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“Presidente, qué bien estuviste con Bertín”

Mariano Rajoy no anunció nada en Málaga. Para el acto de apertura de campaña (pegada de carteles al margen), más que un mitin eligió un paseo. Recorrió la calle Larios lentamente, foto a derecha, foto a izquierda, rodeado de señoras que le celebraban la entrevista con Bertín Osborne, y acabó tomando un café con churros. Para el mitin posterior dejó poco, ni siquiera referencias a la encuesta del CIS conocida este jueves, y no reveló nada de su programa electoral, que se supone que irá desgranando en los próximos días.

Dijo el presidente que tiene cuatro objetivos para la nueva legislatura, si es que gobierna: empleo, personas, “defender nuestra nación” y luchar contra el terrorismo, por este orden. Rajoy se marcó el objetivo de que se creen dos millones de puestos de trabajo hasta 2019. “Haremos una política económica como la que hemos hecho, porque se ha demostrado que es la que funciona”, anunció luego, antes de permitirse una alegría: “Ya no tendremos que apretarnos tanto el cinturón”. Avanzó bajadas de IRPF, Impuesto de Sociedades e “impuestos a emprendedores”.

Más énfasis puso luego en la defensa de “nuestra nación, España”, de la que dijo que “no se toca, no se juega, no se negocia”: “España será lo que los españoles digan lo que tiene que ser, no una parte de los españoles, sino todos los españoles”, lanzó entre gritos de “España, España”. Para el cuarto objetivo, luchar contra el terrorismo, apenas deslizó un detalle: luchar “aquí y fuera de aquí”.

Lo que para otros es un hándicap Rajoy lo entiende como una baza. El presidente alertó contra los “partidos de una sola persona” y las “coaliciones de coaliciones”, e insistió en la tesis de que para ser político hay que empezar con una concejalía, que “una cosa es hablar, participar en tertulias, inventar partidos desde la televisión, y otra tomar decisiones en los momentos difíciles”. Antes Elías Bendodo, presidente del PP malagueño, había contado un cuento protagonizado por tres muchachos que dudan sobre qué camino tomar: “Pablo, Pedro y Alberto”. Y García Urbano, alcalde de Estepona y número uno por Málaga, había anunciado que estaba “dispuesto a todo” menos a jugar al futbolín, convertida ya la entrevista con Bertín Osborne en la referencia emocional de la velada. Luego dio las gracias a Celia Villalobos, a la que ha desplazado como cabeza de lista después de 20 años. Las cámaras enfocaron a Margarita del Cid y cuando repararon en el error, se vio que Celia Villalobos no parecía contenta.

Con una apelación al optimismo terminó el mitin, y con el mitin, una tarde que el presidente pasó entre selfies y churros. Era la continuación lógica de sus últimas apariciones públicas, en las que se le ha visto jugando al dominó y conferenciando desde un banco. Empezó su paseo desde una bocacalle de Larios. “¡Viva Rajoy. Viva España. Abajo las provincias rebeldes!”, le piropeó un señor con voz recia desde un balcón como quien piropea a la Virgen, a lo que Antonio Sanz (delegado del Gobierno) comentó con sorna: “Va a dar juego esto... Y eso que no hemos arrancado, chico”. A partir de ahí, Rajoy avanzó a ritmo de procesión por calle Larios. Había niñas a las que la experiencia les pareció “casi tan emocionante como ver a Pablo Alborán”, turistas desconcertados y algunas señora que emitían grititos de emoción cuando descubrían que el presidente estaba en medio de aquella melé. Y algún insulto. “¡Queremos debate!”, le pidió alguien. “Pues cómpratelo”, respondieron.

En cubrir los 500 metros, Rajoy invirtió más de una hora. Pareció que ponía empeño por superar el récord de Pedro Sánchez, a quien los socialistas le alaban que tardara 45 minutos en hacer el trayecto. Rajoy haciéndose una foto con un décimo de lotería. Rajoy preguntando “¿Hemos salido bien?”. Rajoy dando besos. Rajoy haciendo el signo de “todo bien”. Rajoy chocando la mano con un niño que le dice “Hola, Mariano”.

Un “baño de multitudes”, dijo luego el presidente del PP andaluz, Juanma Moreno Bonilla, que resumió la excursión por el centro de Málaga recordando la felicitación que Rajoy recibió de una señora: “Presidente, qué bien estuviste anoche con Bertín”.