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PP y Vox ponen a antiabortistas en los centros municipales a presionar a mujeres vulnerables
Atención, de esto van también las elecciones gallegas de mañana y las europeas de junio: de si dejamos que el machismo nos quite derechos y nos lleve al pasado o si avanzamos en igualdad. La ultraderecha de Vox y un PP radicalizado, por seguidismo o convencimiento, están lanzados a recortar los derechos y libertades cuya conquista ha costado tanto tiempo, esfuerzo y sufrimiento a tantísimas mujeres que nos precedieron.
La estrategia de involución queda clara con el reciente apoyo del PP a la propuesta de Vox de introducir en los ocho Centros Integrales de Atención a la Mujer (CIAM) de Sevilla –cuyas usuarias son en su mayoría mujeres vulnerables, muchas víctimas de violencia machista– a antiabortistas que insten a quienes sopesan abortar a hacerse ecografías para “visualizar la vida que llevan dentro de sus vientres”.
Estamos ante una propuesta (que podéis leer en pp. 675 a 679 de este documento) aprobada en el pleno del Ayuntamiento (tal como podéis ver en su retransmisión a partir del 03:08:26’’) y, por tanto, lista para ponerse en marcha, pese a la oposición del PSOE y Podemos/IU y al rechazo de las secciones sindicales de trabajadores del ayuntamiento de UGT, CSIF, USO, SPLS, SPPME, SAB, SEM y CCOO, cuya secretaria de Mujer e Igualdad en Sevilla, Pepa Bermudo, alerta de que es “un retroceso en la libertad de las sevillanas, que se verán presionadas por estas entidades porque intentarán impedir el acceso al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo”.
Es llamativo que este atropello al derecho reproductivo y de interrupción del embarazo que las españolas tenemos garantizado por la ley 1/2023 de 28 de febrero no merezca más atención ni genere más escándalo que la pasada polémica del cartel del Resucitado. Porque a las sevillanas nos acaban de robar el derecho a que en nuestros centros municipales, y ante una vivencia tan dura como un embarazo no deseado y un posible aborto, nos informen de forma profesional, sin tutelas patriarcales, ni adoctrinamientos ideológico-religiosos, respetando nuestra privacidad y libertad, protegidas del acoso de antiabortistas tipo Hazte Oír que vociferan, rosario en mano.
Más grave aun porque no es un hecho aislado, sino parte de un programa que ya tuvo un gran hito hace cuatro años cuando el PP del supuesto moderado Moreno Bonilla, entonces dependiente de Vox, nombró a la antiabortista y alto cargo del Obispado de Córdoba, Trinidad Lechuga, coordinadora de la Estrategia Sexual y Reproductiva de Andalucía. Además, estos días hemos sabido del curso convocado por la alcaldía de Huelva, del PP, para “enseñar a la mujer a limpiar la casa con productos ecológicos” -suspendido tras el gran rechazo- y de la oferta formativa 2024 del PP y Vox en el municipio manchego de Tomelloso basada en “coser y cocinar”.
Propuestas lobo con piel de cordero
Por supuesto, la portavoz de Vox en el ayuntamiento, Cristina Peláez, y el texto de la propuesta no hablan de meter antiabortistas en los CIAM sino a “voluntarios de entidades de reconocida trayectoria en el apoyo a la mujer embarazada”, pero ¿los elegirá esta política tan significada por hostigar a niños migrantes en los centros de acogida y por repartir fetos de plástico el 28D, Día de los Inocentes? ¿O el mismo PP que el 30 de enero recurrió a la ultraderechista Fundación Villacisneros para, con la excusa de hablar de ETA en institutos, adoctrinar contra el gobierno Sánchez y la ley de Amnistía?
Es llamativo que PP y Vox aprueben que antiabortistas adoctrinen a las mujeres en los centros municipales de Sevilla y eso suscite menos atención y escándalo que la polémica del Resucitado.
La iniciativa de Vox, que el PP ha aprobado estaba envuelta en un discurso buenista de ayudar a las mujeres a llevar a término sus embarazos y, a la vez, solventar la curva demográfica de baja natalidad. Pero, como certeramente repuso la portavoz socialista, Mar González, evitar embarazos no deseados y aumentar la natalidad pasa, por la educación afectiva y sexual que justo Vox quiere desterrar de colegios e institutos y por las políticas de corresponsabilidad y conciliación que critica con tanta saña.
En el fondo lo que indigna a Vox, como se ve en su escrito, es que con datos que atribuyen al Ministerio de Sanidad, el 89,75% de los abortos sean “a petición de la mujer” sin alegar causas de riesgo para la madre o el feto. Cuando ese es el gran avance de una ley de plazos frente a una de supuestos: que nosotras decidimos sobre nuestra maternidad y el cambio radical que entraña en nuestras vidas.
Fichar a antiabortistas para los Centros de Atención a Mujeres, y organizar talleres donde se las enseñe a “limpiar”, “coser y cocinar” son medidas que evidencian la estrategia involucionista de PP y Vox.
Vox no acepta ese derecho consignado en la ley 1/2023 y por eso su portavoz, en el pleno, se arrogó decidir qué es o no legal al exclamar: “¡Un derecho de la madre que no existe porque se contrapone con el derecho constitucional a la vida!”. ¿Para qué necesitamos legisladores o juristas de altos tribunales si Peláez encarna la verdad cual Torquemada?
“En el futuro se revisarán todas estas abominaciones”, preconizó la portavoz de Vox, “permitidas por la sociedad por mor de la supuesta libertad y derecho de la mujer, cuando (…) las mujeres tenemos incluso más derechos que los hombres, en las leyes de violencia de género”.
Disfrazan algo lo que piensan, pero sin gran rigor. Como el lobo que meter la pata en harina, pero ni siquiera se aflauta la voz todavía. Pues bien, frente al descaro de su ataque a nuestros derechos y libertades, mujeres y hombres, demócratas y progresistas, podemos y debemos frenar que nos impongan su ideario a golpe de ordenanzas y leyes. Defendamos lo conseguido y sigamos avanzando.
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