Se dice que la Economía no se suele acordar de las personas. Y eso no es así siempre. Las empresas de economía social quieren que los dos conceptos caminen unidos. Desde este blog, nos queremos acercar a la realidad de esas empresas que tienen otra forma de hacer las cosas.
Otra economía es posible
Mi aterrizaje en el mundo cooperativo llegó por una casualidad, como se inician muchas de las cosas más importantes. Ahora que la intuición, la inteligencia emocional, está en boga, quienes siempre hemos creído en el olfato, ya podemos darle su lugar.
Hace unos 13 años ya había reflexionado sobre la culminación de mi etapa laboral como trabajadora por cuenta ajena en empresas y Administraciones. Estaba dispuesta a liderar un nuevo proyecto empresarial compartido, un proyecto con la comunicación como estrategia para sumar, del que también participaban otras personas del entorno. El periplo por los centros de creación de empresas me empujaba a hacerme autónoma pero resultaba individualista y poco convincente. El “azar” quiso que hablara con Concha Lora, una arquitecta comprometida y sagaz, una amiga que me puso en la órbita del super mentor, David Pino. Hoy en el Ayuntamiento de Sevilla, nos hacía preguntas como, ¿con quién te subirías en una patera para cruzar el Estrecho? “Pues son tus socias”.
En la economía social y, sobre todo en las cooperativas, el valor de lo humano, el talento de las personas y el esfuerzo colectivo están por encima del valor del capital económico. Dicho de otra forma, compartimos toda la imprevisibilidad y las ganas de batallar. Así nació CKL Comunicaciones S. Coop. And., un proyecto vital de socias entre Andalucía y Madrid, que ha cumplido diez años. En Andalucía, somos ya un millón de socios y socias en cooperativas y, con perspectiva, hay que valorar nuestro aporte colectivo a esta tierra. En la década de los 70, por ejemplo, Andalucía no habría logrado tener una industria textil si no se hubiesen creado cooperativas. Tampoco es imaginable el desarrollo urbano sin las cooperativas de vivienda. Y qué decir del campo andaluz donde la innovación se escribe en clave Coop.
Las cooperativas somos mucho más que una forma de organización empresarial, tenemos un marcado sello social y buscamos un desarrollo que es, por definición, inclusivo, que se ha desarrollado en la nueva Ley Andaluza de Cooperativas, pionera. Sus principios coinciden plenamente con la búsqueda de un crecimiento sostenible y pleno en un modelo productivo nuevo, con raíces en el territorio. Las cooperativas son una sólida referencia por lo que suponen de creación y mantenimiento de empleo y además somos líderes en la inclusión de las mujeres. Otras formas en la gestión que nos permiten contar con una cuota importante de mujeres en las direcciones de las empresas, ya que no es sólo “moderno” e igualitario, sino que además es más productivo y justo que la presencia de las mujeres en los gobiernos corporativos sea proporcional al número de socias de cada cooperativa.
Las mujeres empresarias lo tenemos difícil pero no nos vamos a rendir. En esta crisis voraz, sabemos que nosotras no hemos fallado, no somos nosotras las que hemos hecho trampas porque ni siquiera estábamos en el juego de la macroeconomía. Somos la generación de mujeres más formadas y capacitadas de la historia y somos más empresarias que nunca. Ahí está AMECOOP. Sabemos aplicar los modelos de transferencias en el conocimiento entre lo rural y lo urbano, sabemos innovar en los procesos, las TICs las controlamos y, para colmo, seguimos teniendo la llave de fabricar personitas, o, lo que es lo mismo, la demografía y, por tanto, el consumo.
Las redes de lo informal
Las mujeres tenemos otra certeza muy valiosa. Sabemos el poder que conseguimos cuando nos unimos. Sencillamente nos “mola” trabajar en equipo, en organizaciones, en asociaciones empresariales, lo aprendimos de nuestras abuelas, nuestras madres que nos tejieron las redes de lo informal para que ahora podamos pactar cosas “formales”. Y queremos pactar cosas importantes con nuestros compañeros; necesitamos pactar el mundo reivindicando un modelo económico distinto y basado en la redistribución de la riqueza dentro del territorio más cercano, como la mejor fórmula de administración de lo global.
Dice Michelle Bachellet que detrás de cada proyecto cooperativo hubo una vez un sueño y una voluntad. Más que eso, hubo una multiplicidad de personas dispuestas a comprometer su trabajo, su capital y su conocimiento por un proyecto colectivo. Es una tremenda lección de solidaridad y de confianza mutua, que está en la base no sólo de las organizaciones, sino de toda la sociedad. Es un punto de partida para cimentar también otra forma de representar en lo político, en lo social y en lo económico.
Lo cooperativo es sin duda un fenómeno social, de carácter universal, al igual que también lo es la economía social y colaborativa de los valores, muy diversos pero coincidentes en un ideario fundamental. El éxito de las cooperativas está en la persistencia de un sustrato muy importante que a veces nos falta como sociedad. Es que tenemos que seguir avanzando en la persistencia de la confianza en el hacer común. Y esto requiere una nueva configuración de la representación empresarial, más ética, sin siglas vacías. Requiere además un pacto entre personas consumidoras, administraciones y empresas donde el consumo se asiente en las empresas que creamos “Empleos de km.0” y empleos de calidad. Sin duda, otra economía es posible, pero ¿lo dejamos en manos de la casualidad?
Sobre este blog
Se dice que la Economía no se suele acordar de las personas. Y eso no es así siempre. Las empresas de economía social quieren que los dos conceptos caminen unidos. Desde este blog, nos queremos acercar a la realidad de esas empresas que tienen otra forma de hacer las cosas.