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Ramón J. Sender: el escritor de la España vacía que acarició el Nobel

Ramón J.Sender

Miguel Barluenga

12 de febrero de 2021 22:42 h

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El escritor aragonés más universal, o al menos el mejor del siglo XX, fue Ramón J. Sender. Nació en la localidad de Chalamera (Huesca) hace 120 años, el 3 de febrero de 1901. En una España rural que ya se empezaba a vaciar y que reflejó en su fecunda e inagotable obra. También su querencia por el anarquismo, que le llevó a combatir en la Guerra Civil y, después, a exiliarse en los Estados Unidos, donde fallecería en 1982 sin poder llevar a cabo su anhelo de volver a residir en su patria. Los homenajes, recuerdos e iniciativas para volver a situarle en el primer plano de la actualidad se han multiplicado en las últimas fechas. 

A lo largo de este año, que se cumple el 120 aniversario del nacimiento del escritor, y en 2022, que se cumplirían 40 años de su muerte, se van a realizar una serie de actividades conforme las circunstancias sanitarias lo permitan. El director del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA), Alberto Sabio, indica que la primera de ellas será el 15 de marzo con la conferencia Sender que en esta edición estará a cargo de la escritora y profesora Edurne Portela. En los próximos meses, se reeditará 'El lugar de un hombre', inspirada lejanamente en el Crimen de Cuenca y que contiene otra lectura de sus años de infancia y juventud en el ámbito rural. Fue publicada originalmente en 1939 y revisada en 1958.

Ramón J. Sender firmó grandes obras de la literatura como 'Imán', 'Réquiem por un campesino español', 'Míster Witt en el Cantón' o la serie autobiográfica con retazos de ficción 'Crónica del Alba', entre otras muchas. Sancho afirma que es “un altoaragonés ilustre” con una gran influencia especialmente en el campo de la literatura, pero su manera de pensar trascendió al ámbito de las letras:  “Era un hombre progresista, con una fe inquebrantable en la humanidad; un opositor tajante de las guerras y un creyente a ultranza en la libertad y en la cultura como motores de desarrollo de toda sociedad. Yo creo que su pensamiento es su principal legado y lo que debemos reivindicar”. 

Por su parte, Luis Gómez Caldú, director del Centro de Estudios Senderianos del IEA, recuerda que “unos 400 profesores norteamericanos, canadienses, centroamericanos e hispanoamericanos propusieron a Ramón J. Sender para el Premio Nobel de Literatura, lo cual es una muestra inequívoca de su importancia y de su proyección internacional”. Diversas teorías tratan de explicar por qué no se le otorgó esta distinción. El coordinador del Centro de Estudios Senderianos y experto en la figura de Sender, Luis Gómez Caldú, asegura que se debió a un encontronazo con Camilo José Cela, que recibiría el guiño de la Academia Sueca en 1989. En febrero de 1976, Cela visitó a Sender en San Diego (Estados Unidos) y le invitó a pasar una temporada en su casa de Mallorca. Allí se tejió esa presumible enemistad.

Ramón J. Sender vivió en varias localidades aragonesas y colaboró en periódicos de esta primera época antes de participar en la guerra de Marruecos, donde germinó su novela 'Imán'. Fue encarcelado durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera, participó en revueltas anarquistas y vivió con angustia el estallido de la Guerra Civil. Participó en el bando republicano de una tragedia nacional y personal, pues tras el golpe de estado promovido por Franco serían fusilados su hermano, que había sido alcalde de Huesca, y su primera esposa, Amparo Barayón.

Desencantado con el devenir de la guerra y con su propio bando, en 1939 se exiliaría en Francia y pasó por uno de sus campos de concentración. Después de marchó a México, donde fundó la editorial Quetzal, y desde 1946 se afincaría en los Estados Unidos. Allí adquirió la nacionalidad, fue perseguido por la purga anticomunista de McCarthy y obligado a renunciar en público a sus propios ideales. Mantuvo una inagotable actividad literaria y periodística hasta su fallecimiento. La publicación de la obra póstuma también ha sido copiosa y se prolonga hasta nuestros días y más allá.

La Diputación Provincial de Huesca (DPH) va a llevar a cabo una serie de actuaciones a lo largo de este año para recordar su figura y promover su legado. Adecuar el Espacio Sender, situado en el Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA), organismo dependiente de la DPH, es una de las principales actuaciones que prevé la institución. Las obras comenzarán próximamente y está previsto que concluyan el próximo mes de junio. El objetivo es acondicionar y ampliar el lugar para que resulte más acogedor para las visitas de la ciudadanía. 

La vicepresidenta de la Diputación Provincial de Huesca, Elisa Sancho, explica que “el espacio Sender son dos estancias pequeñas en cuanto a espacio pero enormes por el valor sentimental que tienen para los vecinos de toda la provincia porque es el lugar de referencia para adentrarse en la figura del escritor de Chalamera”. Por ese motivo, añade que  “la adecuación, coincidiendo con el 120 aniversario de su nacimiento, servirá para difundir su legado”.

Es prácticamente un lugar de peregrinaje para los senderianos porque aquí se encuentran objetos que marcaron la vida del escritor altoaragonés: su agenda personal, su reloj; la mesa donde escribía en San Diego (California); la biblioteca más completa de Sender con las primeras ediciones de sus obras; los cuadros que pintó; la Medalla de Oro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, entre otros muchos enseres de Ramón J. Sender. Más de cuatrocientos escolares visitan cada año este espacio para conocer la figura del escritor.

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