Absentismo escolar, laboral y general

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La foto es del tiovivo o caballitos o carrusel, delante de la restaurada iglesia de San Juan de los Panetes y a la izquierda, junto a las murallas romanas, el torreón de la Zuda, oficina de turismo. La imagen es la rueda de la vida, etc.

La vuelta a picar piedra o teclas: cuando había teclistas copiar textos se llamaba “picar”. Picar metáforas. Luego salió la hoja excel y todo ha ido mejor, aunque la productividad, que nadie sabe qué es, no conseguimos aumentarla y eso nos golpea más que los pecados de siempre, que ya no sabemos cuáles fueron.

Todo se mide, hasta lo que invierten los bancos en fábricas de armas.

Todo se mide, casi siempre mal, a gusto del cliente o jefe, las grandes quiebras (y las pequeñas), cracks, Enron’s diversos, Lehman Brothericidos, etc suelen tener camufladas las cuentas, dobles y triples ñapas, excels retorcidos…

La sanidad revienta delante del usuario, la privada engorda y espera que caigan las mufaces y mutuas de funcionarios que los gobs reenvían al negocio igual que se reenvía un whatsapp y la educación y todos los restos del naufragio del bienestar de los telediarios.

Aumentan los absentismos escolar, laboral, epistemológico y hasta mental, el absentismo genérico, de no querer saber nada ni pensar ni saludar ni por supuesto escuchar: cada cual se defiende como puede del sistema, que está roto pero aguanta hinchando la IA y aguantan las fábricas de armas y el sector del reparto a sangre.

Los niños han olido algo raro o han oído algo y con lo simpática que es la escuela ahora se escaquean y los mayores se cogen bajas porque no pueden respirar y los políticos trabajan para colocarse en la buitrera privada y meter a los hijos cuando les llegue la guillotina de los votos y entretanto hay que achicharrar al gentío raso, que es casi todo, y por eso estas lumbreras sicópatas lanzan el trabajo durante la baja, laboral igual que se ha instalado el meme “fijo discontinuo” y el lenguaje ya no se puede retorcer más que el cuello del que lo escucha o lo sufre.

Para ir a preguntar algo a la Seguridad Social los de Zaragoza piden cita en Huesca, donde sí les atienden personalmente.

Igual que pasa esto pasa lo otro. Nunca ha habido tanta gente sin pegar clavo. En fin. Hay un estado del bienestar raro, malestar difuso, pisos inverosímiles, cubículos a mil euros, todo al límite a tope las fiestas, bares, barriles, lifaras, trajetorios, potingues, ansiolíticos, lexatinioides… en fin, lo de siempre: el Optalidón. Se acaban las fiestas y vuelve al absentismo… que pronto será por ley absentismo trabajante.