La vuelta al cole es un momento de emoción, reencuentros, risas, abrazos, estrenos y nervios. Se traduce en rutinas, horarios, tareas, extraescolares y en prepararnos para la entrada del otoño. Sin embargo, la vuelta al cole no es igual para todas las familias y, por tanto, no lo es para todas las niñas y niños de Andalucía, y se convierte en un camino, por la falta de recursos, lleno de dificultades e incertidumbres.
“Volvemos al colegio con muchos problemas que no garantizan la calidad educativa a la que tienen derecho las niñas y niños andaluces”, así resumía, en declaraciones a El Salto Andalucía, la entrada al nuevo curso escolar en nuestro territorio la portavoz de la FAMPA, Rocío Bejínez.
Pues eso, la vuelta al cole no es igual para todos y todas. Las tasas de riesgo de pobreza en Andalucía son las más altas de todo el estado español, lo que se traduce en un estado de supervivencia constante para muchas familias, para las que la bonificación de las actividades y servicios del centro escolar son imprescindibles para la conciliación familiar, para la correcta alimentación de los menores y para que reciban el apoyo de refuerzo educativo que necesitan.
La realidad otra vez nos da en la cara: el precio del comedor escolar sigue subiendo (para el curso 2024/2025 es de 5,54€ al día), faltan orientadores, existe una deficiencia estructural en el personal Técnico de Integración Social (PTIS) y no se respeta la ratio de alumnado provocando el hacinamiento en las aulas, entre el largo etcétera de deficiencias del sistema público educativo andaluz.
Por tanto, el derecho humano a la Educación va a depender de la situación económica familiar del/la menor, con lo que, los principios de igualdad y reconocimiento de la diversidad, que se garantizan con la educación pública, se desvanecen delante de nuestros ojos en cada curso.
Recuerdo los años de carrera estudiando la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, método que sostiene que solo el acceso a la educación hará libres a las personas y las dispondrá a luchar por su dignidad y derechos. Mantengo la convicción de que hasta que no se dignifique la educación, no estaremos en el camino de hablar de educación inclusiva, igualitaria y de derechos humanos para todos y todas
El contexto es aún más crudo en los barrios más empobrecidos de Andalucía, donde existe más fracaso, abandono y absentismo escolar. Con la educación pública en peligro, los recortes y la falta de profesorado, sumado a unas infraestructuras obsoletas, hacen que la barrera al conocimiento y el aprendizaje siga perpetuando la desigualdad y la pobreza en sus habitantes.
Recuerdo los años de carrera estudiando la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, método que sostiene que solo el acceso a la educación hará libres a las personas y las dispondrá a luchar por su dignidad y derechos. Mantengo la convicción de que hasta que no se dignifique la educación, no estaremos en el camino de hablar de educación inclusiva, igualitaria y de derechos humanos para todos y todas.
Solo desde la firme creencia en los servicios públicos gratuitos y de calidad podremos romper las barreras de la pobreza y exclusión, por otro lado, cada vez más presentes en nuestra tierra.
Este año, he tenido la experiencia de solicitar las ayudas de apoyo educativo para el alumnado con necesidades específicas, una beca que se solicita de forma online y presencialmente con un informe de algún centro o gabinete para que la/el menor reciba un apoyo extra fuera del colegio. Sin bien la presentación de la solicitud es ya de por sí un laberinto burocrático tremendo, el verdadero obstáculo es que tienes que adelantar el dinero de la matrícula, además de las mensualidades, sin tener certeza de que te vayan a conceder la beca.
Esta situación supone un sobrecoste familiar que a duras penas me puedo permitir, pero con esfuerzo, lo hemos hecho. Sin embargo, ¿cuántas familias pueden acceder a ellas, de las que no llegan a fin de mes, de las familias vulnerables que no pueden costearse ningún tipo de gasto extra porque con el pago del alquiler, la hipoteca de la vivienda, los gastos de suministros o la despensa, se quedan en números rojos?
Por tanto, la educación no es igual para todos y todas, y la educación solo para quienes pueden permitírselo me produce rabia e indignación porque es excluyente. Aquí en Andalucía, la vuelta al cole es, para demasiados niños y niñas, una cuesta arriba con mucha pendiente, llena de piedras y socavones, donde muchas familias van descalzas a la intemperie.
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