“No tenemos medidas de seguridad”: testimonio de una teleoperadora en tiempos del coronavirus
María, nombre ficticio, habla desde su lugar de trabajo. En voz baja, para que nadie se entere, pero es que no puede más. Es teleoperadora en un 'call center' que Konecta, la mayor empresa de telemarketing de España, tiene en la localidad sevillana de Bollullos de la Mitación y donde trabajan más de 2.000 personas. Pese a las medidas sanitarias de seguridad establecidas por el Gobierno de España para frenar la expansión del coronavirus, todo sigue “igual que la semana pasada”: “pegados unos a otros, compartiendo auriculares, abriendo el mismo microondas y el mismo frigorífico”.
Ni hablar de un metro de seguridad entre unos y otros ni medidas de higiene más allá de un bote de alcohol y el papel del baño, relata la trabajadora. Otros 'call center' en Andalucía y España están pasando por situaciones similares. El mismo lunes desalojaron un call center de la empresa Majorel en Jerez de la Frontera (Cádiz). En Madrid, los trabajadores han pedido a la autoridad laboral paralizar los 'call center' de Konecta en Madrid, con 5.000 empleados. En Sevilla capital, la empresa de teleoperadores Sitel también ofrece testimonios muy similares. En Córdoba, CCOO ha pedido a la empresa Emergia que implante el teletrabajo tras confirmarse el segundo caso de infección de un trabajador en su 'call-center', que emplea a cerca de 1.000 personas en Córdoba.
La Policía Local de Bolullos estuvo este lunes en la sede de la empresa en la Carretera Prado de la Torre pero “tal como vino se fue”. Hasta este mismo martes. La Policía ha ordenado el cierre por no cumplir.
“Estoy trabajando en turnos de nueve horas seguidas. Es lamentable. Los sindicatos están haciendo lo que pueden, nos dicen que hay reuniones y tal. No tenemos ningún tipo de medida. Las puertas las abrimos por la mañana con las manos. Lo único que han quitado ha sido un torno metálico. No podemos tener la distancia de seguridad porque estamos prácticamente codo con codo en los puestos, que no son individuales sino que pasan de unos a otros, auriculares incluidos”, relata la teleoperadora desde uno de los cuatro centros de Konecta en Andalucía, todos en la provincia de Sevilla.
Ataques de ansiedad
“Todo el mundo está alterado. No hay nadie guardando nada de seguridad. Compañeros con mascarilla o guantes que se traen de casa. Hay ataques de ansiedad. Dijeron que iban a reforzar la limpieza pero las limpiadoras llega a la misma hora, lavan los baños y poco más. Sólo el bote de alcohol. Yo me levanto y se sienta otro”, denuncia la empleada. Un caso positivo de COVID-19 en Konecta Madrid ya levantó la indignación sindical.
El alcalde de Bollullos, Fernando Soriano, explica a este periódico que la actuación policial del lunes se produjo en Konecta tras varios avisos de trabajadores y familiares por la situación descrita, así como en la sede Indra, en la misma carretera, de las que dio cuenta el propio alcalde a la Subdelegación del Gobierno en Sevilla solicitado que se tomaran medidas “contra empresas de este tipo, no solamente call center, sino donde la disposición de los trabajadores obligue a estar juntos”.
Hasta la publicación de esta información, Konecta no ha atendido a la consulta de este periódico para saber su posición, si bien el alcalde comenta que desde la empresa les comunicaron que “ya estaban tomando medidas al respecto, pero que tenían problemas para encontrar guantes y mascarillas”. “Se les dio un plazo de 24 horas y confío que a lo largo del martes se pusieran en marcha. Si no, la idea es ir con la Inspección de Trabajo a cerrar el centro”. “Konecta nos dice que habían encontrado soluciones para el teletrabajo y que desde este martes iban a empezar a mandar a gente a casa a teletrabajar, al objeto de dejar un puesto de trabajo vacío entre las personas”.
Distintas empresas
Por otro lado, la Policía acudió el lunes a las instalaciones de la empresa de teleoperadores Sitel, respondiendo a una llamada de uno de sus empleados, que denunciaba que las condiciones de trabajo no respetaban las mínimas medidas de seguridad para evitar que se propague el contagio por coronavirus. Sitel tiene 4.500 trabajadores en España, de los cuales 1.800 están en Sevilla, distribuidos en cuatro plantas de un mismo edificio en la Avenida de República Argentina. Fuentes sindicales de la empresa aseguran que ya se ha confirmado un caso positivo en una de las empleadas.
Los teleoperadores realizan gestiones para distintas empresas y, hasta ahora, no han interrumpido su actividad. El problema, dice una empleada que pide anonimato, es que “en una misma planta estamos hacinadas 100 o 200 personas, la distancia entre uno y otro es de menos de un metro, los puestos no son fijos, de manera que hoy te sientes en una silla que hace unas horas ocupó otro, y usas los auriculares que llevaba otro, y el teclado del ordenador del compañero”.
El lunes, primer día laboral bajo el estado de alarma decretado por el Gobierno, muchos trabajadores de la plantilla protestaron y al final acudió una patrulla de la Policía. “No se han tomado medidas de seguridad. Yo he estado confinada en casa el fin de semana y luego me meto ahí dentro con 200 personas, y luego salgo y voy al supermercado y me cruzo con más gente”, protesta una empleada. Los testimonios son anónimos porque las condiciones laborales de la plantilla de Sitel “ya son muy frágiles, y la gente tiene miedo a perder el trabajo”.
En enero, la empresa de teleoperadores presentó un ERE para sus oficinas en Sevilla, el segundo en manos de seis meses, que suponía el despido de 303 personas, más las 123 que perdieron el trabajo en 2019.
Desalojo en Jerez
En la tardel mismo lunes, mientras en Konecta en Sevilla se llevaban las manos a la cabeza por la situación que vivían, agentes de la Policía Nacional desalojaba entre aplausos en Jerez de la Frontera el call center de la empresa Majorel (antigua Qualytel), según informaron fuentes de CGT Andalucía, que durante el fin de semana había denunciado públicamente la falta de medidas de seguridad y protección contra el coronavirus con “1.500 personas hacinadas”.
La empresa, antes del desalojo y siempre según CGT, se había limitado a implementar como medidas de contención de la pandemia por el COVID-19 “la apertura de puertas y colocación de carteles, obviando medidas higiénicas como la dotación de geles o aumento del servicio de limpieza”. “Unas medidas insuficientes y ridículas, provocando con ello una situación de indefensión en la plantilla y en sus familias al exponerles negligentemente al contagioso virus”.
Al igual que el testimonio de Konecta, en esta empresa hasta antes del desalojo se usaban “cascos, micrófonos y teclados comunitarios y la empresa no ha facilitado medidas de protección individual, no se dota de gel a los baños para el aconsejable lavado de manos ni se ha incrementado el servicio de limpieza para minimizar los riesgos”, denunciaba CGT.
Desde el sector provincial de Sevilla de telemarketing de CGT han alertado a través de un comunicado que “estamos siendo obligadas a poner en riesgo nuestra salud realizando actividades que no son esenciales para la ciudadanía, en campañas comerciales de venta y contratación para clientes como Orange, Movistar, Yoigo, Banco Santander, BBVA. Etc.. Mientras estas empresas exoneran del trabajo a sus plantillas, obligan a las subcontratas de telemarketing a seguir realizando su trabajo despreciando su salud a costa del beneficio económico”. “Una vez más, un sector vulnerable, feminizado y precario sufre las políticas empresariales más lesivas contra nuestros derechos, sometidas al cortoplacismo de la patronal y la inoperancia de las Instituciones, nuestra salud y la de nuestras familias está hoy en grave riesgo”, denuncia CGT Sevilla.
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