La condena en diferido al joven artista urbano que pintaba de dorado las papeleras en Málaga
Hace siete años el Ayuntamiento de Málaga hizo una apuesta. En paralelo a la inversión para atraer franquicias museísticas que pusieran a la ciudad en el mapa del turismo cultural, pretendió situarse a la vanguardia del arte urbano. Aquello coincidió con un fuerte aumento de la inversión pública en un barrio céntrico y relativamente degradado, llamado hasta entonces Ensanche, y desde entonces, Soho. Se trataba de convertir a Málaga en la “nueva capital del arte urbano”.
Con la punta de lanza del Centro de Arte Contemporáneo, situado en pleno Soho, contrató a golpe de talonario a artistas de renombre mundial, como D Face, Obey o Invader, para que dejaran su huella en la ciudad. A los dos primeros les pagó 12.000 euros por pintar sendos murales a la orilla del Guadalmedina, mientras el segundo dejó sus icónicas figuritas en fachadas protegidas del Centro Histórico, caso que la justicia todavía no ha resuelto.
Mientras, el Ayuntamiento perseguía ante la justicia a un joven que, por aquellos días, pintó de color oro una papelera en el Soho y otros elementos del mobiliario urbano de Rincón de la Victoria y Málaga capital, en una intervención que, según explica, pretendía “descontextualizar” estos objetos y ponerlos en valor.
Siete años después, ese joven de 26 años, empleado como repartidor en un restaurante, deberá pagar una multa de 4.500 euros, además de una indemnización de 3.255 euros. Así lo dice una resolución judicial, adelantada por El Observador, que declara que la condena al joven es firme y debe ejecutarse ya.
Pintar las papeleras doradas para resaltar su valor
Juanra ha peleado en los tribunales durante todos estos años, pero su caso ya no tiene más recorrido. Le condenó un juzgado penal y la Audiencia Provincial confirmó la condena. “Podría haber recurrido al TS, pero no quería seguir con esto” explica: “Es mucho desgaste y quería continuar con mi vida”.
Hace ahora siete años inició una intervención artística en su pueblo, Rincón de la Victoria. Con ayuda de un spray, pintó de color oro algunos bancos, papeleras y contenedores. Su objetivo, explica a elDiario.es Andalucía, era darles valor y que la gente los percibiera así. Descontextualizar objetos cotidianos asignándoles el valor del oro, para que volviéramos a reparar en ellos.
“Son objetos con un valor intrínseco que suele pasar desapercibido. Por desgracia mucha gente en este país vive de rebuscar en las papeleras”, explica él, a modo de ejemplo. De la fuente emana agua, un bien muy preciado. Y los bancos los pintó de dorado porque sirven para la contemplación del arte. Llamaba a su proyecto “The Real Gold”, y firmaba como ONUO. “Mi idea era cambiar el sentido del oro y dar valor al objeto”, resume. Nada que ver, por tanto, con una intervención que rebajara la utilidad o durabilidad de esos elementos. Tenía un criterio estético y una finalidad discursiva.
El “misterio” del pintor dorado
De hecho, en aquellos días hubo debate sobre si la acción del joven anónimo era arte o vandalismo. Empezó en Málaga, pintando una piedra para representar una pepita de oro frente al Centro de Arte Contemporáneo, donde aquel día (13 de marzo de 2015) se inauguraba la exposición 'Made in Spain'. Luego siguió en Rincón de la Victoria y la Cala del Moral, y regresó a Málaga ciudad, donde pintó una papelera (nuevamente frente al Centro de Arte Contemporáneo) y un contenedor de papel junto a la Facultad de Bellas Artes. Luego volvió a las papeleras. “El pintor dorado se extiende por Málaga”, tituló Málaga Hoy el 7 de abril de 2015, informando de la aparición de una papelera dorada en el barrio de El Palo. ABC enfatizaba que lo había hecho en las narices de la policía, a pocos metros de una jefatura. En total, se le acusó de pintar cuatro papeleras, dos fuentes, un banco, un columpio y un contenedor de papel. También un pedestal en la fachada de la facultad de Bellas Artes.
Alimentado por la prensa, el misterio en torno al “pintor dorado” suscitó simpatía entre muchos ciudadanos, pero también alentó las ansias de intervención de los políticos. Francisco Salado, alcalde de Rincón de la Victoria (PP), primero lo vio gracioso, y dijo que la Policía no le buscaba para sancionarlo, sino para “escuchar su idea de cómo decorar el municipio”, según recogió EFE. El regidor llegó a reconocer que “lo hacía muy bien” y que al menos no pintaba de rosa chillón, amarillo fosforescente o negro. Pero después dijo que esa no era “forma de hacer las cosas” y la Policía llegó a pedir la colaboración ciudadana para atrapar al muchacho, al que pidió públicamente que se desenmascarase.
A Juanra no le dio tiempo a mucho más. El 9 de abril, unos agentes le dieron el alto mientras caminaba por la calle. Él cree que lo reconocieron porque ya sabían que era aficionado a los graffitis. En su mochila encontraron botes de pintura y una cámara con fotos de las papeleras doradas. Después registraron su casa y se llevaron de ella su ordenador portátil, su teléfono móvil y algunos objetos más. “Está siendo complicado que me lo devuelvan”, dice hoy.
“Si no lo inaugura el alcalde no es arte”
Poco después del episodio, Juanra se fue a Madrid a estudiar un máster en la Escuela de Profesiones Artísticas del Círculo de Bellas Artes. Los servicios municipales volvieron a pintar de gris todos los objetos y los ayuntamientos denunciaron a Juanra ante la justicia, que siguió lento camino hasta desembocar en una condena por un delito de daños, que obliga al joven a pagar casi 8.000 euros, parte como pena de multa y parte como indemnización a los municipios.
En aquellos días el Ayuntamiento de Málaga también multó a Dadi Dreucol, a quien había encargado trabajos, por pintar el muro de un solar abandonado. El artista pagó su multa vendiendo un boceto alusivo al episodio dibujado sobre la propia denuncia, y denunció “la hipocresía de un Gobierno que castiga a veces lo que después utiliza en su favor”.
“Para la administración, si no lo inaugura el alcalde no es arte”, lamenta el artista Rogelio López-Cuenca, que denuncia el doble rasero con el que el poder “engaña” a la gente joven: “Lo que hizo este chaval es lo que se hace en las Noches en Blanco o en festivales de arte público. Son expresiones de arte urbano bien recibidas por las administraciones cuando sirven a sus estrategias de especulación inmobiliaria, para atraer la mirada a sitios concretos. Pero si no hay alguien sacando beneficio económico, lo llaman delito”. López-Cuenca cree que el caso demuestra que la postura respecto a la cultura y arte contemporáneo en Málaga son “pura fachada y escaparatismo”.
Juanra está ahora valorando la posibilidad de montar una exposición en torno a aquella experiencia con el fin de recaudar fondos porque, dice, no puede pagar. Unidas Podemos ha pedido al alcalde de Málaga que deje sin efecto la sanción. Este medio no ha logrado recabar la valoración de los ayuntamientos de Rincón de la Victoria y Málaga.
Siete años después, ¿la reacción del Ayuntamiento y la justicia ante unas papeleras pintadas de color oro le ha quitado las ganas de hacer arte urbano? “Las ganas no se me han quitado, pero ahora mismo no puedo porque voy a la cárcel”.
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