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Absuelta tras denunciar por acoso sexual a su jefe, que pedía dos años de prisión contra ella por calumnias

Miembros del sindicato CNT-AIT en una protesta en apoyo a la trabajadora acosada

Álvaro López

Granada —

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El Juzgado de lo Penal 2 de Granada ha absuelto a la trabajadora de una hamburguesería de Granada a la que la acusación le pedía dos años de cárcel por daños morales, tras haber sido víctima de presunto acoso sexual. En concreto, el tribunal falla en favor de una empleada que previamente había denunciado a su jefe por vejaciones, insultos y comentarios de índole sexual en su puesto de trabajo, aunque el juzgado acabó archivando el caso alegando falta de pruebas.

El origen de los hechos se remonta a abril de 2021. En aquella fecha, la trabajadora, que estaba empleada como camarera en un restaurante de Granada, presentó una denuncia por acoso sexual contra su encargado, apoyada por el sindicato CNT-AIT. Según su relato, fue víctima de acoso de diferentes maneras. Por ejemplo, su superior llegó a enviarle la fotografía de un pene como respuesta a una consulta que le había hecho sobre su horario laboral o a hacerle comentarios de tipo sexual.

Tras la denuncia, la trabajadora comenzó un tratamiento psicológico y estuvo de baja médica por la presión a la que se había visto sometida por parte de su superior. Durante el juicio, varios testigos declararon haber presenciado insultos y amenazas por parte del encargado. Insultos y vejaciones del tipo “cada vez tienes el culo más gordo” o “eres una inútil”. No sólo eso, sino que se presentaron informes periciales que apoyaban la relación entre los hechos denunciados y los síntomas de la víctima.

Pese a las pruebas presentadas, que incluían la existencia de informes a favor de la denunciante, y a que no se rechazaron los testimonios ni los documentos aportados, el tribunal absolvió al acusado, argumentando falta de pruebas. Aunque la sentencia ha sido recurrida y no es firme, el encargado, que fue denunciado, respondió con otra querella contra la empleada y contra el secretario general del sindicato CNT-AIT, Alfonso Lázaro, que la respaldó, por calumnias.

Reclamaba dos años de prisión y 30.000 euros de indemnización por daños y perjuicios, después de que el propio sindicato se manifestase a las puertas del establecimiento de comida en varias ocasiones en señal de apoyo a la trabajadora. El juicio, que se iba a celebrar el pasado mes de junio, se aplazó a septiembre y ahora el tribunal ha fallado a favor de los intereses de la trabajadora.

A favor de la trabajadora

El Juzgado de lo Penal 2, según la sentencia a la que ha tenido acceso este medio y que puede ser recurrida, argumenta que no se han producido daños morales contra el encargado, puesto que los actos sindicalistas que se produjeron en apoyo a la trabajadora fueron siempre “expresiones de lucha sindical, contra la patronal y en defensa de los obreros”. De hecho, el mismo tribunal le da la razón en parte a la trabajadora sobre los presuntos episodios de acoso sexual cuando señala que en el anterior juicio la empleada no mintió al describir lo sufrido porque existen “indicios de veracidad consistentes”. Al mismo tiempo, absuelve al secretario general de CNT-AIT señalando que no participó en las manifestaciones y que su rol no le otorgaba ninguna responsabilidad sobre ellas.

Por su parte, la letrada de la víctima, María Gallego, entiende que, aunque es positiva la absolución, se ha llevado a cabo un juicio que no tenía “ningún fundamento”. Según la abogada, “en España el gran número de casos de acoso sexual contra mujeres en el ámbito laboral contrasta con el reducido número de condenas, prueba de la falta de efectividad de los mecanismos de protección”.

Desde el CNT-AIT muestran su satisfacción por la resolución del caso que afectaba a una trabajadora a la que han apoyado en diferentes actos y movilizaciones. Denuncian que este tipo de situaciones reflejan la dificultad para probar casos de acoso sexual y laboral y culpan al sistema judicial de infravalorar las pruebas y proteger a los agresores. Asimismo, critican al establecimiento en el que estaba trabajando la víctima por mantener al encargado en su puesto a pesar de las acusaciones, y acusan al sistema de perpetuar el acoso y la represión de la acción sindical. Según el sindicato, este caso es un ejemplo más de cómo el patriarcado y la justicia laboral cuestionan a las víctimas y protegen a los agresores.

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