Ligüerre de Cinca (Huesca) estaba abocada a convertirse en otras de esas poblaciones del Pirineo aragonés olvidadas. Uno más de esos nombres que aparecen en los listados de municipios deshabitados y que terminan por consumirse sin que la iniciativa pública ni la privada tengan el empuje necesario para salvarlos. Pero este municipio de la comarca de Sobrarbe es un importante foco turístico de la comunidad autónoma gracias al empuje de la Unión General de Trabajadores (UGT), que en la década de los 80, dio un paso encaminado a recuperar el concepto de casas del pueblo. Su idea ha derivado en un resort vacacional con una extraordinaria demanda.
Fue un proyecto social, económico y sindical para revivir un pueblo que en los 60 quedó desierto al ser anegadas las tierras de cultivo y expropiado el término municipal para la construcción del pantano del El Grado. En 1986, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) cedió su uso en favor del sindicato para llevar adelante este proyecto de rehabilitación. La central sindical se marcó el objetivo de destinar el recuperado Ligüerre de Cinca para ofrecer a sus afiliados un lugar de encuentro y contribuir a recuperar cultural y económicamente una zona deprimida de Aragón, así como generar puestos de trabajo. El Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo cedió el uso de superficie por 50 años.
El 1 de diciembre de 1986, la CHE autorizó la cesión de 248 hectáreas ampliadas después a más de 500. El 20 de abril de 1991 tuvo lugar la inauguración oficial de la parte turística en la zona del mesón con albergue, camping y bungalow y se rehabilitó el torreón del pueblo. Desde entonces, las mejoras se han ido produciendo en cadena, con la recuperación de la iglesia y la abadía a finales del siglo pasado y otros edificios resucitados para uso turístico. La vendimia, la adecuación de caminos y senderos o la limpieza de barrancos, bodegas, tejería y zonas arboladas respondían al desarrollo de un plan integral.
En 2013 se dieron por concluidos los trabajos con la recuperación de la denominada Calle del Sol, que une de forma circular todas las vías del pueblo: la de Arriba, la principal y por donde se entra a la iglesia; la del Medio, por la que se accede al hotel Casa Broto y la bordea hasta el torreón, y la de Abajo, por donde se llega a los bajos de la plaza frente al hotel casa Sebastián. Y existen proyectos en marcha para conocer cómo era esta zona en la prehistoria o la Ligüerre medieval en la que nobles o infanzones guardaron la plaza militar en un tiempo de escaramuzas entre árabes y cristianos. También pudo ser un punto importante del Camino de Santiago.
Declaración de pueblo recuperado
Se han vuelto a sembrar varias hectáreas de viñedos y se creó la primera bodega de Sobrarbe que embotella vino con la marca Ligüerre de Cinca. Hace unas semanas, el presidente aragonés, Javier Lambán, comprobó in situ, acompañado por el secretario general de UGT Aragón, Daniel Alastuey, la pujanza de un proyecto social y económico que cuenta con una oferta de 500 camas en el resort, 450 en el camping y que genera 20 empleos de forma continuada, llegando a los 60 trabajadores en temporada alta. Por ello, el sindicato ha solicitado la declaración de pueblo recuperado, figura contemplada en la Ley de Turismo de Aragón.
De manera progresiva se han ido incorporando nuevos equipamientos y servicios como la oferta de turismo de eventos, que ha logrado atraer a numerosas personas de toda España hacia un resort atípico con dos hoteles, 28 apartamentos y un restaurante situados dentro de las antiguas casas del pueblo. Este enclave recibe cada año 15.000 visitantes.
Sobrarbe es la comarca con el mayor número de alojamientos de turismo rural en Aragón, que batió el récord de turistas en 2018 con 3,7 millones, y esta zona fue especialmente visitada por su proximidad al Parque Nacional de Ordesa o Aínsa, elegida el pasado año capital del turismo rural de España.