Vecinos de Teruel piden que se retome el proyecto de un museo sobre la Guerra Civil
En el viaducto viejo de Teruel todavía se aprecian las heridas de la metralla. Para muchos pasan desapercibidas, pero no para Fernando Hernández, un apasionado de la Batalla de Teruel que hace visitas guiadas de manera desinteresada. “Hay mucho interés por conocer lo que pasó entonces” explica, no tanto desde el punto de vista militar o táctico, sino social, averiguar “cómo vivió aquí la gente la guerra”.
La capital turolense saltó a los titulares de todos los periódicos internacionales hace 77 años por su protagonismo en la Guerra Civil. Las crónicas de Hemingway o las fotografías de Robert Capa contaron la crudeza del conflicto desde esta ciudad. Las imágenes de la guerra se muestran estos días en una exposición organizada por la Asociación de Vecinos de San Julián, en la que Fernando muestra parte de las fotografías que ha ido recopilando durante estos años. Cuelgan de las vallas de un colegio público, junto a poemas de Labordeta.
“Siempre hay gente mirando las fotos, se paran y las fotografían”, explica Hernández. Son instantáneas que muestran cómo era esta urbe hace 77 años, la única ciudad que logró recuperar la República al ejército sublevado. Pero también muestran el Teruel de los evacuados, de los civiles que murieron derrotados, de los que lucharon por uno y otro bando.
“Un museo de todos los que sufrieron en la guerra”
Para recordarlos a todos, la asociación vecinal está recogiendo firmas y compromisos políticos con los que resucitar la vieja demanda de un Memorial por la paz, que hable de la Guerra Civil española y la Batalla de Teruel. Un museo “no de unos o de otros, sino de todos los que sufrieron en la guerra, para que no se vuelva a repetir” explica el presidente de la asociación vecinal, Pepe Polo.
La idea retoma la iniciativa que impulsó la Asociación Batalla de Teruel, con el abogado y experto Alfonso Casas a la cabeza, en los años noventa, y que llegó a materializarse en un proyecto concreto elaborado en 2008 por especialistas de la Universidad de Barcelona, bajo la coordinación de Joan Santacana. Se trataba de plan muy ambicioso, único en España, que fue encargado por la Diputación de Teruel, bajo el mandato del PSOE, pero que se ha visto relegado “a un cajón de algún despacho por la excusa económica”, cuenta Casas, que se muestra “escéptico” sobre el futuro del proyecto.
En su opinión, hay “pereza intelectual” para plantear el debate de la guerra “desde la honradez y la generosidad, cediendo y aportando”. Pero cree que es necesario hacer “el esfuerzo por conocer, no hay que tener miedo a difundir el pasado” y eso se puede hacer “sin confundir las cuestiones personales con un hecho más complejo, superando los bandos”.
Ese es el planteamiento de este museo: dar a conocer a las nuevas generaciones ese pasado “no para que tomen partido, sino para que se afiance la convivencia y la calidad democrática de la que tanto hablan”, sentencia este experto.
La asociación vecinal ha querido retomar ahora esta iniciativa, coincidiendo con la campaña electoral, para que los representantes políticos que salgan de las urnas el 24 de mayo lo tengan en agenda. “El museo es el primer paso para asimilar la Guerra Civil como hecho histórico, igual que han hecho los americanos o los alemanes, y eso permite pasar página”, explica Pepe Polo.
Es también, según el representante de la asociación, una apuesta de futuro como revulsivo turístico para una ciudad que ya acoge un incesante goteo de personas -aficionados a este periodo histórico, descendientes de combatientes, también de brigadistas internacionales e incluso militares- que acuden hasta Teruel buscando información sobre ese pasado.
“Sin tener ningún museo, ni apenas nada organizado, atrae a mucha gente” recalca Polo, así que supondría dar respuesta a ese interés que ninguna ciudad en España ha canalizado hasta ahora.