El PSOE logra en Sevilla la cuadratura del círculo: aprueba con Cs el presupuesto municipal sin que Adelante se moleste (demasiado)
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas (PSOE), ha conseguido sacar adelante los presupuestos municipales en lo que ha venido a ser todo un ejercicio de funambulismo político que le ha llevado a conseguir el más difícil todavía: alcanzar pactos con Cs sin que Adelante Sevilla (la unión de Podemos e IU) le enseñe los dientes y dé un portazo. De hecho, ha logrado que tanto Cs como Adelante se arroguen buena parte de la paternidad de las cuentas, lo que se ha traducido en el voto a favor de los naranjas y la abstención “crítica y constructiva” de los morados.
Espadas no solo ha logrado que Cs y Adelante se muestren satisfechos con este importante trance en la vida municipal (las cuentas aprobadas suponen 1.013 millones de euros), sino que además ha conseguido que PP y Vox salgan juntos en la foto del “no” con sus enmiendas a la totalidad tumbadas sin miramientos. “PP y Vox son un grupo político con dos siglas distintas”, ha pregonado el regidor para poner aún más de manifiesto esa “afinidad”, al tiempo que celebraba que el presupuesto ha logrado un amplio consenso al arrimar el ascua a su sardina e interpretar en positivo la abstención de Adelante Sevilla.
Lo conseguido por Espadas es como para patentar la fórmula, ya que hasta la fecha ha sido imposible de aplicar ni en la política nacional ni en la autonómica: los acercamientos del PSOE a Cs o a la coalición de Podemos e IU siempre han acabado de manera tormentosa, con una de las partes cerrándose en banda y diciendo que para estar ellos no pueden estar los otros. Tres siempre han sido multitud en esta relación, aunque en Sevilla los socialistas han logrado la carambola de que Cs y Adelante se sientan parte de la solución a la vez que se siguen lanzando puyazos entre ellos.
Naranja y morado
La aprobación del presupuesto de la capital hispalense ha formalizado más aún si cabe la relación entre PSOE y Cs, después de que los socialistas arrancasen el mandato (con las cuentas de 2020 incluidas) abrazados a Adelante. Entre el naranja y el morado, Espadas tiene ahora muy claro cuál es el color que más le gusta, aunque lo hace con el refinamiento de decir que su querencia por el naranja no significa que no le guste el morado.
Y para muestra, un botón: por un lado, le da su lugar a Cs repitiendo que ellos han elaborado las cuentas junto al gobierno municipal, pero horas antes de su aprobación se reúne con Adelante Sevilla, que sale del encuentro resaltando que sigue “teniendo puntos de acuerdo” con el PSOE y destaca que el presupuesto es el mismo que hicieron ellos en 2020 pero con más dinero, ya que muchos de los acuerdos no se pudieron desarrollar a cuenta de la pandemia. De hecho, la portavoz de Adelante, Susana Serrano, hasta se vanagloria de que ha logrado el compromiso del alcalde para “cumplir todos los puntos” del acuerdo que en su día firmaron con el PSOE.
Como en diciembre fue Cs el que rubricó un pacto con los socialistas, la reunión no le hizo especial gracia, hasta el punto de que al portavoz naranja, Álvaro Pimentel, le faltó tiempo para advertir de que “del presupuesto que hemos pactado entre Ciudadanos y el PSOE no se va a mover ni una coma”. ¿Cuál fue, a todo esto, la reacción de Espadas? Pues darles todo el cariño del mundo en el pleno que aprobaba las cuentas, agradeciéndoles su “lealtad por el interés de la ciudad”, su “altura de miras”, su disposición a “remar en la misma dirección”...
Total, que al final todos contentos. Espadas, que ha conseguido un equilibrio tal que parece que sólo le ha faltado andar sobre las aguas, saca adelante las cuentas sin mayores apuros y Pimentel saca pecho con la “actitud de diálogo, sentido común y utilidad” de los suyos, mientras que Adelante presume de que las medidas que acordó siguen adelante y que si se abstiene es por darle un “toque de atención” al alcalde, para que no se confíe.
A izquierda y a derecha
La jugada refuerza el perfil institucional de Juan Espadas, a la vez que transmite la imagen de que es capaz de pactar a izquierda y a derecha, lo que no es poco bagaje por si finalmente decide alzar el vuelo y aspirar a presidir la Junta de Andalucía, como no se cansa de reprocharle el portavoz municipal del PP, Beltrán Pérez. Y mientras tanto, Cs le afea a Adelante sus “maniobras políticas de última hora” y su intento de “ideologizar las partidas” del presupuesto, a lo que los de Susana Serrano responden que esta reacción “airada” es la demostración de su capacidad de influir en el dibujo final de las cuentas y se mofan de que “la única línea naranja es un 'sí, bwana'” al PSOE.
Todo esto, además, con un telón de fondo en el que PP y Vox se retratan juntos, una imagen a la que el PSOE se ha esmerado en ponerle el foco. En su defensa, Beltrán Pérez le ha reprochado al alcalde que ni se ha molestado en ponerle un mensaje para escenificar una reunión, como diciéndole quién te ha visto y quién te ve, cuando hasta habían sido capaces de pactar un presupuesto en el anterior mandato municipal.
En cuanto a Vox, ni agua. Espadas no disimuló en reiterar que “nos separa un abismo”, como evidencia que “consideran ideología lo que es compromiso social”. La formación ultraconservadora, por ejemplo, cargó contra las iniciativas de género, las medidas dirigidas a ONG para cooperación al desarrollo o lo que se va a hacer en materia de memoria histórica, alegando que no son servicios útiles para los ciudadanos, afirmación que extiende al conjunto del presupuesto.
Por cierto, ¿y cómo son estas cuentas de Sevilla para 2021? Pues lo dicho, 1.013 millones de euros, de los que 92 son para inversiones públicas, 80 para gasto social y 18 para políticas de inserción laboral y empleo. Un presupuesto, insiste el Gobierno municipal, centrado en la reactivación económica y en el “refuerzo del escudo social” (la expresión más repetida) ante la crisis desatada por el coronavirus.
Y además de insistir en la idea del amplio consenso, se incidió en que las cuentas tienen como base los acuerdos por unanimidad (incluyendo por tanto a PP y Vox) de la comisión de reactivación por la pandemia, una especie de bofetón sin manos a ambas formaciones conservadoras. Con eso ya se rizó el rizo, al tiempo que se le ponía el marco a esa cuadratura del círculo por la que tanto suspiraron en su momento Pedro Sánchez en el Gobierno central y Susana Díaz en el de la Junta.
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