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ENTREVISTA | Antonio Gallardo, catedrático de Ecología

“El cambio climático no está en el primer plano de la agenda política”

Antonio Gallardo Catedrático de Ecología

Javier Ramajo

Lleva trabajando muchos años en los efectos del cambio climático sobre los ecosistemas naturales y otras consecuencias del cambio global (invasión de especies exóticas, lluvia ácida, deposición atmosférica de nitrógeno, proceso de desertificación, etc.). Catedrático de Ecología de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), Antonio Gallardo ha sido hasta hacd poco decano de la Facultad de Ciencias Experimentales. Después de doctorarse en el Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad de Sevilla con Premio Extraordinario, realizó una estancia postdoctoral de casi tres años en el Departamento de Botánica de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EE. UU.) junto a un equipo de profesionales que asesoró al luego aspirante a presidente, Al Gore.

¿Cómo fueron aquellos comienzos cuando se empezaba a hablar del cambio climático?

En 1991, cuando estaba en EEUU, ya había una gran preocupación dentro del mundo científico, aunque en la opinión pública apenas había trascendido. Entonces, estaba en plena actividad el movimiento negacionista, impulsado por la ExxonMobil y creadora de estructuras seudocientíficas. El George C. Marshall Institute se creó un tiempo antes, cuando Ronald Reagan intentó crear un escudo antimisiles y pidió ayuda a los científicos, muchos de los cuales se negaron. Después hubo otros físicos que lideraron la lucha contra el cambio climático.

La noticia climática de los últimos tiempos ha sido precisamente el abandono de EEUU del Acuerdo de París. ¿ Por qué cree que ha ocurrido esto ahora y qué consecuencias tendrá?

El movimiento negacionista, y eso lo hace muy bien, siembra la duda entre la población. Negaron durante muchos años que el tabaco provocara cáncer de pulmón. Con el cambio climático pasa algo parecido y eso provoca que, de alguna forma, el cambio climático no esté en el primer plano de la agenda política y mucho menos en las campañas electorales. En cierta forma es entendible porque lo que más le preocupa a la gente es el paro, su situación personal, llegar a final de mes, etc. y el cambio climático se toma como algo un poco más altruista. Los políticos tienen un comportamiento ciertamente hipócrita porquen dicen que hay que combatirlo, para convencer a los más sensibilizados, a sabiendas de que son pocos y que no pasa nada si después se les defrauda, pero después les cuesta mucho avanzar.

¿Por qué?

Porque combatir el cambio climático es regular la economía de prácticamente todos los sectores económicos. Todo el mundo emite, todo el mundo contamina. Y eso es un gran problema para la clase política, porque hay que enfrentarse con las eléctricas, con las compañías más poderosas que incluso les pueden financiar, o que les pueden contratar cuando se jubilen. Un político no va a dedicar un gran esfuerzo en eso a no ser que le suponga una gran rentabilidad electoral, y como esa rentabilidad es muy pequeña, en el fondo no se esfuerza.

Pero la concienciación social cada vez es mayor, ¿no cree?

La concienciación cada vez es mayor, eso es cierto, y los grupos negacionistas están en práctica retirada. ExxonMobil reconoció en 2015 lo que antes no reconocía: que el cambio climático existe y que es un problema. Al CEO de la compañía lo cesaron, Rex Tillerson, y ahora es secretario de Estado del Gobierno Trump. Eso ha provocado que EEUU se retire de los acuerdos de París. Y eso supone, como mínimo perder cuatro años.

¿Cree que a los norteamericanos le saldrán imitadores y otros países se bajarán del carro contra el cambio climático?

Cuando se retira EEUU, que es el segundo país emisor de gases de efecto invernadero, hay muchos pequeños países que empiezan a dudar de si esos acuerdos se van a llevar a cabo. Aunque en los acuerdos cada país dice voluntariamente a qué se compromete, y en eso se diferencian un poco de Kyoto, puede haber un cierto contagio. Además, EEUU no solo se retira sino que Trump amenaza con contaminar más. La comunidad científica está absolutamente indignada pero, como siempre, no tiene tanta voz como otros lobbies.

Pero, ¿la clase política no advierte ya las consecuencias?

Todos los políticos se han dado cuenta de que el problema existe. El cambio climático es demasiado obvio ya en muchísimos aspectos. Ya está aquí. Tenemos fenómenos atmosféricos violentos claramente relacionados con el cambio climático: inundaciones, sequías, tornados, huracanes de gran fuerza que hace 30-40 años no se daban tan frecuentemente. Todo el mundo sabe que el clima está cambiando, todo el mundo sabe que llueve menos o que las cigüeñas ya no emigran. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) tiene miles de ejemplos de que el cambio climático lo estamos padeciendo ya. Otra cuestión es que los países que más lo padecen son los más pobres y los que menos capacidad tienen de resistir. Con tantos pantanos en Sevilla, para que nos quedemos sin agua tendría que ser una auténtica catástrofe; pero habría que preguntar a quienes dependen de la nieve del Kilimanjaro.

¿Sólo los gobiernos tienen la solución en sus manos?

Está en manos de una acción conjunta de todos los gobiernos. Al ser un problema global, un gobierno solo no puede hacer nada. EEUU y China podrían hacer algo entre ambos porque acaparan más de la mitad de las emisones. El CO2 de la atmósfera sigue aumentando todos los años. Estamos en un ambiente que hace veinte años se preveía que iba a ocurrir.

Así las cosas, ¿cómo es el futuro a corto y medio plazo?

No quiero ser muy pesimista pero... El calentamiento es inevitable. Tenemos ya 1º centígrado más de media en comparación con la media del siglo pasado y vamos a llegar seguro a 1,5º. Se trata de no superar los 2º, como marca la base de los acuerdos de París. ¿Qué significa 1,5º o 2º? Pues un clima aún mucho más extremo del que tenemos ahora y menos precipitaciones aún en la cuenca mediterránea, así como grandes inundaciones. Un calentamiento de este tipo significa cambiar las reglas de juego de los seres vivos. 1º o 1,5º parece poco pero es bastante. Ahora mismo, vamos disparados a los 4º a final de siglo si no se hace nada o si todos creemos que este Trump es un buen chico. Así las cosas, si todos los modelos se cumplen, y se están cumpliendo y cada vez son mejores, eso sería una catástrofe.

Y no me gusta ser catastrofista, pero es cierto. A partir de los 2º, el gas metano bajo los suelos congelados del hemisferio norte norte podría llegar a la atmósfera y el calentamiento se multiplicaría. También hay hidratos de metano en las placas continentales que podrían liberarse si la temperatura sigue aumentando. Y ese escenario, como mínimo, es distinto e imprevisible pero tendría enormes consecuencias sobre plantas, animales, cultivos, plagas.

¿Qué consecuencias tendría ese escenario?

Cambios muy bruscos en el clima, con periodos largos y desconocidos sin lluvia, grandes borrascas huracanadas... Es decir, se cambian las reglas del juego climático y todo empieza a estar fuera de control. Desde el punto de vista biológico podrían entrar especies tropicales, parásitos, plagas nuevas, etc. Sería un escenario muy preocupante, pero no tiene por qué pasar eso.

¿Hay lugar para el optimismo entonces?

Mucha gente es consciente de que este cambio existe. Tarde o temprano los gobiernos van a reaccionar y se van a cortar las emisiones. Si se cortan lo suficiente, aunque la temperatura siga aumentando y cause escenarios desconocidos, estamos a tiempo de estabilizar un poco el clima. No volveríamos a niveles preindustriales en varios centenares de años, pero al menos nos podríamos quedar como estábamos. Para eso, todos los gobiernos se tienen que poner de acuerdo y la respuesta tiene que ser global.

¿En qué cuestiones concretas se puede ir avanzando?

Con los coches estamos avanzando bastante. Entiendo que en un futuro serán eléctricos y habrá una mejora bastante importante. Y la electricidad tendrá que encontrar fuentes alternativas que no sean las de combustibles fósiles. Hay sitio para el optimismo, hay esperanza. Ha habido un pequeño revés con el Gobierno de Trump, pero es una persona y es temporal. Si EEUU se recupera y si todos los países se ponen las pilas, y se las tienen que poner, creo que podemos controlar un poco la temperatura del planeta.

España qué papel juega en todo este tema

Los deberes de Kyoto no los hizo España, quizás porque cogió una época de mayor crecimiento en la economía y fue complicado cortar las emisiones. Tanto Kyoto como París contemplan mecanismos de compraventa de emisiones. España debería cumplir con los acuerdos y no veo aquí gran resistencia pese a algunos sectores ligados a la escuela austriaca de economía, que niegan la intervención del Estado en ella. La lucha contra el cambio climático requiere la intervención de todos los sectores de la economía y, como decía antes, sembrar la duda entre la población provoca que los gobiernos no tengan demasiado interés en actuar sobre determinadas cuestiones. Pensar de una forma en economía o en política me parece bien, pero no se puede disfrazar con que la comunidad científica está dividida porque eso es falso.

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