Marcelino Iglesias (Bonansa, 1951) presidió el Gobierno de Aragón durante doce años, un récord todavía no conseguido por ningún otro líder político. Desde que este dirigente socialista, que llegó a ser número 3 de Zapatero, abandonó las tareas de Gobierno en 2011, apenas ha hecho declaraciones y ha preferido mantenerse en un discreto segundo plano. A falta de mes y medio para el congreso regional de principios de noviembre, Iglesias rompe su silencio en esta entrevista, en la que valora la decisión de Lambán de optar a la reelección por tercera vez a la Secretaría Regional. También habla sobre el papel futuro de Pilar Alegría, el cuatripartito, el posible auge electoral de Teruel Existe y la situación de Aragón y de España, entre otros asuntos.
Javier Lambán acaba de anunciar que presenta su candidatura a un tercer mandato al frente del liderazgo del PSOE-Aragón. Si sale elegido, que previsiblemente será así, va a igualar el récord que usted tenía.
La inestabilidad que tuvo Aragón los primeros quince años de autonomía, en los que los presidentes duraban una media de dos años, fue muy entretenida, pero para la Comunidad fue negativa y estéril. Que estemos en una etapa más estable es muy bueno para Aragón.
¿Le parece acertada la decisión de Lambán dada la enfermedad que padece?
Si se encuentra bien de salud después de la operación y tiene buen ánimo, no le veo ningún problema. No creo que sea tiempo para peleas orgánicas.
¿Hasta qué punto la designación de la aragonesa Pilar Alegría como ministra de Educación y su mayor proyección pública ha precipitado el anuncio de Lambán?
No tengo ni idea. La candidatura de Lamban es la natural siendo presidente de la Comunidad
Usted asistió a la toma de posesión de Alegría junto a numerosos representantes del PSOE de Huesca. Está clara cuál es la apuesta de los socialistas oscenses.
Asistí al intercambio de carteras de las ministras por la relación política que habíamos tenido: Pilar Alegría formó parte del departamento de Educación en mis años de gobierno; después compartimos un ciclo en la Comisión Ejecutiva Federal y también fue mi adjunta de organización en la etapa de secretario de Organización del PSOE en Ferraz.
Respecto a las apuestas de Huesca. No formo parte de ningún órgano ni de ninguna mesa camilla. Soy un simple militante del partido socialista que paga su cuota, que aspira a no estorbar, como suelen hacer muchas veces los ex, y que está dispuesto a ayudar si puede ser útil en algo. Los compañeros saben que pueden contar conmigo para sumar.
Se echó en falta a algún dirigente del PSOE-Aragón. Le recuerdo que Alegría es la primera ministra aragonesa en la historia.
Estuvieron en el acto el presidente del Parlamento y la consejera de Ciudadanía. Creo que el presidente estaba ese día con el rey en Roncesvalles. No creo que se pueda sacar mucha punta al asunto.
¿Qué papel cree que debería jugar Alegría en el PSOE de Aragón?
Mejor preguntarle a ella; es joven y supongo que tiene mucho tiempo; pero creo que ahora en el ministerio tendrá también mucho trabajo.
Y el PSOE de Huesca, ¿qué protagonismo va a reclamar en el congreso regional de principios de noviembre?
No lo sé; ya he dicho que no soy portavoz del PSOE de Huesca, ni puedo hablar por ellos; de lo que estoy seguro es de que actuarán con la madurez y la responsabilidad de siempre.
¿Y Marcelino Iglesias?
Ningún protagonismo. Si me invitan asistiré. Ver, oír y callar, soy un jubilado a quien sigue interesando mucho lo que pasa y que mantiene sus compromisos e ideas pero como espectador. Mi tiempo de actor político ya pasó. Lo digo sin ninguna nostalgia. Mi sentimiento fundamental, después de tantos años, es más bien de un profundo y sincero agradecimiento.
¿Cree que Lambán será el candidato del PSOE a la DGA en el 2023?
Mejor preguntarle a él. Supongo que lo dirá cuando lo considere más oportuno.
Teruel Existe ha anunciado que se presentará a las autonómicas. ¿Diría que este hecho va a perjudicar especialmente al PSOE?
Tuvo votos de la izquierda y de la derecha. Yo pienso que resta votos a todos los partidos que se presenten en Teruel
¿A qué atribuye el posible auge electoral de Teruel Existe?
Veremos qué pasa en las próximas elecciones, dentro de dos años, que en la política actual dos años es una era geológica. Ahora ya son un partido político y no un movimiento ciudadano. No comparto que la comunidad autónoma haya marginado a Teruel. Los problemas de esa provincia vienen de mucho antes de la autonomía y hay que tener en cuenta que una cosa es predicar y otra dar trigo. Con esa fórmula de un partido para cada provincia, este país sería muy difícil de gobernar. En España, hay veinte provincias que tienen parecidas razones que Teruel.
En la próxima legislatura, puede haber hasta nueve partidos políticos en las Cortes. Ya se está especulando con un hipotético pentapartito para gobernar el Pignatelli.
Si es así, no será fácil de gestionar. Hubo muchos que se deslumbraron cuando emergieron los nuevos partidos; en Aragón supuso el fin del bipartidismo imperfecto donde el PAR hacía de árbitro. Los nuevos partidos, aparecidos al calor de las crisis que hemos padecido, parecía que iban a solucionar los problemas del mundo en cuatro días y a renovar la política: Con todos los respetos, creo que están siendo una enorme decepción. A pesar de la primera fascinación que produjo la novedad, la supuesta frescura de estos partidos y la demonización del bipartidismo, las mejores democracias: Alemania, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, han funcionado tradicionalmente con esa fórmula y no les ha ido tan mal.
¿Qué balance hace de los dos años de Gobierno del cuatripartito?
Lambán ha hecho un gran trabajo dirigiendo una coalición muy complicada. En la primera legislatura, templando al Podemos indómito de Echenique y en la segunda, capeando una peligrosa pandemia. Recuerdo la primera negociación de la coalición, televisada en directo, con Podemos en su momento estelar; aquello no hacía presagiar nada bueno y no solo ha controlado los partidos que están en el gobierno sino que alguno, que se quedó en la oposición, parece que está pidiendo todos los días y de rodillas, entrar en el Pignatelli. Eso tiene mucho mérito.
Usted tiene experiencia de doce años de gobierno con el PAR, ¿se imagina compartir también mesa con Podemos y CHA? Lo que Lambán llama un Gobierno trasversal.
No me lo quiero ni imaginar En los doce años en coalición con el PAR ya me parecía un puzzle suficientemente complejo. Las circunstancias han cambiado. Es posible que ahora seamos menos exigentes.
¿Le acabará pasando factura al Gobierno de Pedro Sánchez la factura de la luz?
Faltan dos años para las elecciones y espero que vengan tiempos mejores para todos después de la pandemia. A Casado alguien le tendría que decir aquello de “si quieres llegar lejos, no puedes salir corriendo”. Esta carrera es de fondo no es un sprint.
¿Le gusta el recién remodelado gobierno de Sánchez? ¿durará lo que resta de legislatura?
El presidente no tiene mayoría suficiente para hacer el Gobierno que más le gustaría y tiene ministros impuestos por su socio, que es posible que no sean los que más le apetecen, pero es lo que hay. Cuánto durará? No lo sé, pero lo normal en dos años es que haya algún cambio. A Pedro Sánchez no se le puede acusar de no saber cambiar ministros por importantes que sean. Recuérdese a Carmen Calvo y a Ábalos.
Usted ha sido secretario de Organización del PSOE con Zapatero, ¿cómo ve a su partido? En su opinión, ¿acumula Sánchez demasiado poder orgánico?
Lo tiene absolutamente todo. Es lo que tienen las primarias que quien gana anula todo lo demás. No estoy en contra de las primarias; yo gané unas primarias muy ajustadas el año 1998 y después presidí Aragón doce años; pero las primarias tienen algunos inconvenientes que habría que corregir y no lo hemos hecho; el partido se queda sin órganos de control interno y eso no es bueno.
Ha sido también senador autonómico. Todos los partidos hablan de la necesidad de reformar la Cámara alta para evitar que sea un cementerio de elefantes como es ahora y, sin embargo, nadie da el primer paso porque a nadie le interesa.
En mi opinión, el Senado tendría que ser una cámara territorial como el Bundesrat alemán. El sistema quedaría más o menos así: El Congreso elige el presidente de gobierno, controla el gobierno, aprueba presupuestos, debate la política general, la economía, la defensa, política Exterior, la seguridad, etc. y el Senado, todo lo transferido a las Comunidades Autónomas. Los senadores serían representantes de las autonomías. Es el modelo de los grandes países federales (Alemania o EEUU). Pero para eso hay que modificar la Constitución y a la derecha nunca le ha parecido oportuno. Y así el Senado lleva más de cuarenta años en stand by. En los últimos cuarenta años, Alemania ha modificado su Constitución cincuenta veces. Nosotros hemos sido incapaces de ponernos de acuerdo para hacer algunas reformas imprescindibles. Es uno de nuestros problemas
¿Qué opina del permanente bloqueo del PP en la renovación del poder judicial y la estrategia contra el coronavirus?
Es intolerable. Me parece un escándalo. Casado dice que no cumple la ley porque no le gusta y añade que quiere cambiar el sistema de elección de los miembros del Consejo. Cambiar una ley es legítimo, pero hace falta tener mayoría en las cámaras; mientras no haya otra ley, el PP, como todo hijo de vecino, tiene que cumplir la ley que está vigente. En realidad lo que pasa es que a algunos les interesa mantener la situación actual con mayorías que les son próximas, en los órganos donde se nombran los jueces que tendrán que juzgar sus asuntillos pendientes. Hay que recordar que el PP ha tenido mayorías absolutas y no ha cambiado leyes que decía considerar fundamentales y no solo la elección de órganos judiciales, también el aborto, el divorcio, el matrimonio homosexual y me temo que hará lo mismo en el futuro con la eutanasia. Un ejemplo curioso es lo que hicieron con los matrimonios homosexuales, en tiempos de Zapatero, salieron a las calles, con mucho ruido y con gran escándalo; poco tiempo más tarde, Rajoy, ya presidente y con mayoría absoluta en el parlamento, no sólo no cambió la ley si no que se fue a Vitoria a normalizar la boda de un compañero de partido. ¡Vivir para ver!
Por último, le pido un diagnóstico sobre la situación actual de Aragón, España y el mundo.
Todo dependerá de que termine de una vez la pandemia y que por fin volvamos a la normalidad. Si es así, España es una de las economías de Europa que más va a crecer en los próximos años. Con un crecimiento del 6%, algunos tendrán que modificar su estrategia de oposición. Para el país será importante aprovechar bien los fondos europeos para encauzar correctamente una nueva economía que tendrá que ser verde digital y sostenible.
Respecto a Aragón, estamos bien posicionados para el futuro, somos el centro del norte; estamos bien comunicados y somos una comunidad que tiene muchos recursos: agua, energía limpia, espacio, situación, buenos trabajadores, agricultura de regadíos muy competitivos y estabilidad política. Soy optimista sobre el futuro de Aragón. Respecto al mundo: estamos en un momento de grandes cambios: el centro geopolítico del mundo se está desplazando del Atlántico al Pacifico y esto producirá grandes convulsiones. Estados Unidos deja de ser la única superpotencia. Llegan China, India, Indonesia, Corea… Digan lo que digan muchos opinantes, que occidente haya salido de Afganistán es una buena noticia. Si la vacuna termina de una vez con la pandemia, tendremos un periodo tan intenso de crecimiento que hará que los precios de las materias primas y la inflación se disparen. También creo que en los próximos años se resolverá el problema de la energía con las fuentes alternativas, con alguna forma de acumulación eléctrica y posiblemente con la fusión nuclear. Con este panorama es probable que tengamos una nueva burbuja, ahora, relacionada con las energías renovables porque sobrará mucha potencia instalada. Los grandes interrogantes de futuro inmediato, creo que son, la sostenibilidad de un crecimiento que no puede ser infinito, en un planeta cada vez más pequeño, el cambio climático, las migraciones y la superpoblación. En veinte años seremos 10.000 millones, la mayoría en países asiáticos con desigualdades profundas que crearán muchas tensiones y posiblemente inestabilidad.