El paro crónico atrapa a más de 30.000 aragoneses pese a los ‘brotes verdes’
Los parados de larga duración se encuentran entre los ‘olvidados’ por la recuperación de las variables macroeconómicas en Aragón: tras cinco años de ‘brotes verdes’ que han llevado al sector productivo de la comunidad a alcanzar niveles de récord, 29.600 parados llevan más de un año buscando un empleo, según revela la Media de Trimestres de la EPA (Encuesta de Población Activa). Son 45.800 menos que en diciembre de 2013, un 60% menos que entonces, pero también son 22.200 más de los que había al cierre de 2008, el triple que en aquella fecha (7.400).
Este fenómeno se está cebando más en las mujeres que en los hombres pese a su menor participación en el mercado laboral, en el que, con 259.400 de los 573.800 ocupados, suponen un 45 % del total.
Sin embargo, la proporción se invierte en el segmento de los parados de larga duración, en el que ellas son 16.000 y ellos 13.800, lo que apunta a las mayores dificultades de las mujeres para incorporarse al trabajo y viene a ratificar otras tendencias detectadas en los últimos años como una mayor feminización de la pobreza.
En ambos grupos, hombres y mujeres, es mayor el bloque de los que llevan dos años o más intentando colocarse (9.300 de 13.800 y 10.700 de 16.000). Suponen dos tercios de total en cada caso.
Asignaturas pendientes: desempleo y ocupación
Las dos principales asignaturas que siguen pendientes en el mercado laboral aragonés tras la salida oficial de la crisis, al margen de la calidad y la estabilidad del empleo, son la mejora de la ocupación y la reducción del paro.
El desempleo se redujo a la mitad entre finales de 2013 y el cierre de 2018, periodo en el que su cifra pasó de 140.200 a 68.300. Sin embargo, y pese a ese avance, ese registro se mantiene en 19.100 unidades por encima de las 49.200 anotadas al acabar el año de la Expo.
La ocupación también ha ido mejorando, aunque no tanto como lo ha hecho el volumen de negocio del entramado productivo de la comunidad. Así, los cinco años de ‘brotes verdes’ han generado 58.500 ocupados, con un aumento superior al 10 % que ha elevado la cifra total de quienes trabajaron algún día el año pasado a 573.800 frente a los 515.300 de 20013.
Sin embargo, siguen siendo 58.100 menos de los que se registraban una década antes (632.000). Y el grueso de ese desfase se concentra entre los asalariados, entre los trabajadores por cuenta ajena, que siguen siendo 480.300, lo que significa que en Aragón falta por crear 33.100 empleos (y otras 15.000 ocupaciones) para recuperar los niveles previos a la crisis.
Mayor riqueza, menor calidad
Otra cosa es la calidad de los empleos que se están creando en los últimos años: 24.400 fijos por 31.300 eventuales. De hecho, tan solo el sector servicios, que aglutina a 33.000 asalariados, había recuperado una década después los niveles que se registraban cuando estalló oficialmente la crisis financiera internacional.
Esas tendencias laborales se registran en la misma comunidad autónoma que, tras seis años consecutivos de crecimiento (el último al 2,4 %), está a punto de ver cómo su PIB (Producto Interior Bruto), que vendría a ser el equivalente al volumen de negocio del territorio, está a punto de rebasar los 37.000 millones de euros.
Son, en números redondos, 4.400 por encima de los de 2013 y 1.400 por encima del récord de 2008 (35.615), que ya quedó rebasado en 2017. Y, sin embargo, trabaja menos gente y lo hace en condiciones más precarias que entonces.