PP-A: El poder del olvido

Dice el saber popular que “el tiempo lo cura todo”. Y, a juzgar por la gestión del relevo en el PP andaluz, más les vale que sea así. Porque, pese al muro casi infranqueable que siempre levantan sus filas para que la información no traspase ninguna frontera indebida, la exhibición de fractura interna del PP de Andalucía empieza a ser escandalosa. Y la sensación de que los que están sobre el terreno, peleando los votantes, no pintan gran cosa en Génova es más que un hecho que produce franco bochorno.

En los tiempos políticos, las medidas más duras se suelen tomar a principio de legislatura para que el tiempo y el olvido soplen a favor cuando se van acercando las citas electorales. Más le vale al PP Andaluz que la técnica del olvido funcione y a la hora de votar, el electorado no tenga memoria (ni hemeroteca). Porque las maquinarias electorales se están engrasando para las Europeas. Y para las municipales, en apenas año y medio.

Más le vale que no se acuerde de que están tardando más de un año en decidir candidato y líder del partido para una formación en la que el líder ha sido y es decisivo (como demuestra la clara orfandad en la que les ha dejado Arenas pese a haberse quedado en eterna oposición).

Que no recuerde que Madrid (y Javier Arenas desde allí) les está haciendo flaco favor frente a sus votantes minando su capacidad de decisión. Y está exhibiendo la nula capacidad de Arenas para pasar página y soltar la cuerda.

Que no se acuerde de que Juan Ignacio Zoido (líder interino y forzoso) lleva meses ofreciendo una imagen de desgana en el Parlamento andaluz. Su “se me nota que no quiero estar aquí” está ayudando al impulso hacia arriba de la rutilante figura en alza que es la nueva presidenta. Y deteriora su tan trabajada imagen de alcaldísimo de Sevilla.

Que no hagan memoria y cuenten que Zoido no es el único que no tiene ganas de hacer de contrapeso a Susana Díaz, que parece que se están pasando una patata caliente dando por perdida la plaza de Andalucía de antemano.

Que no recuerden que las rivalidades provinciales les pueden costar caras porque el partido va a necesitar mucha cohesión para hacer frente a la coalición de izquierdas a la que se enfrentan y conservar ese patrimonio electoral obtenido con mucho esfuerzo en las capitales andaluzas.

Porque si el olvido funciona, los votantes ya están olvidando también que los populares ganaron (aunque no gobernaron). Y el espejo roto que le están enseñando a los ciudadanos no va a ser tan fácil de recomponer.

El tiempo favorece la desmemoria, pero también corre que se las pela. Más le vale al PP andaluz que lo recuerden.