Susana Díaz pide a Pedro Sánchez que se quede en la oposición y no apoye a Mariano Rajoy
Frente a cierto alivio en el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, por el resultado de las elecciones generales que los ha mantenido como segunda fuerza, Susana Díaz le ha instado indirectamente este martes a no dormirse porque “hay que cambiar cosas” en el partido, toda vez que es el mensaje que han dado los ciudadanos en las urnas. La secretaria general del PSOE-A ha pedido por ello “calma” a su partido “en estos momentos” y que no se permita “tomarse nada con ansiedad”, para reiterar su rechazo total a permitir la investidura de Mariano Rajoy -ni de nadie del PP- ni con una abstención: “No sólo no le vamos a dar nuestro apoyo, sino que vamos a votar no”, ha recalcado en la línea de lo manifestado por el secretario de Organización, César Luena.
De este modo, la también presidenta de Andalucía ha marcado las líneas que cree que debe seguir su partido. Tras destacar que “a medio plazo” -abonándose a la teoría de que habrá nuevas elecciones generales más pronto que tarde- el PSOE “es la garantía de la gobernabilidad de España” y el “único” partido en condiciones de demostrarlo, ha reconocido que es necesario abrir un proceso de “reflexión sobre por qué los ciudadanos” los han puesto “en la oposición” -no acepta siquiera que Pedro Sánchez se plantee formar gobierno con otras fuerzas- huyendo de “entrar en la complacencia”.
Urge a “revertir la situación” en su formación
De este modo, tras puntualizar que el PP “ha sufrido el mayor retroceso de los últimos 30 años en este país, perdiendo 60 escaños”, ha repetido que es a Mariano Rajoy a quien le “corresponde intentar formar gobierno teniendo en cuenta esta nueva realidad”, mientras que lo que tiene que hacer el PSOE es “cumplir con su palabra, votando rotundamente no”. Y tanto a Mariano Rajoy como al PP, por si quedara alguna duda en caso de que los populares se propusieran plantear otro nombre para la presidencia. “Para que no haya equívocos en la sesión de investidura”, ha enfatizado. En su opinión, el papel del PSOE está en aceptar que son “el principal partido de la oposición” y ser “consciente” de que ha “sufrido daños”, por lo que urge “revertir la situación y que no se agudice”. Porque, para que la gente los vuelva “a mirar con confianza, hay que sintonizar con lo que nos está demandando”.
Junto a la oposición frontal a facilitar las cosas para la investidura del PP, ha expresado también la negativa del PSOE-A a que se baraje siquiera una alianza de los socialistas con Podemos para conformar una alternativa de gobierno. “Para recuperar la credibilidad no se nos puede ver con un partido de aventura y oportunismo”, ha interpretado. Ha aprovechado para censurar la “prepotencia” del líder de Podemos, Pablo Iglesias, cuando como línea roja para un posible pacto ha puesto el referéndum en Cataluña. “Ya no café para todos, sino sólo para Ada Colau. (...). Es el peaje que él voluntariamente ha decidido pagar”, ha recriminado en relación a que “por un puñado de votos” se haya unido a candidaturas con las que “sólo tiene en común la autodeterminación”.
Pero, además, Susana Díaz ha exhibido la fortaleza del PSOE-A frente al resto del partido, reivindicando el papel clave que cree que debe jugar en su futuro. De hecho, ha sacado a relucir los resultados en Andalucía en comparación con los obtenidos por el PSOE en el conjunto de España. No sólo porque han ganado en Andalucía, sino porque doblan en votos a la tercera fuerza, a Podemos, “cuando en España apenas llegamos a dos puntos de diferencia”. En su opinión, eso se debe a que “el PSOE-A tiene un rumbo claro y reconocible”. E incluso ha sacado pecho con su triunfo en las elecciones autonómicas del 22 de marzo: “Todavía tiene más reconocimiento la victoria del PSOE-A con las mayorías mucho más endebles que se están produciendo ahora en el resto del país”.
“Los que se rasgan las vestiduras” y la bloquearon a ella
Lo ha dicho durante la reunión que ha presidido con su grupo parlamentario poco antes del inicio del último pleno del año y todavía con la resaca de las elecciones generales, donde también ha mandado un mensaje a los que “llevan 48 horas rasgándose las vestiduras”, en alusión sobre todo a los populares, y les ha animado a recordar “lo que pasó en Andalucía”, cuando ella tardó 80 días en poder tomar posesión como presidenta, lo que no le resultó posible hasta que selló un acuerdo con C's. En esta línea, ha criticado que sea el líder del PP-A, Juan Manuel Moreno, uno de los que haya salido con este mensaje, cuando “bloqueó” su investidura, lo mismo que ha reprochado a Podemos por enésima vez.
En este sentido, se ha mostrado “sorprendida” con la postura de los populares “que después de pegarse un batacazo, perdiendo 13 escaños y 700.000 votos de una tacada, están contentos”. Para ironizar: “Que sigan por ahí, que cuando el adversario se equivoca, mejor no distraerlo (...). En algún momento tendrán que analizarse. (...) Es evidente que los andaluces no pueden soportar una estrategia permanente de agravio a Andalucía (...) y el bloqueo que han pretendido llevar a esta cámara”. Sobre esto último ha reiterado que “se podían sonrojar un poco los que están hablando ahora de dejar gobernar” después de que ella viviera el bloqueo en sus “carnes”.
Mientras, en el caso de Podemos, además de echarle en cara también el bloqueo de su investidura, le ha avisado de la volatilidad del voto, mensaje que ha hecho extensible a C's. “Dicen que los partidos emergentes han venido para quedarse, puede ser, no lo sé”, ha subrayado, para recordar a continuación el caso de UpyD, “que ha durado lo que ha durado”. Y en concreto, sobre C's: “Hay otros a los que las encuestas los ponían como primera fuerza y han quedado cuartos. (...) La voluntad de los ciudadanos y el voto todavía es volátil. (...) La gente nos está calibrando en función de la prueba y el error. (...) Dependerá de cómo nos comportemos en el futuro inmediato”.
Finalmente, la líder del PSOE-A ha hecho referencia a que el mapa político de España ha cambiado “con cuatro fuerzas representativas”, lo que “va a marcar un antes y un después” y que interpreta que debe ser visto desde tres perspectivas. Primero, que el sufrimiento en las familias que se ha producido desde el inicio de la crisis y “la tolerancia por parte de algunos” de la corrupción, “ha producido, cabreo, indignación y rechazo a la situación” con dos consecuencias: a través del voto a nuevas fuerzas o exigiendo a otros partidos, como el PSOE, que cambien. En segundo lugar, “los cambios no se han consolidado en ninguna dirección”, reiterando que los partidos emergentes no han canalizado todo este descontento y ni si sabe si serán flor de un día. Y en tercer lugar, “se ha mandado una señal de cambio y rechazo rotundo a lo que ha pasado en España estos cuatro años (…) de gobernar al margen de los ciudadanos”, y también en la manera de entenderse los políticos: “El diálogo será el patrón de comportamiento”.