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Las migajas del PSOE
Asusta pensar de qué sería capaz el PSOE o, mejor dicho, de qué no sería capaz, sin el contrapeso que Unidas Podemos ejerce en el Gobierno. A fin de cuentas, las medidas que Unidas Podemos ha logrado arrancar al PSOE, con una negociación in extremis a final de año, son solo migajas que únicamente de manera muy pomposa cabe llamar “escudo social”.
Mientras el Gobierno sube la inversión en armamento, por otro lado reparte una vergonzante calderilla, una caridad que en nada trastoca el reparto de riqueza. Por mucho que diga lo contrario Pedro Sánchez, al final, esta crisis la estamos pagando los de siempre. Ciertamente no del mismo modo que en 2008, con alevosía, cachondeo y saqueo, pero habría que preguntarse hasta qué punto eso no es mérito de las peleas que libra Unidas Podemos, lo que no deja de suponer un magro consuelo.
En efecto, no cabe sacar pecho por las migajas que van a caer de la mesa en este 2023. ¿De verdad alguien se puede vanagloriar por la ayuda del cheque de 200 euros que puede recibir una familia entera con recursos reducidos en la que nadie perciba, por ejemplo, la miseria del Ingreso Mínimo Vital? ¿De verdad es una conquista que los contratos de alquiler de vivienda que venzan en la primera mitad de año se puedan prorrogar seis meses sin subida de precio?
Es obvio que debemos celebrar la mayor parte de las medidas que componen el "escudo social"; algunas, como el incentivo a los transportes públicos, de un valor incuestionable. Alivia que Unidas Podemos ejerza esa presión
Suena a un mal chiste. Sobre todo porque no hay visos de que, por fin, vayamos a contar con una ley digna de vivienda. De hecho, ni siquiera ha entrado en vigor, casi un año después, la que de manera tan frustrante el gobierno acabó por redactar y a la que Unidas Podemos, con toda la razón, exige algunas enmiendas. Aquí en Andalucía, y especialmente en Málaga, donde la vivienda ha experimentado el mayor encarecimiento de todo el país, sabemos de lo que hablamos.
Tampoco vamos a tener una verdadera reforma fiscal, sino esos retoques para la banca y las energéticas que, de manera increíble, solo son “excepcionales y temporales”. Eso, a pesar de que el cuento de que en España se pagan muchos impuestos ya no cuela, como demostró el CIS. Se ha llegado incluso a la paradoja de que, mientras en España los ricos pagan muchísimos menos impuestos que en nuestro entorno, y en Andalucía todavía menos, el Gobierno central decide eliminar el IVA de algunos alimentos. De ese modo pierde todavía más poder recaudatorio, un sinsentido que la propia Yolanda Díaz se ha tenido que tragar, como ha admitido. Ya experimentamos un despropósito semejante cuando el Gobierno, para aliviar la salvaje subida de la luz, rebajó el IVA de la factura, pero no tocó los beneficios de las energéticas, o solo de esa manera “excepcional y temporal” que con tanto ahínco remarcó Calviño. Ni siquiera cuando sabíamos que habían vaciado embalses, a ver si así nos exprimían más con la factura de cada mes.
Es obvio que debemos celebrar la mayor parte de las medidas que componen el “escudo social”; algunas, como el incentivo a los transportes públicos, de un valor incuestionable. Alivia que Unidas Podemos ejerza esa presión. Sin embargo, teniendo en cuenta que entramos en año electoral, no deja de alarmar que esto sea a todo lo que el Gobierno más progresista de la historia pueda llegar. Por eso resultan tan tristes las peleas por dirimir quién encabezará y con qué nombre la candidatura a la izquierda del PSOE en las próximas elecciones. El intento electoral puede revestir toda la dignidad que se quiera, pero seamos sinceros, no dejará de ser eso: la papeleta de las migajas“.
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