El Gobierno de Aragón autoriza siete parques eólicos y líneas eléctricas que afectan a aves protegidas
Las renovables avanzan imparables en Aragón. Tanto, como para provocar afecciones en más de media docena de zonas protegidas en las que el Gobierno de Aragón ha autorizado, aunque con condiciones, la construcción de parques eólicos y de líneas de evacuación para el transporte de la energía que produzcan.
Eso ha ocurrido al menos en siete ocasiones en los últimos años y va a pasar de nuevo otras tantas, o casi, en los próximos, según admite el consejero de Agricultura de la DGA, Joaquín Olona, en su respuesta a una pregunta parlamentaria del diputado de IU Álvaro Sanz, que se había interesado por conocer “cuántas y cuáles” autorizaciones ambientales de parques eólicos “con afecciones a espacios de la Red Natura 2000 en Aragón vinculados a las aves esteparias y sus hábitats” se “han tramitado o se están tramitando”.
En los últimos cuatro años, desde que el ejecutivo autonómico estableció una nueva normativa para desbloquear el desarrollo del sector, el Inaga (Instituto Aragonés de Garantía Ambiental) ha avalado con condiciones dos parques y ha rechazado cuatro por resultar “incompatibles con la protección del medio ambiente”.
Los dos que obtuvieron declaraciones de impacto ambiental favorables fueron el de General Eólica en Robres (Huesca), que afecta al LIC (Lugar de Interés Comunitario) Sierras de Alcubierre y Sigena, y otro promovido por General Eólica Aragonesa en Magallón y Alberite de San Juan, ambos en la provincia de Zaragoza, y que, con diez megawatios de potencia instalada, afecta al LIC Monte Alto y Siete Cabezos.
Afecciones indirectas en una docena de parques eólicos
El consejero de Agricultura, que gestiona también las competencias medioambientales, asegura, por otra parte, que “los proyectos de parques eólicos y/o infraestructuras de evacuación de energía que actualmente están en tramitación en el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental no se ubican en espacios de la Red Natura 2000 en Aragón vinculados a las aves esteparias y sus hábitats”.
Se refiere a la ubicación física dentro de las zonas protegidas, que no es algo imprescindible para provocar afecciones en especies ornitológicas que a menudo realizan desplazamientos diarios de varias decenas de kilómetros.
Paralelamente, Olona admite en la respuesta que en los últimos años el Inaga ha dado, junto con tres denegaciones, el visto bueno con condiciones a otras seis instalaciones energéticas “con afecciones indirectas a espacios de la Red Natura 2000 en Aragón vinculados a las aves esteparias y sus hábitats”, a lo que se suma el hecho de que al menos otros cinco complejos cuyos permisos se encuentran en tramitación “no se ubican” en esas zonas catalogadas aunque “presentan potenciales afecciones a aves esteparias y por tanto afecciones indirectas a los mismos”.
Se trata de los denominados como Baerla, María I, Canteras III, Fuentes II y El Campillo, los cuales, de salir adelante, ampliarían la lista iniciada con el parque de Solvento en Zaragoza y Cuarte de Huerva, dos de Alectoris Energía Sostenible (Romerales y El Coto) en la capital y el llamado Parque Éólico Sierra de Luna, en Herrera de los Navarros, que afectan al LIC Planas y Estepas de la Margen derecha del Ebro y a la ZEPA Río Huerva y las Planas, y, también, el denominado Canteras II, promovido por Desarrollo Eólico Las Majas XV en la Puebla de Albortón y Fuendetodos, que genera afecciones en la ZEPA Estepas de Belchite, el Planerón y La Lomaza.
Vienen cambios en la protección de las aves esteparias
El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente tiene en marcha cuatro actuaciones relacionadas con la protección de las aves esteparias, aunque los ritmos de la burocracia van a hacer que alguna de ellas acaba por no ver la luz en menos de seis años desde que se puso en marcha.
Desde finales e 2015 están en marcha los diseños de los nuevos planes de protección del cernícalo primilla y de la alondra ricotí, y desde principios de 2018, los del sisón común, la ganga ibérica, la ganga ortega y la avutarda común, en los dos primeros casos con un plan de conservación del hábitat y en el tercero con un programa conjunto de recuperación de las especies.
Sin embargo, esos programas, cuya actualización parece acuciante vistos los procesos de ocupación del territorio y consumo de los recursos naturales que se están produciendo en la comunidad con el despliegue de las energías renovables y la extensión de la ganadería industrial, tendrán que esperar a que vea la luz el “decreto que modifica y actualiza el contenido del presente Catálogo de Especies Amenazadas de Aragón”, que “implicaría cambios en las categorías de amenazas y, por lo tanto, en la tipología de planes de recuperación y conservación a aprobar”.
“Esta norma es la que va a definir las nuevas categorías de amenaza para las especies indicadas”, concluye el consejero, en lo que parece un anuncio de que vienen cambios en esa materia.
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