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El Gobierno de Andalucía renegocia de urgencia el veto parental con Vox para salvar la estabilidad de la legislatura

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla.

Daniel Cela

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La amenaza de Vox de retirar el apoyo parlamentario al Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla en Andalucía desde la medianoche de este jueves ha sido recibida con una mezcla de cautela y preocupación por parte de PP y Ciudadanos. El presidente ha ordenado al consejero de Educación, Javier Imbroda, que se siente de inmediato a renegociar con sus aliados de extrema derecha, que han amenazado con tumbar todas las iniciativas de la Junta en comisiones parlamentarias y en el Pleno hasta que no se implante el veto parental en las escuelas, un acuerdo suscrito e incumplido por los socios del Ejecutivo andaluz hace ahora un año.

Fuentes de Educación confirman que se les ha convocado ya a una nueva reunión, pero adelantan que el margen para aceptar las exigencias de la extrema derecha en este tema “es muy reducido”. Lo que quiere Vox es que los colegios tengan la obligación de “pedir una autorización expresa de las familias para la participación de sus hijos en actividades complementarias”, que forman parte de las asignaturas obligatorias, y “eso no se puede hacer ni se quiere hacer”, insiste Imbroda. La normativa actual, y la que está en curso, permite a las familias conocer el proyecto educativo del colegio que han elegido para sus hijos antes de matricularles.

Educación está dispuesta a mejorar la información previa que tienen los padres, pero descarta entregar a las familias la potestad de vetar dichos contenidos y condicionar el currículum diseñado por los profesores y los colegios, porque sería “una injerencia en la autonomía pedagógica del centro y en la libertad de cátedra del docente”. El consejero asegura que en este asunto, PP y Ciudadanos “están alineados”, recuerda que él ha sido muy claro en las reuniones del Consejo de Gobierno para aclarar dónde están los límites. “El acuerdo suscrito con Vox no recoge nada de veto parental ni pin parental ni autorización expresa. Conocimiento previo, sí. Veto, no”, dijo en comisión parlamentaria.

Sin embargo, el jueves durante la sesión de control, el presidente andaluz volvió a generar dudas al barajar esa “autorización expresa” de los padres que exigía su interlocutor, y que Vox llama “pin parental”. “Se habrá equivocado, porque eso no se puede hacer”, aclaró luego Imbroda a un grupo de periodistas a las puertas del salón de Plenos. En dos años de legislatura, a la Consejería de Educación sólo han llegado dos quejas concretas de familias que se negaban a que sus hijos participaran en ciertas actividades encaminadas a entender la discriminación por razones de género, un asunto que crispa especialmente a Vox. “Dos casos en dos años no sirven para hablar de adoctrinamiento”, dice el consejero.

El partido de Santiago Abascal ha hecho bandera del negacionismo contra la violencia machista y la igualdad de género, y su propuesta del veto parental va en esa línea. Ahí ha tenido encontronazos fuertes con el departamento de Igualdad y con el de Educación, ambos gestionados por Ciudadanos. El conflicto por el pin parental renació hace dos semanas cuando, durante una sesión plenaria en el Parlamento, se hizo público un nuevo acuerdo -de dos párrafos- firmado por Imbroda y el portavoz de Vox, en el que se hablaba de desarrollar “los cambios normativos necesarios” para garantizar “el derecho de los padres a decidir sobre la participación de sus hijos en actividades complementarias, siempre con absoluto respeto a la Constitución”.

Ese acuerdo, aunque lo firmó el consejero de Cs, lo negoció personalmente el portavoz parlamentario del PP, Juan Antonio Nieto. El texto es alambicado, lo cual permitió a Vox defender que se trata del “pin parental”, y a sus socios de Gobierno negarlo rotundamente.

Estrategia tras las catalanas

PP y Cs enmarcan el órdago de su aliado de extrema derecha en el contexto de la resaca electoral en Cataluña, que ha situado a Vox por delante en votos y escaños que PP y Cs juntos. “Cuando las órdenes te vienen de arriba y no mandas en tu grupo, pasa esto”, advertía un consejero de la Junta el jueves en el Parlamento, tras el encontronazo entre el portavoz de Vox y el presidente andaluz. Fuentes próximas al presidente Moreno reconocen que se avecina una segunda mitad de la legislatura “más incómoda”, admiten que Vox “puede dejarnos caer mociones, decretos de ley y proposiciones” en el Parlamento, pero recuerdan que los Presupuestos de 2021 están aprobados, y eso garantiza cierta estabilidad durante “un año o dos años”.

La Junta podría prorrogar las cuentas en 2022 y aguantar todo lo posible hasta los comicios, previstos para diciembre, aunque por primera vez Moreno ha barajado públicamente la posibilidad de un adelanto electoral. “Estamos a mitad de la legislatura, esto que usted dice va en contra de la promesa de cambio para Andalucía y hace el juego a estos señores [señalando a la bancada del PSOE]. Y sepa que los ciudadanos responden”, replicó el jueves al portavoz de Vox, Alejandro Hernández.

Los diputados de extrema derecha han endurecido su acción política contra PP y Cs desde su éxito en las elecciones catalanas del 14 de febrero. Son sucesivas las embestidas contra los socios, cuestionando la gestión de la Junta en la pandemia, su “traición a la promesa de cambio”. Fuera del Parlamento, las redes sociales de Vox tildan de “mamarracho” a Moreno Bonilla, y dentro de la Cámara acusaron al consejero de Educación de “trilero y estafador” por incumplir el acuerdo firmado una semana antes sobre el veto parental. En menos de un mes han pedido la dimisión de la consejera de Cultura, de la consejera de Igualdad y ahora han cargado contra el titular de Educación.

Las encuestas de intención de voto publicadas en las últimas semanas coinciden en señalar una tendencia al alza de Vox en Andalucía, en menor medida pero también importante del PP, y una caída brusca de Ciudadanos. El bloque de los partidos de izquierda, presos de sus litigios internos, no lograría despuntar por encima del bloque conservador. Aun así, Moreno Bonilla se inclina por agotar la legislatura. Fuentes próximas al presidente andaluz argumentan que el golpe en la mesa de Vox y su amenaza de distanciarse de PP y Cs “a quien le viene mal es al PSOE andaluz, que se queda sin coartada política para hacer oposición”. “Sólo tienen a Vox, y si estos empiezan a insultarnos, a atacarnos y a tumbar nuestras iniciativas, el PSOE se queda sin discurso, porque ya no podrá decir que claudicamos con lo que nos piden”, explican estas fuentes.

Desde Presidencia también dejan claro que si el papel de Vox a partir de ahora se consolida en una estrategia frentista y de confrontación con el Gobierno andaluz, “entonces también vendremos preparados y nos defenderemos”. De momento, hasta la sesión plenaria de este mismo jueves, PP, Cs y Vox han seguido votando juntos y sacando adelante las iniciativas de la Junta.

La semana que viene se podrá a prueba la amenaza del partido de Santiago Abascal en las votaciones que se produzcan en las distintas comisiones parlamentarias. De momento, no hay a la vista ninguna norma de rango superior en trámite que corra peligro, y el presidente andaluz recuerda a Vox que si tumban un decreto que beneficie a un colectivo en concreto, “tendrán que explicárselo a ellos”. Moreno Bonilla también quiere hacer corresponsable a los grupos de izquierda en caso de que la pérdida de apoyos parlamentarios ponga en riesgo iniciativas legislativas encaminadas a salir de la crisis provocada por la pandemia.

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