En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.
Tiempos convulsos
Para quien ha luchado por combatir las ideologías excluyentes, recortadoras de libertades y derechos, está siendo una entrada de año poco ilusionante. Lo digo como andaluz, hijo de un trabajador del campo, nacido en un pueblo de grandes terratenientes, que sabe bien cómo ha sido la vida en nuestra tierra y la actitud de la derecha mas reaccionaria a lo largo de la historia de Andalucía.
Como demócrata, es de respetar la voluntad de los votantes, pero me preocupa tremendamente la aparición de Vox en el acuerdo PP-Ciudadanos, dándole cabida en las instituciones como partido determinante para el desarrollo de las políticas de Gobierno del próximo inquilino de San Telmo.
La primera escenificación la hemos observado en la votación para componer la mesa del Parlamento, con el préstamo de votos a Vox por parte de PP y Ciudadanos otorgándole voz y voto en las decisiones para ordenar los debates de la cámara, dejando fuera de la mesa a Adelante Andalucía a quienes sí les correspondería estar por número de votos y parlamentarios.
Todo ello negando que han pactado y cediendo el protagonismo a las direcciones de los partidos en el ámbito estatal, tutelando desde Madrid las decisiones que corresponden a nuestra tierra, devaluando así desde el inicio nuestra Autonomía que con tanto esfuerzo conquistamos andaluces y andaluzas.
Ambigüedad calculada
Haciendo lectura del documento firmado como programa de Gobierno, y a expensas aún de escuchar los discursos y conclusiones del debate de investidura, ya se puede intuir que es una receta del más puro liberalismo, aunque su redacción esté en una ambigüedad calculada de refinado estilo vaticano.
Entre las cuestiones que recoge el documento, apunta a la rebaja de impuestos beneficiando con ello a quienes más tienen; insinúa la reducción del sector público que terminará abriendo camino a privatizaciones y mermará servicios a ciudadanos y ciudadanas; hace una exaltación del trabajo autónomo anunciando tarifas planas de hasta 30€, políticas éstas ya fracasadas que propician la aparición de falsos autónomos posibilitando el fraude en la contratación, ahondando aún más en la precariedad laboral y fomentando la competencia desleal entre las empresas. Fomentar los conciertos educativos o propiciar medidas que favorezcan la sanidad privada, entre otras cuestiones del credo liberal, son otra muestra clara de reducción de las políticas de igualdad entre las personas.
Poco o nada se dice del empleo, de las políticas sociales o de cómo alcanzar la cohesión social y territorial o la convergencia con España y Europa. Ya sabemos que todo está en los mercados, pero no todo el mundo puede acceder a ello por lo que se necesitan sistemas fiscales progresivos, equilibrados y suficientes para poder pagar las políticas públicas que permitan hacer a las personas cada día mas iguales.
Estas, entre otras cuestiones, unidas al discurso recentralizador de competencias, son algunas de las preocupaciones a futuro.
Y a todo esto, la extrema derecha pondrá su impronta y provocará tensión y confrontación entre territorios y entre personas.
En definitiva, por triste que a algunos nos parezca la situación, es la que los votantes han decidido en las urnas. En Andalucía, ni todo lo que se hizo fue malo, ni todo lo que venga será maravilloso.
La solución a los problemas vendrá de la política y para ello es preciso que los políticos intenten prestigiarla. De no ser así terminaremos devaluando la democracia y fomentaremos opciones populistas y totalitarias que acabarán generando confrontaciones que deterioraran la convivencia.
En el resultado de las elecciones andaluzas con toda seguridad habrán influido muchos factores, pero también es cierto que la izquierda no ha conseguido ilusionar, movilizar, ni convencer al electorado.
Esperemos que el análisis que hagan las formaciones de izquierda no sea el de pensar que los ciudadanos son los equivocados.
Digo esto por que aún no se ha observado ninguna autocrítica ni reflexión seria por parte de estos partidos, en la dirección de provocar los cambios necesarios para impedir que crezca la derecha más reaccionaria, que limita derechos, recorta libertades, a la vez que genera desigualdades y empobrecimiento de las personas.
El tiempo nos lo dirá.
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