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Juan Ignacio Zoido, ese pedazo de ministro del Interior tan sandunguero él, se destapó en el Consejo informal de ministros del Interior de la Unión Europea (UE), que se celebró en Tallin, con unas declaraciones contra las ONG que trabajan rescatando y ayudando a los refugiados, de esas que ponen los pelos como escarpias: “Hay que concienciar a las ONG de que se está para ayudar y no se está para favorecer o potenciar la inmigración irregular, cuando esa inmigración irregular está dando lugar a que corra peligro en el Mediterráneo, como está sucediendo con demasiada frecuencia”
Una ya no sabe si estas ruines declaraciones las ha parido el ministro tras un rato meditando en el rincón de pensar, ese donde tan a menudo se van los políticos del Partido Popular a parir sus estupideces o Zoido se ha venido arriba entre tantos “camaradas de porra y represión” reunidos para ver como acaban con esa emigración que tanto les molesta e inquieta.
Que Zoido no quiere enterarse de cómo esta la situación en el Mediterráneo son claro ejemplo estas palabras dichas para hacerse notar entre tanto tipo dispuesto a cerrar sus fronteras a cal y canto. Había que destacar como un tipo duro y no ser menos que esos ministros reaccionarios que persiguen, encarcelan y cierran fronteras a los refugiados y nos demuestran todos los días la pandilla de ultras que legislan y gobiernan algunos países entre ellos el nuestro, aquí en Europa.
Pensar que el impagable trabajo de las ONG produce un efecto llamada solo cabe en las mentes calenturientas de tipos que, como Zoido, parece que no tienen escrúpulos ni dilemas en que miles de personas mueran en ese gran cementerio marino en que se ha convertido el Mediterráneo. Morir ahogado o ser retenidos, deportados y en el mejor de los casos recluidos en vergonzantes campos de concentración cuando no desaparecidos a manos de mafias que antes les han cobrado miles de euros por trayectos que nunca se saben si llegaran a tocar tierra.
Hace tiempo que las ONG que trabajan con los refugiados molestan a los gobiernos, molestan y mucho. Tanto que rescatar personas se convierte en una actividad peligrosa, conlleva en muchos casos detenciones, prisión e incluso la muerte.
Su trabajo coloca el dedo ahí donde más molesta a los gobierno, pone de manifiesto la incompetencia de los gobiernos para abordar el problema de los refugiados, también su evidente negativa a acoger -rompiendo sus compromisos- el cupo de refugiados que hace tiempo que los países de Europa asumieron. Pero sobre todo lo que demuestran es la poca o nula humanidad de aquellos a los que les hemos dado con nuestros votos la oportunidad de decidir si es más importante la vida de miles de hombres, mujeres, niñas y niños o esa “inseguridad” a la que se aferran los gobiernos como un mantra para negarles ayuda y refugio.
Ya lo decía Óscar Camps, director de Pro Activa Open Arms: “Desde hace años, miles de personas desaparecen intentando llegar a Europa. Respondemos a una situación que ya existía antes de llegar nosotros”, “Desde que hay más ONG, hay más ojos. Vemos que ocurrían muchas más muertes de las que cuentan las cifras oficiales y eso no les gusta”
La Unión Europea y el Frontex han decido que es mejor hacer como los avestruces, se creen que cerrar los ojos va a solucionar el problema. Y así ademas de poner en práctica esa miserable decisión de cerrar fronteras ahora quiere controlar a quienes salvan vidas.
Para controlar a las ONG se pone en marcha un código de conducta planteado por la Comisión Europea y bajo control de las guardias costeras de Italia y Libia. Carceleros que impidan llevar la ayuda, rescatar pateras o entregar ropas y alimentos.
Imaginar que les puede pasar a estas personas de ponerse en marcha ese código y no acordarme de las 1.889 personas que han muerto tratando de cruzar el Mediterráneo Central este año, es imposible.
La tozuda realidad les dará la respuesta: prohibir o controlar más de lo que ya se controla el trabajo que realizan las ONG solo supondrán más muertes en el Mediterráneo.
Pero eso a la “gente de orden” les importa menos que nada. La campaña esta servida: culpamos a las ONG y así salvamos el culo. ¡Qué imbéciles! Se creen que dejando morir a miles de personas van a disuadir a quienes ya lo han perdido todo. Que caigan sobre estos asesinos de corbata y traje las muertes que sin duda se producirán en el mar por culpa de este inhumano código de conducta.
Ya lo dice mi amiga Marta N., “la falta de humanidad produce monstruos y ministros como Zoido”.
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