Un constructor, amigo del alcalde de Zaragoza, obtiene una autorización municipal un día antes de presentar la documentación técnica
La autorización de licencia del derribo de un quiosco-bar realizada un día antes de contar con toda la documentación pertinente ha vuelto a poner sobre la mesa en el Ayuntamiento de Zaragoza el difícil equilibrio entre las actividades empresariales y las relaciones personales.
Tal y como informa publico.es, Martipan, empresa del constructor zaragozano Juan Forcén, amigo íntimo del alcalde Jorge Azcón, obtuvo una licencia de derribo de un quiosco de hostelería situado en el paseo San Sebastián del Parque Grande José Antonio Labordeta a pesar de que remitió formalmente el proyecto técnico un día después de esa autorización. Forcén ha sido uno de los principales beneficiarios de los concursos para construir y explotar este tipo de establecimientos en la ciudad, completamente renovados estos años de gobierno municipal PP-Ciudadanos.
En este caso concreto, los trámites en Urbanismo se iniciaron a principios de julio, días antes de que la Gerencia de Urbanismo se reuniera el 18 de julio. En el orden del día de esa sesión figuraba el proyecto de derribo presentado por Martipan, remitido a los miembros de la gerencia el 13 de julio, avalado con fecha de 11 de julio aunque formalmente presentado el 12. La siguiente sesión de aprobación de licencias en la Gerencia de Urbanismo de Zaragoza, según informa público.es, fue el pasado 5 de septiembre.
A pesar de que los defectos de forma en la presentación de la documentación se achacan desde el consistorio a un “error en la fecha del informe”, esta irregularidad es suficiente como para cuestionar la conveniencia de continuar con el proyecto, ya que en este sentido la legislación es muy estricta. En este caso, la circunstancia de la íntima amistad entre Forcén y Azcón y varias operaciones que ya han sido puestas en cuestión a lo largo de este mandato corporativo vuelven a generar polémica en el consistorio.
Forcén es miembro de una de las familias zaragozanas bien conectadas con el poder y que han encabezado algunos de los proyectos más sonados de la ciudad, siempre mano a mano con las administraciones locales. Su padre, Isabelo Forcén, que también fue diputado autonómico y concejal en la ciudad por el PAR, ya fue el impulsor del Centro Comercial Grancasa en los 90, en una operación urbanística que tampoco estuvo exenta de polémica.
Su hijo Juan Forcén tiene diversos intereses en la hostelería y el sector inmobiliario, tanto en la gestión de alquileres de locales y viviendas como en la construcción de promociones de pisos de alto nivel, como el edificio Plaza del Pilar o unos bloques de lujo en la avenida de Navarra, vía que paralelamente ha sido completamente remodelada y renovada por el consistorio este último año, en uno de los proyectos más ambiciosos de la corporación actual. También fue el promotor de Torre Romareda, en las inmediaciones del estadio municipal y donde se acaba de inaugurar la nueva tienda del Real Zaragoza. La recalificación de este solar también fue muy cuestionada.
Precisamente, Juan Forcén es el único superviviente de la anterior directiva del Real Zaragoza. Forcén formó parte del grupo de inversores locales, compuesto por familias como los Yarza o los Alierta, y tras la entrada de los nuevos propietarios, comandados por el cubano-estadounidense Jorge Mas, continúa como una pieza importante del nuevo proyecto que pretende sacar al Real Zaragoza del ostracismo deportivo y económico en el que se mantiene desde hace más de una década. La presencia de Forcén no es baladí y también le vincula directamente con las expectativas generadas con la construcción del nuevo campo de fútbol, proyecto estrella de Jorge Azcón, en el que habrá una fuerte inversión pública y en la que la Sociedad Anónima Deportiva pretende explotar su desarrollo comercial en una concesión hecha a 75 años.
Es ampliamente conocida la amistad entre Forcén y Azcón. Ambos son vecinos en el mismo complejo residencial y comparten frecuentemente momentos de ocio. Una difícil relación cuando uno es alcalde de la ciudad y otro es uno de los promotores de operaciones inmobiliarias que adquieren gran protagonismo y se producen errores administrativos que, cuando menos, son cuestionables y ventajosos.
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