Bretón, comisionado de Polígono Sur: “Una ciudad que trae eventos como la MTV o los Goya no puede permitirse tener el barrio más pobre de España”
Dice que es “de los optimistas” sobre uno de los barrios más pobres de España y cuya imagen de exclusión y marginalidad ha traspasado fronteras durante décadas. Jaime Bretón Besnier es Comisionado para el Polígono Sur de Sevilla, tras ser nombrado por el Consejo de Gobierno que preside Juan Manuel Moreno en Andalucía. Demuestra familiaridad y solvencia cuando habla de la zona, de la que fue responsable en sus tiempos de concejal del Distrito Sur bajo el mandato de Soledad Becerril (PP). Está convencido de que la solución para estas “144 hectáreas situadas a menos de 4 kilómetros de La Campana” pasa por la colaboración público-privada. Tiene planes para “poner el Polígono Sur en la agenda de Sevilla” y lo entrevistamos entre reunión y reunión.
Hoy se cumplen justamente tres meses desde su nombramiento como Comisionado del Polígono Sur de Sevilla. En este tiempo se ha reunido con instituciones, entidades vecinales, grupos políticos municipales... ¿Ha notado mucho el cambio de lo que conocía del Polígono cuando fue concejal del distrito?
Sí. Yo soy de los optimistas. Aquí hay gente que considera que en estos años no se ha hecho nada y yo no comparto esa opinión. Yo creo que en el Polígono Sur se ha avanzado en muchos aspectos. Hay que mejorar, evidentemente, pero no soy de los que considera que cada vez esto está peor. Por ejemplo: se han normalizado determinados servicios. Yo recuerdo que a finales de los años 80 y principios de los 90 a los servicios de limpieza (Lipasam) y de autobuses (Tussam) les costaba trabajo entrar en el barrio y Correos ni siquiera entraba. Y eso, hoy en día, está normalizado.
En esa época no había la cantidad de entidades que hoy prestan aquí servicios en áreas muy importantes, como en temas educativos, sociales, de formación, laborales. Actualmente, diversas entidades, fundaciones, asociaciones, hermandades, la Iglesia o empresas hacen una gran labor. Lo que hoy en día llamamos el Tercer Sector. Y eso ayuda mucho. ¿Por qué? Pues porque yo creo que la solución del Polígono Sur tendrá que venir de la mano de la colaboración público-privada. Las administraciones tienen que hacer su papel, no pueden hacer dejación de funciones, por ejemplo en temas de seguridad, limpieza, infraestructuras o equipamientos. Pero luego, la Sociedad Civil tiene que aportar mucho en temas que son fundamentales aquí, como la formación o la inserción laboral.
Ayer estuve reunido con la ONCE, que es una entidad potente que puede hacer mucho aquí en materia de formación e inserción laboral. Esta mañana he hablado con la empresa Martín Casillas, con la que también estamos en vías de montar un taller de jardinería y construcción de cara a la inserción laboral. Es decir, al final creo que hay que arrimar el hombro, tanto desde las administraciones como por parte de las entidades privadas.
¿Cree que continúa siendo un guetto?
Sí. Yo creo que es un guetto porque aquí durante mucho tiempo entró mucha gente que venía de la infravivienda, de la exclusión social. Se les introdujo en 144 hectáreas que componen el Polígono Sur. En un espacio que está cerca del centro de la ciudad, no como ocurre en zonas de exclusión de otras ciudades del mundo, que están muy lejanas del centro de las ciudades. Estamos a poco más de cuatro kilómetros de La Campana, que es el kilómetro cero de la ciudad. Pero hay una sensación de barrera física por tres espacios: uno, la vía del tren; otro, el muro de Hytasa; y otro, la Carretera de Su Eminencia. Creo que hay que ir eliminando estas barreras, y para ello está el proyecto, que no es un invento mío, sino que lo recoge el Plan General de Ordenación Urbana, de introducir los vehículos y la movilidad dentro del barrio. Incorporar la Carretera de Su Eminencia al barrio con una ampliación del Parque de Guadaíra serviría para normalizar esta zona, que es la más degradada de Polígono Sur. Es fundamental, porque está demostrado que allí por donde pasan los coches, el Ayuntamiento limpia más, se preocupa de que la disciplina urbanística sea más eficaz, de una mejor iluminación y de que las infraestructuras y las calles estén mejor conservadas. Asimismo, también es fundamental –y así se lo he hecho saber al Ayuntamiento-- retomar el proyecto del muro de Hytasa, que ahora mismo es un espacio muerto y que permitiría abrir el barrio hacia la zona del Cerro del Águila y normalizaría toda esta zona. Y después, aunque soy consciente de que es más difícil, por lo costoso de la obra y por lo que significa de logística, es fundamental el proyecto para quitar la vía del tren: una reivindicación histórica del barrio.
Pero lo grave no sólo son las barreras físicas, sino que a éstas hay que añadirles las psicológicas, las barreras sociales que hay en el barrio. Todos en nuestro barrio tenemos una mercería, una droguería, un supermercado, un chino, un bar, un restaurante, una floristería... Aquí no hay nada dentro del barrio. Entonces una persona sale de su casa y no tiene a donde ir. Es decir, no tiene esa sensación de barrio que todos tenemos. Donde más se concentran las cosas es en el entorno, en los aledaños. Pero dentro del meollo de la zona hace falta ese tipo de equipamiento, de pequeño comercio.
Es difícil convencer a la gente para que se instale aquí y arriesgue su dinero. Ahora bien, yo creo que la administración tiene que intentar facilitar eso. La Administración tiene que dar un paso y comprometerse aquí. Aquí ahora mismo hay once solares, todos de la administración (Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía; del Ayuntamiento; y del Ministerio). Hay que decidir lo que se hace con esos once solares. Ahora mismo son zonas de basura, un erial. Entonces hay que hacer una apuesta ¿Y qué hacemos? ¿Equipamientos públicos o le decimos a empresas que se instalen?. Esa es la decisión hay que tomar y quizás habría que hacer una mezcla de equipamiento público y que determinadas empresas privadas pudieran instalarse aquí.
Hay algunos empresarios que me han dicho que ellos no tendrían inconveniente en traer aquí sus oficinas, como por ejemplo José María Pacheco, de Konecta, y montar aquí un call center. Él está muy comprometido con el barrio. Tiene aquí una fundación, Alalá, que se gasta 400.000 euros anuales y tiene una escuela de 150 niños a los que se les enseña canto, baile, percusión o guitarra flamenca. Hay que buscar a empresarios con ese compromiso social para que se puedan instalar y entonces el Ayuntamiento tendría que facilitar que se instalaran en esos solares. Yo creo que al final la apuesta tiene que venir de la mano de todo el mundo, pero la Administración tiene la obligación y el compromiso moral de dar un paso adelante.
Seguridad, educación, empleo, infraestructuras, chabolismo, arbolado... son algunos de los temas que ha abordado usted en las reuniones que ha mantenido. A su juicio, ¿por dónde hay qué empezar? ¿Cuáles van a ser las prioridades en su línea de actuación como Comisionado?
Aquí hay un problema grave que es el de la seguridad, porque por mucho esfuerzo que yo haga en convencer a las administraciones y a las entidades privadas de que se haga una inversión en temas educativos, sociales, laborales, formativos...para concienciar a la gente joven de que ése es el camino y ése es el futuro, si esa gente joven ve que en su mismo entorno, su vecino tiene un BMW, que se lo compra porque tiene una plantación de marihuana en su casa, es muy difícil que yo pueda convencer a ese joven de que haga un taller de formación de tres meses para luego insertarlo laboralmente en una empresa.
Me he reunido con el decano de los jueces, con el fiscal jefe, con la Policía Adscrita y con el subdelegado del Gobierno. Y les hago ver que hay que acabar con el tema de las plantaciones de marihuana. Hay una proliferación de plantaciones de este tipo que no se puede permitir. Si eso sucediera en alguna de las viviendas donde nosotros vivimos, duraba 24 horas. Aquí no. Y eso se llama impunidad. Y no puede haber impunidad, porque cuando la Administración no impone la autoridad, la autoridad la imponen otros. Esta es la primera premisa, porque sin ella, lo demás se te queda cojo y es muy difícil implementarlo.
Otro tema importante es la limpieza. Sin seguridad no hay convivencia ni libertad y hay impunidad; y sin limpieza no hay dignidad. El entorno tiene que estar limpio, que no sólo es responsabilidad del Ayuntamiento y de Lipasam, que viene, actúa y se emplea a fondo. No tengo queja de la empresa de Lipasam, sino que también se trata de una tarea de concienciación de la gente que vive aquí, ya que ellos son los principales responsables de mantener la limpieza. ¿Que Lipasam puede hacer más? Siempre todos podemos hacer más. ¿Que hay que tener aquí un plus de actuación con respecto a otros barrios? Pues sí. Es como si uno tiene dos hijos y uno necesita más apoyo y clases particulares que el otro. Sevilla tiene que hacer un esfuerzo en este barrio, porque al final a Sevilla en su conjunto le interesa.
Ayer fui a una cena de la Asociación de Hostelería, en la que se hablaba de la cantidad de eventos que es capaz de organizar Sevilla, el alcalde hizo una intervención: la MTV, los Goya, ahora los ministros de Ciencias hablando del espacio y de la Luna...del Turismo, que está en época de bonanza. Muy bien, pero una ciudad que quiere competir en esas cosas no se puede permitir tener la bolsa de exclusión tan inmensa que tiene, ni se puede permitir tener el barrio más pobre de España a cuatro kilómetros de La Campana.
Mi responsabilidad es poner en la agenda política de la ciudad esto, precisamente para que se vea que si queremos ser una ciudad referente en la Europa del Siglo XXI, no sólo seremos referentes trayendo la MTV, a los Reyes o a ministros; sino que lo seremos: no teniendo una gran bolsa de exclusión como la que tenemos, no teniendo aquí a tan sólo un 2% de personas que son universitarias, no teniendo aquí una escasa formación de los jóvenes. Hay que formar a los jóvenes, para que no haya que darles ayudas sociales. Éste es el barrio de Sevilla donde más gente joven hay. Pues, aprovechémoslo e intentemos formarlos para que tengan un futuro, contribuyan y no vivan de la protección social.
¿Pero qué hay que hacer, en lo concreto, para que en una zona con una enorme tasa de paro juvenil como ésta, negocios ilegales como las plantaciones de marihuana de las que nos ha hablado no sean una opción?
Hay que trabajar con los entornos. Hay que insistir en que la formación es básica. Hay que convencerlos de que aquellas personas que tienen mayor formación consiguen un empleo más seguro. Hay que apoyar a los directores de los 15 centros educativos que hay aquí: gente que tiene un compromiso social enorme, que no sólo se dedica a enseñar Matemáticas, Inglés o Historia. Gente cuya función va más allá. Que ha tenido posibilidad de irse a otro centro educativo más cómodo y ha decidido quedarse por su compromiso social. A esa gente hay que apoyarla desde todos los puntos de vista.
Por tanto, si aquí hacen falta más recursos materiales y humanos, hay que darlos porque esos profesores están haciendo un esfuerzo sobrehumano más allá de sus funciones. Son gente que va a las casas para convencer a las madres de que los niños donde mejor están es en el colegio. Hay que apoyar a asociaciones que llevan aquí muchos años trabajando en programas de absentismo o de convivencia, como la Asociación Entre Amigos. Hay que mimar a entidades como la Fundación Don Bosco, que hace una labor increíble y apostó por instalar su centro provincial en el Polígono Sur en vez de llevarlo a una zona más cómoda, y haciendo una inversión de más de dos millones de euros. Por este centro pasan 500 personas al mes para formarse e insertarse en el mundo laboral. Todo eso hay que hacerlo coordinadamente, creando sinergias entre las administraciones y el Tercer Sector para avanzar poco a poco a un Polígono Sur más normalizado.
Y algo fundamental: hay que quitar los estereotipos. Aquí hay gente mala, pero la gran mayoría es gente humilde y buena. Gente que sale, que trabaja y que se forma. Gente que no le gusta que cuando van a pedir un trabajo se les estigmatice porque son del Polígono Sur, o que tengan miedo de decir que son de aquí porque puede ser un impedimento para que lo empleen. Todo eso también hay que cambiarlo. La marca del Polígono Sur tiene que dejar de ser una marca peyorativa.
¿Cuál es su opinión sobre el tejido asociativo del barrio? ¿Cree que goza de buena salud?
En los años 80 había un tejido de asociaciones de vecinos muy activo, que venía un poco de la mano de la transición y de la participación de los vecinos. Eso ha venido a menos. Eso sí lo he notado. Y que además la gente que participa es muy mayor. La gente joven, en cambio, sí les veo más compromiso en las entidades prestadoras de servicios, ONG, asociaciones o fundaciones. Por ejemplo la Fundación Atenea, que tiene aquí un centro de referencia donde duermen cada día varios indigentes y les dan de desayunar. O la entidad Meridianos, que tiene un coro de música clásica formado por 30 niños seleccionados en los colegios de un barrio en el que una de sus señas de identidad es el flamenco. Es curioso. Y tienen un proyecto para crear una escuela de música clásica, para lo que he pedido la colaboración financiera tanto del Ayuntamiento como de la Junta. Se ha demostrado que los niños que participan en el coro tiene un mayor rendimiento escolar porque han aprendido no sólo música, sino disciplina, relacionarse entre ellos, salir del Polígono Sur y visitar otras zonas. O la Fundación Alalá, que además de disciplinas artísticas, también ofrece deporte, a través del que se les enseña una serie de disciplinas que comparten ciertos valores. Esas entidades es importante que estén y que vengan más.
Yo quiero que muchas entidades que hacen aquí cosas, las sigan haciendo. Y quiero hablar con el Sevilla y el Betis. Son dos entidades muy importantes en la ciudad que no hacen aquí nada. Y les he pedido una cita a sus presidentes. Es decir, no se puede tener dos clubes de fútbol con un presupuesto como el que tienen y no hacer nada en el barrio más pobre de su ciudad. Se lo quiero plantear. Yo no critico lo que se paga en el fútbol. Me parece legítimo. Ahora bien, esta ciudad ha hecho mucho por el Sevilla y el Betis, en muchos aspectos. Quiero recordar las bonificaciones que se les ha dado en temas de impuestos. Lo que se les ha dado a nivel estatal en temas de Seguridad Social, de Hacienda... en terrenos, etc. Algo tienen que hacer aquí.
Hablé con la Fundación Telefónica, que es una potencia mundial en educación infantil. Es la segunda entidad en el mundo, después de Unicef, que más dinero se gasta en educación infantil. Les planteé que aquí, en el barrio más pobre de España, tienen que hacer algo. Me parece muy bien que hagan cosas en Perú, Brasil o en Angola, pero tienen que hacer algo aquí. Yo creo que hace falta que mucha gente se implique y que haga cosas aquí.
En relación a la inserción laboral en el Polígono Sur, planteó junto al presidente del Puerto la creación de una Escuela de Formación de Soldadores en las naves portuarias de Las Razas para que jóvenes del Polígono pudieran ir allí a formarse. ¿Nos puede contar algún avance sobre esto?
El tema de soldadura es una necesidad de las empresas que están instaladas en el Puerto. Hay pocos soldadores industriales. Es un trabajo muy bien remunerado por la escasez que hay. Yo le pedí a Rafael Carmona, que conoce bien el Polígono Sur porque fue delegado de Urbanismo, que para esa Escuela de Formación que van a poner en marcha contara con un número de personas que nosotros le pudiéramos facilitar. Nosotros las seleccionaríamos a través de la Fundación Don Bosco, que tiene un banco de datos, y a través de la Asociación Entreamigos, también dedicada a la inserción laboral. De esta forma, jóvenes del Polígono Sur podrían acceder a esa formación con la idea de encontrar un empleo. Además la iniciativa no costaría dinero, porque la pagarían dos multinacionales instaladas en la zona que demandan este tipo de técnicos cualificados en soldadura.
También he estado hablando con la Asociación de Hostelería de Sevilla sobre la posibilidad de que ellos pudieran montar aquí una Escuela de Hostelería. Aquí hay mucho local comercial infrautilizado, vacío, que depende de AVRA y que podría usarse para instalar una la Escuela de Formación de Hostelería, un sector tan importante para la ciudad.
Después de la decisión ya tomada de que la Comisaría del Distrito vaya fuera del Polígono Sur, parece que tiene clara la instalación de una 'Comisaría Satélite' en el barrio, para la que dispone incluso de ubicación. ¿Cómo van las gestiones para hacerla realidad? ¿Se atreve a estimar cuándo podría contarse con ella?
La Comisaría Satélite tiene ya un edificio, frente al Centro Cívico El Esqueleto. No habría que hacer nada más. Depende sólo de la Policía Nacional y la Policía Local. Yo ya les he expresado al subdelegado del Gobierno y al delegado de Policía Local que se pongan de acuerdo. Lo único que habría que hacer es dotar al edificio de mobiliario y que se tome la decisión de los efectivos que van a venir y los servicios que se van a dar. Sería importante, no sólo por una cuestión de dar sensación de seguridad, sino que serviría para dar utilidad a un equipamiento que actualmente está vacío. De esta forma, acostumbras a la gente a que allí se puedan dar determinados servicios. Es importante que la gente tenga la sensación de que hay servicios que se prestan en el barrio. Cosas cotidianas. Lo que sí hemos hablado es que no habría servicio de noche. Tendría horario de oficina, mañana y tarde.
Hay una idea, bastante extendida en Sevilla, sobre que muchas de las grandes inversiones que se han hecho y se hacen en esta zona de la ciudad no han conseguido nada. Que caen en saco roto. ¿Habría que hacer algo para cambiar eso?
Aquí se han hecho muchas cosas. Se ha hecho un Centro de Participación Activa de Mayores, que atiende a mucha población y da un buen servicio en un edificio emblemático que se inauguró hace pocos años. También está la Factoría Cultural, que es un equipamiento del Ayuntamiento, donde se hacen muchas actividades, con una participación de gente de dentro y de fuera del barrio. Aquí está también el Centro de Salud de las Letanías, que es un centro puntero en la provincia de Sevilla en Atención Primaria. Yo no comparto que aquí las inversiones hayan caído en saco roto.
Ahora bien, hay muchos espacios vacíos y hay que hacer algo con ellos, hay que darles utilidad. La Junta de Andalucía va a hacer un parque al lado de Factoría Cultural, porque dentro del barrio no hay ninguno. El más cercano es Celestino Mutis, que está en La Oliva. También hay un Centro de Emprendimiento (CADE) y se va a poner en marcha un CODE (Centro de Organización y Dinamización Empresarial ), en el que la Junta, el Ayuntamiento y el Tercer Sector dedicado a inserción laboral van a unificar los recursos para que las personas de la zona tengan un itinerario personalizado de formación y recursos laborales. Es decir, aquí se han hecho cosas, pero quedan otras por hacer, evidentemente, como la reurbanización de algunas calles, como la calle Orfebre Cayetano González.
¿Considera que su perfil político puede suponer un handicap para la misión como coordinador de las distintas administraciones en esta zona?
Yo creo que no. Todo lo contrario. Al final esto es un puesto político en el sentido más loable de la palabra. Yo no tengo presupuesto. Esto requiere de una persona que sepa moverse en una administración, porque tengo que persuadirla para que haga aquí cosas. Yo aporto mi experiencia política de haber sido nueve años concejal, de haber estado 14 años en el Defensor del Pueblo y sabiendo cómo funciona la Administración. Yo tengo que convencer al Ayuntamiento, a la Junta y a la Subdelegación del Gobierno de que hagan cosas aquí y tengo que coordinar eso. Tengo que convencer a Sevilla de que esto está aquí y no es ajeno a Sevilla. Debe haber una implicación de la sociedad de Sevilla en el Polígono Sur. Ese es mi papel. Y eso lo hace una persona que tiene experiencia pública. Muchas veces, cuando voy a ver a un consejero me dice: ¿en qué te puedo ayudar? Y yo le digo: No ¿en qué te puedo ayudar yo? Es al revés. Lo que ocurre en el Polígono Sur no es competencia mía, sino de las administraciones. El equipo del Comisionado lo formamos 21 personas, que hacemos un diagnóstico y hablamos con los vecinos. Ese es mi trabajo: convencer a gente de que haga cosas.
Y hablando de esa coordinación, precisamente la consejera de Fomento y el alcalde han anunciado recientemente una inversión importante en materia de vivienda en esta zona.
Aquí lo primero que hay que hacer es acabar con el chabolismo. Aquí abajo hay un asentamiento chabolista desde el año 91 donde hay 17 familias. Eso es responsabilidad del Ayuntamiento y es lo primero que hay que hacer, con la colaboración de la Junta y el Comisionado. Y la Junta de Andalucía tiene la responsabilidad de crear un censo, que no existe y que le he pedido, porque esto genera consecuencias policiales y judiciales graves en otras actuaciones. Hay que seguir rehabilitando edificios, que se hizo pero con la crisis se paró. Hay que tirar edificios vacíos. Hay consenso en eso. En su momento hubo división de los vecinos, pero ya están convencidos de que hay que hacerlo, porque son los primeros que no quieren que gente de la exclusión de otras zonas de Sevilla venga aquí.
Tiene cuatro años por delante ¿Por qué le gustaría que se recordara su paso por el Polígono Sur?
Me gustaría que se viera que he tenido un compromiso social con esta zona y que he intentado que Sevilla, que la sociedad y las administraciones, no se olvidaran del Polígono Sur.