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De residuos a energía limpia: el “propósito” de la empresa AGR Biogás

El equipo de AGR Biogás

Inmaculada Calahorro

25 de octubre de 2024 12:37 h

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Son las nueve de la mañana en las oficinas de AGR Biogás, una empresa que se ha convertido en pionera en la producción de biogás industrial en Andalucía. La luz entra a raudales por las amplias ventanas de sus instalaciones en las Torres de Nuevo Torneo, Sevilla, donde se respira un ambiente distendido. Los diecisiete empleados de la compañía comparten un espacio de trabajo basado en el equilibrio “entre la eficiencia y el bienestar personal”. Sin embargo, para entender la relevancia de AGR Biogás, hay que remontarse a su inicio, a una historia que mezcla tenacidad, visión y desafíos inesperados.

La aventura comenzó en 2018, aunque las raíces del proyecto se habían gestado mucho antes. David Piñero, director general, ya llevaba años explorando la posibilidad de producir biogás en una región donde la tecnología era prácticamente desconocida. “En Europa, las plantas de biogás son comunes, pero en España no existían”, recuerda Piñero. Así, tras muchas idas y venidas, el equipo de AGR Biogás logró construir la primera planta de biogás en Campillos, Málaga. Lo que parecía un sueño lejano, pronto se convirtió en realidad: una instalación que procesa residuos agrícolas, ganaderos y agroindustriales para transformarlos en energía renovable que llega a las industrias y las casas en forma de gas, y fertilizantes orgánicos.

Los primeros pasos no fueron fáciles. Piñero y su equipo se encontraron con obstáculos que parecían insuperables. Aún no eran AGR pero en 2012, tras haber avanzado con varios proyectos en marcha, la moratoria sobre las energías renovables en España congeló todas las inversiones. “Nos quedamos con las manos vacías”, admite Piñero. Lo que para muchos habría sido el fin de la historia, fue para AGR Biogás un momento de reinvención. Decidieron rediseñar el proyecto, esta vez buscando vender el biogás directamente a las industrias locales en lugar de a la red eléctrica. “Era o eso, o dejarlo todo”, rememora Piñero, con la mirada firme de a quien no le ha quedado otra que reinventarse.

“Formar parte de algo más grande”

La planta de Campillos no solo fue un hito en la gestión de residuos, sino también un ejemplo de economía circular. AGR Biogás toma desechos como purines, estiércol o residuos de la industria alimentaria y los transforma en energía y fertilizantes, cerrando el ciclo productivo. “Estamos haciendo algo que tiene sentido a todos los niveles: reducimos emisiones de metano y producimos energía limpia”, explica Ana de Vicente, una joven ingeniera que se incorporó a la empresa tras hacer sus prácticas. Para ella, AGR Biogás es más que una empresa: “Es la oportunidad de formar parte de algo más grande, un proyecto con propósito”.

El día comienza temprano en AGR Biogás. A las nueve de la mañana, los primeros empleados ya están en sus puestos, revisando las operaciones de la planta y preparando las reuniones de la jornada. Aunque hay un ambiente relajado, el trabajo es intenso. La dirección de la empresa aboga por la conciliación laboral y permite que los empleados teletrabajen cuando lo necesitan. “Aquí no se trata de vigilar horarios, sino de resultados”, dice Francisco Mena, un veterano en la compañía que recuerda los días más duros. A Mena lo apodan “el arrancador” por su habilidad para poner en marcha cualquier iniciativa. “Yo fui de los primeros en llegar, éramos solo cuatro personas, y ahora estamos gestionando más de veinte proyectos”.

La oficina tiene sus particularidades: una sala de café donde los empleados pueden disfrutar de fruta fresca cada mañana, una tradición que fomenta una alimentación saludable y refuerza el compromiso de la empresa con la sostenibilidad. Además, AGR Biogás paga la suscripción al gimnasio y la piscina cercanos. “Es importante que nuestro equipo se sienta bien tanto física como mentalmente”, dice Marta Ferraro, directora de comunicación. A su lado, Ana sonríe mientras menciona: “Al principio no iba, pero ahora no me pierdo una sesión en la piscina”.

Planes de expansión

Uno de los grandes hitos en la historia de AGR Biogás llegó cuando, tras muchos años de esfuerzo y tras superar la quiebra de su socio principal, Abengoa, la planta de Campillos comenzó a operar a plena capacidad. “Ese fue un momento clave, como si por fin todo el trabajo duro diera sus frutos”, explica David Piñero. No fue fácil: la planta había estado a punto de quedarse sin inversores, hubo que renegociar préstamos y lidiar con deudas. Sin embargo, gracias a la confianza en su modelo de negocio, AGR Biogás logró salir adelante.

Hoy la empresa sigue creciendo. Además de la planta de Campillos, AGR Biogás está construyendo otras instalaciones en Salteras, Sevilla y La Calahorra, con planes de expandirse por toda la península. Pero más allá de los números, lo que define a esta empresa es su misión. “Queremos ser el principal productor de biometano en España”, afirma Piñero. Su objetivo no es solo generar energía, sino hacerlo de manera sostenible, colaborando con agricultores y ganaderos para reducir el impacto medioambiental.

Por negocio y por convicción

A medida que avanza la jornada, el equipo de AGR Biogás trabaja en perfecta coordinación, pero no todos están en la oficina. Algunos empleados, como José Díaz, jefe de planta, trabajan desde las plantas en construcción, mientras otros supervisan los procesos de forma remota. “Aquí tenemos la flexibilidad de elegir desde dónde trabajamos, lo importante es que los proyectos avancen”, comenta Juana mientras gestiona a distancia las operaciones de La Calahorra desde su laptop. “Es impresionante cómo la tecnología nos permite supervisar una planta sin estar físicamente allí”, añade.

Mientras tanto, en la planta de Campillos, el biogás sigue produciéndose sin interrupciones. La instalación opera las 24 horas del día, procesando toneladas de residuos y generando energía limpia que contribuye a reducir la dependencia de los combustibles fósiles. El equipo técnico en Campillos, liderado por José Díaz, se asegura de que todo funcione sin contratiempos. “Es un trabajo duro, pero gratificante”, dice Díaz, quien monitorea cada paso del proceso desde el control central de la planta. “Ver cómo los residuos que antes contaminaban ahora se convierten en energía es algo que nunca deja de sorprenderme”.

Para Piñero, este es solo el comienzo de algo mucho más grande. “Nuestro objetivo es claro: queremos ser los líderes en biometano en España, pero no solo por lo que significa a nivel de negocio, sino por el impacto que estamos teniendo en la transición energética y en la sostenibilidad del campo andaluz”, afirma con convicción.

El biometano, una fuente de energía renovable que no solo reduce emisiones de CO2, sino que también reutiliza desechos, se ha convertido en el núcleo de su modelo de negocio, y para AGR Biogás, es la clave para una nueva era energética en España.

Ya son las seis de la tarde, y la jornada laboral en las oficinas de AGR Biogás va llegando a su fin. Pero en la planta de Campillos, la producción de biogás continúa, incesante. A pesar de que las luces se apagan en las oficinas, en AGR Biogás siempre hay actividad. El equipo de dirección, aunque físicamente ausente, sigue conectado, siempre pendiente de cualquier imprevisto que pueda surgir. “En este negocio, no puedes desconectar del todo”, dice Piñero, sonriendo, mientras recoge sus cosas. Pero esa desconexión parcial es el precio que está dispuesto a pagar por liderar un proyecto que ya ha superado todos los pronósticos. “Esto es solo el principio”, añade, sabiendo que el camino por delante está lleno de desafíos, pero también de oportunidades.

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