ejemplares en un pequeño acto y en los siete colegios del municipio, el último donde vivió Infante. Aquí construyó su casa, tenía también su notaría, y aquí desarrolló, desde 1931, su actividad política más intensa.

Un abandono progresivo

Blas Infante es la figura más reconocible del andalucismo. No solo por su contribución al Manifiesto Andalucista de Córdoba (1919), por la fundación de los Centros Andaluces o por su actividad política al frente de la Junta Liberalista a partir de 1933, sino también por haber plasmado el corpus teórico en el Ideal Andaluz. Además, está su trascendental contribución simbólica: escribió la letra del Himno de Andalucía sobre la música del Santo Dios, un canto de jornaleros andaluces, y propuso una bandera verde, blanca y verde.

Actualmente, la contribución de Blas Infante a la autonomía política de Andalucía es parte del contenido de la asignatura de Historia en segundo de bachillerato, pero sigue sin ser “estándar de aprendizaje evaluable”. A juicio de Manuel Hijano, profesor de Política y Legislación Educativa en la Universidad de Málaga, se ha perdido una oportunidad con la reciente modificación de la orden que regula el currículo de bachillerato, el pasado enero.

Hijano denuncia un progresivo abandono de su estudio desde que en 1982 la Junta de Andalucía asumió las competencias educativas. “Poco a poco ha ido desapareciendo de los contenidos de la Consejería de Educación, de los libros de texto, los manuales y las actividades de formación permanente”, lamenta Hijano: “Tenemos un padre de la patria, según nuestro Estatuto, y eso se debe reflejar en los libros de texto y en el currículum”.

La relación de Infante con el ámbito educativo ha sido cambiante en la democracia. Al entusiasmo inicial de 1977 en adelante, expresado en la Semana de Andalucía o en los programas de cultura andaluza, le siguió, a partir de los años 90, un periodo de abandono del estudio de su figura. “Ha habido menos interés por la propia figura de Infante y más por los símbolos”, explica María Jesús Naranjo, maestra y nieta de Infante: “El estudio de su figura se restringió a aquellos profesores de acuerdo con su forma de ver el andalucismo. Infante está en la escuela por el compromiso del profesorado”.

No ha ayudado que las unidades dedicadas al siglo XX español se estudien a final de curso ni el lenguaje de Infante, con frecuencia demasiado oscuro. “Explicar su obra al alumnado de primaria cuesta trabajo, porque no está escrita para ellos. Está escrita para él y para los ateneístas, para quienes ya tenían un conocimiento. Es cierto que es muy barroco escribiendo, pero hay fórmulas y metodologías para hacerlo llegar”, admite su nieta, que cita los libros de Antonio Muñoz y Diego Neira, a comienzos de los 80 (Andalucía vuela y canta, La Casa de la Alegría) o algunos cómics recientes.

“Ahora el sentir andaluz está en la escuela”

Hijo de familia pudiente de Casares, Blas Infante siempre contó que su visión política quedó marcada por el trato de los latifundistas a los jornaleros. Después, estudió en Archidona (Málaga) y en el instituto Vicente Espinel de Málaga, y se licenció en Derecho en Granada, donde empezó a interesarse por la cultura andalusí.

Fue notario en Cantillana (Sevilla), donde escribió el Ideal Andaluz, un estudio sobre la riqueza cultural y étnica de Andalucía y fundó los Centros Andaluces, que eligieron la bandera y el escudo, antes de disolverse tras el golpe de Estado de Primo de Rivera. Volvieron con la Segunda República, pero no pudieron culminar la redacción de un Estatuto. El último texto de Infante fue A todos los andaluces, un alegato a favor de la autonomía política de Andalucía. En la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936, fue asesinado en el kilómetro 4 de la antigua carretera Sevilla-Carmona.

“Hasta que se murió Franco, la gente no sabía de quién era hija mi madre, porque no lo podía decir”, recuerda su nieta. Desde entonces, algunas cosas han cambiado, porque la realidad ya sí empapa la escuela: “Yo solo tuve dos maestros andaluces hasta COU. Afortunadamente desde que tenemos nuestra autonomía los maestros son andaluces. Ahora el habla está en la escuela, el sentir andaluz está en la escuela. Y el andalucismo se impregna en la escuela. Otra cosa es la figura de Infante como tal”.

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