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El PP, en lucha contra quien tú sabes
“Llevo recorridos un montón de pueblos y en ninguno me he encontrado a nadie que no vaya a votar a Vox”, perdón, a quien tú sabes. La afirmación, con tres negaciones, es de un dirigente del Partido Popular de Andalucía con mucha experiencia y trienios en campañas electorales, desde aquellas en las que el candidato del PP a la Junta hablaba en los mítines a un auditorio con más periodistas que militantes, a las de los grandes llenazos de la época de Javier Arenas. En cualquiera de estas circunstancias, los populares nunca han logrado su meta de gobernar en Andalucía, aunque ganaran las elecciones de 2012.
La entrada en el Parlamento andaluz del que no debe ser nombrado lo dan todas las encuestas, aunque la probabilidad va de cero a cuatro diputados de los 109 en juego. Los trackings que hace el PSOE detectan que va “en línea ascendente” durante la campaña, pero “eso no significa que saquen escaños”, afirman fuentes de la candidatura de la socialista Susana Díaz. Los sondeos no descartan la presencia del innombrable en Almería, Sevilla, Málaga y Granada.
¿A costa de quién? En la izquierda tienen claro que si sucede saldrá de los potenciales votantes del Partido Popular y de Ciudadanos, pero en el PP añaden que no sólo de ahí. “En estas elecciones la participación va a ser determinante. Si es igual a la de 2015 (62,5%) tendrá dificultades de sacar escaños”, aseguran fuentes del PP.
Estos medios sostienen que el voto al partido que propugna la desaparición de las autonomías tiene su origen en el PP y en C’s, que a su vez se nutrió del primero, pero también de votantes que “nunca se han sentido concernidos en unas elecciones autonómicas”. Se refieren a personas que votan en las generales y en las municipales, pero que pasan de las andaluzas.
En las cuatro ocasiones anteriores en las que las elecciones andaluzas se han celebrado en solitario (1982, 1990, 2012 y 2015) la media de la participación ha sido del 61,2%, casi 12 puntos menos del promedio de las generales en Andalucía (72,7%).
Las fuentes del PP consultadas advierten que la ultraderecha “puede recibir un voto transversal, aunque aquí, en Andalucía, no van a recibir apoyos de la clase obrera como ocurrió en Francia con el Frente Nacional”. Por otra parte, los populares destacan que por primera vez en una campaña andaluza tienen a dos competidores que, como ellos, están todo el día con la palabra España en la boca: Ciudadanos y el “fenómeno creciente” de los señores tenebrosos.
El debate más peligroso: la inmigración
Emparedado entre unos y otros, el perfil del PP y de su candidato aparece borroso. “Si haces una cosa te dicen que imitas a unos y si haces otra, a los otros”, se queja un dirigente, que tiene claro que el PP “nunca” debe aproximarse al partido de la extrema derecha, aunque sus líderes se resistan a llamarlo por su nombre.
A algunos dirigentes del PP no les preocupa tanto el debate que se le abre a su derecha sobre las autonomías, como el de la inmigración. “Ese es el más peligroso”, subrayan, sobre todo, en Almería donde hay censados 139.281 extranjeros de 125 nacionalidades, según el último dato del INE disponible. El PP ha sido el partido más votado en todas las elecciones celebradas (municipales, autonómicas, generales y europeas) en esta provincia desde hace 14 años. Esa carrera puede truncarse por la división del voto en el espacio ideológico de la derecha y aupar a la primera posición al PSOE.
Algunos en el PP se llevan las manos a la cabeza con las declaraciones de su presidente nacional, Pablo Casado, sobre los inmigrantes. “Se confunden de país aquellos inmigrantes que quieran disfrutar de las ayudas sociales sin respetar” las costumbres españolas; “no hay sitio para todos los que quieran venir a España”; “aquí no hay ablación de clítoris, aquí no se matan los carneros en casa”, dijo días atrás en Granada. Ese mensaje lo volvió a repetir este lunes el número tres del partido, Javier Maroto: “Los inmigrantes que no respeten nuestras costumbres no deben permanecer ni un día en España”.
Nada de eso dice el programa electoral del PP de Andalucía, como ha contado Javier Ramajo en eldiario.es. Los dirigentes andaluces del PP saben que sin los trabajadores inmigrantes se vendría abajo el potente sector hortofrutícola de Almería o el de la fresa en Huelva. También conocen el trabajo impagable de las ONG de Cádiz, donde el recuento de muertos de la última patera naufragada se ha detenido, por el momento, en el número 23. Y no son estas provincias las que acogen más inmigrantes, sino la de Málaga, aunque se les llama de otra manera: extranjeros.
En el PP andaluz hay quien sostiene que dirigirse, como hace Casado, hacia la radicalidad es un mal negocio. “Si nos votan los de Falange, pues muy bien, pero no nos interesa ese voto, no lo quiero ver ni en pintura”, asegura un dirigente provincial, cuya principal y única preocupación es la de conservar el próximo domingo la segunda posición en el tablero andaluz. “En los mítines decimos que vamos a ganar, a sumar con Ciudadanos y esas cosas. Pero de lo que se trata es de que no perdamos más de cuatro escaños. Si no, habrá que recoger”.