El último resquicio de consenso sobre igualdad entre PP y PSOE revienta en el Parlamento andaluz a las puertas del 8M
El consenso político en materia de igualdad ya estaba bajo mínimos en el Parlamento andaluz y, este miércoles, a 48 horas del 8 de marzo (8M-Día Internacional de la Mujer), ha caído en el subsuelo. El PP y las tres fuerzas de izquierdas -PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía- han sido incapaces de pactar una declaración de condena al machismo y defensa de las políticas de género.
Esto, inédito hasta la fecha, coloca al Parlamento andaluz un paso más atrás del que ya dio hace cinco años, cuando la irrupción de Vox en la Cámara impidió una declaración institucional unánime sobre el 8M.
A finales de 2018, en el tramo final de la X legislatura, el consenso político en torno a la gravedad de la violencia de género como una de las mayores lacras de la sociedad contemporánea y la importancia de desarrollar políticas integrales para combatirla alcanzó su máximo histórico.
Aquel año, el Parlamento de Andalucía aprobó dos leyes de igualdad con un amplio apoyo político: la Ley contra la Violencia de Género contó con el voto de todos los grupos, excepto IU, por considerar que se quedaba corta; y la Ley para la Promoción de la Igualdad de Género, que actualizaba una norma de 2007 -aprobada entonces sólo por las fuerzas de izquierdas- y esta vez con el respaldo de PSOE, PP y Ciudadanos.
Los siguientes cinco años, coincidiendo con la presidencia de Juan Manuel Moreno, el consenso político en materia de igualdad ha ido achicándose paulatinamente hasta llegar, este mismo miércoles, a la extinción de la mínima expresión de acuerdo institucional que quedaba entre las dos grandes fuerzas que han gobernado Andalucía. Las que en 2017 firmaron el primer Pacto de Estado contra la Violencia de Género.
La antesala del 8M venía caldeada por la agresiva campaña del PSOE andaluz contra el presidente Moreno, resignificando el grito de apoyo a la víctima de la Manada -la violación múltiple a una joven en los Sanfermines de Pamplona, en 2016- que miles de mujeres popularizaron como un grito feminista de solidaridad: de aquel Hermana, yo sí te creo, al Moreno Bonilla, yo no te creo.
La indignación de los populares fue in crescendo, con denuncias públicas en redes de varios miembros del Ejecutivo andaluz, exigiendo su retirada. El PSOE de Juan Espadas logró salir de su anonimato involuntario en los titulares de prensa, se coló en tertulias de radio y televisión, se disparó en redes sociales. Aun encajando una cascada de críticas, dio por bueno el aforismo de Oscar Wilde: “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti”.
El PP tardó unas horas en reaccionar, pero luego sopló la corneta y consejeros y altos cargos del partido y de la Junta se lanzaron contra Espadas y el PSOE. La crítica entró, finalmente, en cauces más toscos: “En todos los casos de corrupción que salpican a los socialistas está presente la prostitución”, dijo este miércoles el portavoz parlamentario de los populares, Toni Martín, que tildó la campaña socialista del 8M como una “felonía”.
Martín recordaba así el caso Faffe, que investiga el uso de dinero público por parte de un ex alto cargo del anterior Gobierno del PSOE en prostíbulos de Andalucía, pero también el caso Tito Berni o el más reciente caso Koldo. “Mensajes para los corruptos del PSOE: es la 1 de la madrugada. Ya pueden dirigirse ordenadamente a sus prostíbulos de confianza. Recuerden saludar al portero. Quién sabe, puede que llegue a consejero de Renfe”, escribió el PP nacional en su cuenta de la red social X (antes Twitter).
A primera hora de la mañana, antes de que diera comienzo el Pleno, la ruptura del consenso era total. PSOE-A, Por Andalucía y Adelante Andalucía acusaron al PP de torpedear un acuerdo de mínimos para pronunciar juntos -sin Vox- un compromiso político común en materia de igualdad de cara al 8M. Los populares respondieron que habían sido ellos quienes ofrecieron un documento de partida, rechazado en bloque por las izquierdas.
Así las cosas, la bronca visceral entre el PP y la bancada progresista ha imposibilitado, por primera vez en un lustro, la lectura de un manifiesto de condena al machismo suscrito por todas las fuerzas que defienden la igualdad de género en el Parlamento andaluz. Es decir, todas excepto Vox.
La formación ultraderechista es negacionista, rechaza que las agresiones y la discriminación hacia las mujeres emanen directamente de la desigualdad de género, de ahí que su irrupción en el Parlamento andaluz, en 2018, haya impedido desde entonces una declaración institucional para el 8M.
El reglamento de la Cámara exige unanimidad de todas las fuerzas para que el Parlamento andaluz haga suya una declaración institucional, por eso el resto de fuerzas -PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos, Adelante Andalucía y Por Andalucía- suplió ese déficit con un manifiesto político. Era el mínimo común denominador que, este miércoles, se ha esfumado con una sonora bronca entre populares y socialistas.
El camino hasta aquí ha sido tortuoso y previsible. Esa primera espantada de Vox, con su discurso negacionista y sus insultos machistas en sesión plenaria -“Planchabragas”, le llamó el primer líder del grupo, el juez Francisco Serrano, al ex dirigente de IU, Antonio Maíllo- dejó imágenes distorsionadas y nunca vistas en la política andaluza hasta entonces.
El primer 8M sin declaración institucional en el Parlamento autonómico se gestionó de manera esperpéntica: fueron los 12 diputados de Vox quienes permanecieron solos dentro de la Cámara, mientras los otros 97, de todas las fuerzas políticas, salían del hemiciclo para leer el manifiesto en favor de la igualdad en los pasillos. Los años posteriores se invirtió aquella foto, y eran los ultraderechistas quienes abandonaban el salón de Plenos mientras la presidenta, Marta Bosquet, daba lectura del documento.
La situación ahora es complicada, porque los problemas siguen siendo los mismos que entonces: el paro femenino, la brecha salarial entre hombres y mujeres, la dificultad de conciliación, el techo de cristal, los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas...
El presidente Moreno ha reivindicado el feminismo explícitamente desde que gobierna con mayoría absoluta Andalucía, y en todo momento ha defendido la igualdad de género y condenado la violencia machista. La izquierda le recuerda, constantemente, que durante sus primeros cuatro años como presidente, con un Gobierno de coalición con Ciudadanos y dependiente del apoyo externo de Vox, el PP comulgó con ciertos retrocesos en materia de igualdad. No aceptó, como exigió el partido de Santiago Abascal a cambio de su apoyo en la investidura, la derogación de aquellas leyes de igualdad y contra la violencia de género que pactaron y apoyaron con el PSOE sólo un año antes.
Pero sí cedieron terreno en determinadas batallas culturales de la ultraderecha, por ejemplo, la implantación del teléfono de ayuda a las víctimas de la violencia intrafamiliar, un concepto que Vox usa para negar que las agresiones a mujeres tengan una raíz de género. A día de hoy, ya con un Gobierno del PP con mayoría absoluta, ese teléfono sigue activo -1.500 llamadas en tres años-, aunque la gran mayoría son derivadas a otros servicios de la Junta, principalmente el de atención a las mujeres víctimas del machismo.
El Pleno arrancó por la tarde precedido por la bronca eléctrica entre los diputados del PP y del PSOE. La socialista Ángeles Férriz, portavoz de su grupo, calificó al presidente Moreno y a su Gobierno de “machista”, y desgranó una serie de decisiones, por ejemplo, subvencionar a asociaciones contrarias al aborto, como Red Madre -400.000 euros-; o más recientemente, eliminar la Comisión de Impacto de Género que fue creada en 2004 en Andalucía para emitir el informe de evaluación de impacto de género sobre el proyecto de Ley de Presupuestos.
La consejera de Igualdad, Dolores López, hizo una encendida defensa de sus políticas en favor de las mujeres, de su compromiso en la materia, reflejado en los presupuestos autonómicos. López, como suele hacer el PP, acusó al PSOE de negarle su espacio dentro del feminismo, como si fuera un terreno vedado para la izquierda. “Yo no te creo”, repitió machaconamente la diputada socialista Isabel Ambrosio durante el debate, sin inmutarse por las críticas que le han llovido al partido por reutilizar el lema contra la Manada aplicado a Moreno.
“El feminismo que ustedes defienden es excluyente. Nos apartan a nosotras por no militar en sus filas”, protestó la diputada popular Isabel Lozano. La consejera empezó manifestándose “a favor del aborto y a favor de prohibir la prostitución”, dardo este último al PSOE y a la izquierda contraria al abolicionismo. “No hay que ser socialista para ser feminista”, insistió López, que fue durísima en su crítica a la llamada ley del sólo sí es sí, del Gobierno de Pedro Sánchez, “que sacó a los violadores a la calle”.
Este 8M volverá a haber manifestaciones en las calles reivindicando los derechos de la mujer, los espacios que aún no ocupa en la sociedad y en la política, los déficit que faltan por curar. El Parlamento andaluz, como representación de la voluntad popular en las urnas, proyecta ahora un nivel de crispación y división interna que difícilmente puede beneficiar a la lucha del feminismo.
0