El papel de las mujeres en el mundo rural ha cambiado. Lideran empresas y representan la ruptura de estereotipos. 'Mujeres rurales en Sevilla' quiere ser un espacio para contar las historias de algunas de estas protagonistas en la provincia, para que sirvan de ejemplo e insiración, y contribuyan a cambiar clichés y tópicos. Este espacio está auspiciado por la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Sevilla.
Mari Carmen Delgado: una historia de superación
Hay decisiones que cambian y dirigen una vida. Y eso le pasó a Mari Carmen Delgado cuando tenía 19 años de edad en 1976. Heredó las tierras de la familia y fue el momento en el que tomó la decisión de dedicarse a ellas. Podía haber seguido otro camino. Pero decidió este, un camino de superación y esfuerzo teñido con los colores del olivar que la han convertido en empresaria agraria, con la gestión de más de 400 hectáreas en sus manos.
Nacida en Osuna el 25 de junio de 1957, mantiene una intensa actividad cada día en las fincas que gestiona, con una buena parte de ellas en el término municipal de Osuna y el resto en Marchena, lo que alterna dando clases en la escuela universitaria de Osuna de Derecho del Trabajo desde 1994, donde además es parte de su equipo directivo.
Mari Carmen se hizo cargo de las tierras pero no se quedó ahí. Durante todos estos años ha ido renovando y diversificando su actividad hasta crear dos empresas, “Mari Carmen Delgado Vela” y “Lucarca Sociedad Civil”, con las que gestiona olivar de riego y secano, con variedades de aceituna manzanilla, hojiblanca, marteña, arbequina y gordal, en una enorme superficie de 400 hectáreas, de las que todas, salvo 70, que están en Marchena, se encuentran en Osuna.
Tampoco se conformó con el cultivo del olivar si no que amplió horizontes. “A partir de ahí diversifiqué el trabajo, y hoy día cultivo cereal, girasol, algodón y habas”, explica a eldiario.es/andalucia, concretando que cuenta con tres trabajadores durante todo el año, mientras que en campañas y momentos puntuales del algodón “llega a unos 12”.
Se trata de una empresaria que roza los 60 años pero tiene vitalidad para dar y tomar. “La edad en la que me dicen que debería pensar en jubilarme, pero no lo lo hago, y sigo estando al día en todo lo que conlleva la empresa”
Una vida de experiencia y lucha
Para sacar adelante su gran proyecto, entre 1995 y 1996, “según terminaban los contratos de arrendamiento, los fui recogiendo para explotarlos yo directamente. Antes de cumplir los 40 me instalé como joven agricultora, que es el límite de edad que se puede hacer, para acceder a ayudas por modernización, entre otras”.
“Jamás pensé en dedicarme a esto, pero es verdad que hoy puedo decir que mi vida laboral comenzó con 19 años, una vida de experiencia y lucha pero también sinsabores, en la que ya llevó 41 años, en la que tuve que asumir esa serie de responsabilidades, con la premisa de que o lo hacía entonces o ya no no podía hacerlo”.
En ese punto, destaca “la gran ayuda que tuve de la Administración, que es verdad que me echó una mano en todo lo que necesité, aunque yo también se lo ponía muy fácil por mi condición de abogada y el conocimiento que tenía de todo lo relacionado con el papeleo, e incluso puedo decir que me ayudó mucho el hecho de que no tenía ni idea ni experiencia, con lo que estaba abierta a todas las posibilidades”.
Señala, además, que ahora los agricultores están bastante sensibilizados con la documentación, cumplimiento de normas, etc…, “pero entonces no era así. Con mucho trabajo conseguí la clasificación de explotación prioritaria, lo que suponía, y sigue suponiendo que al menos una parte importante de tus ingresos tienen que provenir de la agricultura, aparte de otros requisitos más”.
Mari Carmen puede presumir de que ser una de las primeras mujeres que hizo pozos con instalación eléctrica. Ahora espera que su hijo la suceda, para lo que está ya dado de alta como joven agricultor y ha comenzado a dar los primeros pasos.
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