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Paco R. Baños: “Admiro la garra y el carácter del universo femenino”
Una fábula con personajes muy humanos para ver “con el corazón”. El director sevillano Paco R. Baños define así 522. Un gato, un chino y mi padre (Tarkemoto, Letra M. Estrenada en el Festival de Málaga), que protagoniza una Natalia de Molina desquiciada por un pasado que le impide alejarse más de 522 pasos de su casa, pero que debe emprender un viaje al fin del mundo para reencontrarse con “los sentidos, el mar y su infancia”.
Sentado en una terraza de la plaza San Marcos, aún algo abrumado por el preestreno de su segundo largometraje en el cine Cervantes de su ciudad, Baños defiende su admiración “por la garra y el carácter del universo femenino”.
Esa fascinación la ha transformado en las dos protagonistas absolutas de sus largometrajes: Ali (interpretada por Nadia de Santiago en Ali) y George (Natalia de Molina en 522…). Son chicas que tienen “las ideas muy claras” y que permiten al cineasta sentirse cómodo “con esos personajes que se atreven a todo”. Incluso emprender una odisea hasta los ‘confines’ del mundo.
Al comienzo de la película, el cielo de Triana se convierte en una ilustración. Más adelante se habla de El Flautista de Hamelín y Cenicienta. Natalia de Molina, deformada buena parte de la película por el gran angular, se asemeja a una caricatura. ¿Estamos ante una película contada como un cuento?
La película está fabulada. Me gusta buscar esa conexión con el realismo mágico y con el mundo de la fábula para tratar de demostrar que no hablamos de la realidad, sino de algo más ficcionado, donde lo humano se mueve con ese contraste entre la madurez y lo infantil.
Tanto en Ali, como en 522. Un gato, un chino y mi padre, tus protagonistas, Ali y George, son chicas inadaptadas. ¿Hasta qué punto te ayudan los personajes femeninos a expresarte con mayor libertad?Ali522. Un gato, un chino y mi padre
Son personajes con alguna disfunción emocional y eso nos genera empatía, porque si nos miramos un poco tenemos más disfunciones de las que parece. El termino normal hay que ponerlo en tela de juicio. Es posible que emplear personajes femeninos te ayude a esconderte y sentir más libertad para expresar tus experiencias sin que nadie vea directamente esa conexión con el personaje.
¿Qué dirías que te une a ese universo femenino?
Hay una admiración por esa garra y carácter del universo femenino. Tienen las ideas más claras y son más directas. Eso me permite ir a gusto con esos personajes que se pueden atrever a todo, mientras lo masculino se limita a moverse a su alrededor.
En el preestreno en Sevilla, Natalia de Molina dijo que había sido un camino difícil. ¿A qué se refería?
Hacer una road movie es complicado, porque no puedes volver a los sitios y todo tienes que resolverlo. Para colmo, fue la primavera más lluviosa de los últimos 50 años. Era un trabajo complicado, al tener ella la cámara tan cerca. El personaje es complejo, absolutamente protagonista y está en todas las escenas y casi todos los planos. No tiene descanso.
Una fábula con personajes muy humanos para ver “con el corazón”. El director sevillano Paco R. Baños define así 522. Un gato, un chino y mi padre (Tarkemoto, Letra M. Estrenada en el Festival de Málaga), que protagoniza una Natalia de Molina desquiciada por un pasado que le impide alejarse más de 522 pasos de su casa, pero que debe emprender un viaje al fin del mundo para reencontrarse con “los sentidos, el mar y su infancia”.
Sentado en una terraza de la plaza San Marcos, aún algo abrumado por el preestreno de su segundo largometraje en el cine Cervantes de su ciudad, Baños defiende su admiración “por la garra y el carácter del universo femenino”.