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¿Los planes de Susana Díaz?: de una intervención de urgencia a una programada

Susana Díaz espera una "alta participación" y no prevé unas nuevas elecciones

Olga Granado / Lucrecia Hevia

Susana Díaz cree que hay que “reconstruir el PSOE y recuperar la credibilidad” del partido, después de los resultados de las elecciones generales en los que se ha quedado con 85 escaños pese a que ha resistido el avance de Unidos Podemos. Lo que no aclara es si peleará por liderar esa reconstrucción, ni si será en el próximo Congreso del partido (ya en otoño probablemente), pero en su entorno lo dan por hecho. Porque el mapa electoral le ha dado margen para coger aire o impulso, según se mire, y no realizar “una intervención de urgencia” como auguraban los más vehementes en el partido, sino llevar a cabo una “intervención programada”.

Si hace tres meses, el escenario ideal para que la líder del PSOE-A diera el salto a Ferraz (con el que lleva amagando ya casi dos años) era que no hubiera acuerdo, que se convocasen nuevas elecciones generales y que Pedro Sánchez no mejorase sus resultados, todas esas condiciones se han cumplido. Sin embargo, Susana Díaz no contaba con que el PP ganase en la comunidad autónoma a su cargo, y así se reflejó en los rostros de los socialistas andaluces en la noche del domingo 26 de junio. Los tres diputados que le ha sacado Juan Manuel Moreno, líder del PP-A, en Andalucía puede que le hayan quitado fuelle, pero sobre todo, prisa.

Lo que es seguro es que los datos no parecen haber quitado intesidad a sus intenciones a juzgar por las declaraciones hechas por la presidenta de la Junta de Andalucía justo después de conocerse los resultados. Durante su intervención nocturna desgranó los argumentos que, previsiblemente, servirán para reivindicar su liderazgo: el PSOE-A ha perdido frente al PP pero no por tanta diferencia como en el conjunto del país; el PSOE-A mantiene de raya a Unidos Podemos en lo que denomina “frenar al populismo” y exhibe una distancia mucho más holgada que la que puede llevar Pedro Sánchez; y Andalucía es la única comunidad autónoma donde los socialista pueden seguir presumiendo de victorias ya que es donde están las tres únicas provincias en las que ha ganado y se ha impuesto en 517 de los 778 municipios. Pero hay matices en su contra, como que en esas provincias ganan en votos pero en ninguna en escaños o que casi dos tercios de los más de 120.000 votos que ha perdido el PSOE con respecto al 20D han sido en Andalucía.

Lo expresó la noche electoral y lo ha repetido en la jornada de resaca. “Si no estoy satisfecha con un 31,2% de votos del PSOE en Andalucía, ¡cómo voy a estarlo con el 22,6% a nivel nacional”, resumía haciendo una valoración crítica con sus resultados en su feudo, pero mucho más severa con los del PSOE en estas elecciones generales, donde ella “no era la candidata”, insiste.

“No estoy en cuestiones orgánicas”

En esa misma intervención ha asegurado que “no está en cuestiones orgánicas”. Así lo confirman de hecho fuente de su entorno más cercano: “no estamos para nada en lo orgánico. Ya llegará”. Pero por las frases pronunciadas, cuesta creer que no esté cuestionando la actuación del partido y de su actual conductor, al que ha evitado respaldar explícitamente para protagonizar la reconstrucción que pide. Fuentes del PSOE-A aseguran que “de momento, hay que esperar a ver qué hace Pedro Sánchez”. Pero no dudan de que “Susana Díaz tiene tren por delante” y de que “sigue siendo una voz autorizada en el partido” de cara a un congreso que se prevé para septiembre u octubre.

Con ello dejan claro que este varapalo -su primera derrota desde que es secretaria general del PSOE-A y después de encadenar cuatro victorias electorales consecutivas- no la deslegitima para aspirar a más. Es más, algunos incluso aseguran que quizás “un perfil como el suyo, duro, sea lo que necesita el partido para reinventarse”, como contrapunto a la tibieza con la que creen que Pedro Sánchez está asumiendo los peores resultados de las siglas de toda su historia. Cosa que por cierto no le ha recordado este lunes Susana Díaz, como sí hizo con crudeza tras el 20D y en el famoso comité federal en el que marcaron las líneas rojas que Pedro Sánchez tuvo que llevar a las negociaciones. En cualquier caso, en el PSOE-A “aunque hay voces críticas, ella tiene un liderazgo muy consolidado y tiene posibilidades de pelear por lo que quiera”.

Evitar la abstención con el PP

De forma inminente, desde las filas socialistas del sur prefieren que sean otros los que carguen con la responsabilidad de respaldar a Mariano Rajoy y evitar la abstención del partido a toda costa por entender que les perjudicaría de cara al futuro. O por lo menos, Susana Díaz no lo ha reconocido como lo están haciendo otros barones por el vértigo de aceptar que permitirían que gobernara la derecha “que tanto daño ha hecho”. El PSOE-A en general, pero Susana Díaz, en particular, intentan evitar que su partido tenga que abstenerse, “por responsabilidad”, para que gobierne el PP después de que en las pasadas elecciones generales renegaran de esta posibilidad, abocando a unos nuevos comicios en poco más de seis meses, que paradójicamente han dejado a un Mariano Rajoy más reforzado, a un Pedro Sánchez prácticamente igual de mal y a ella, peor que nunca pero mejor que el resto del PSOE.

“Esperará a que Pedro Sánchez se queme en la oposición en una legislatura corta”, apuntan otros veteranos del PSOE, que en todo caso no descartan que Díaz se valga de gente de su confianza para destronar a Pedro Sánchez, quien de momento parece dispuesto a plantar cara. Eduardo Madina suena de nuevo con fuerza como puente para un hipotético desembarco de Susana Díaz en Ferraz, pero no inmediato.

En cualquier caso, y tras ver el mapa electoral, Susana Díaz tendrá que estar atenta no sólo a los movimientos de Pedro Sánchez, sino a los de Albert Rivera, ya que su aproximación al PP dificultaría la relación de ambas fuerzas en el Parlamento de Andalucía y la consecución de sus acuerdos de investidura. De hecho, fuentes del Gobierno de Andalucía han comentado este lunes que urge potenciar la tensión legislativa tras unos meses en los que el ejecutivo parece haber caído en cierto letargo. La presidenta quiere llegar con una balance de gestión que le dé puntos. De momento, Susana Díaz tiene margen para reorganizar su estrategia de cara a un congreso tras las vacaciones. Mientras, Pedro Sánchez volverá a pelear su supervivenvia entre mesas de acuerdo.

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