Vivir sin móvil en el mundo rural: “La gente se irá antes de que llegue la cobertura”
Cuando hace unos días, El Pobo de la Sierra (Teruel, 129 habitantes), daba la bienvenida a la primavera con medio metro de nieve, los teléfonos móviles no funcionaron en todo el día. Ni para enviar las fotografías espectaculares ni para llamar a los vecinos y familiares por incidencias.
Las inclemencias del tiempo muestran la debilidad de la cobertura de teléfono móvil en muchos pueblos, que no son rentables para las operadoras. Con tan pocos vecinos, no pueden hacerse oír ante las grandes compañías. “Entiendo que un problema en Madrid afecta a 20.000 personas, pero aquí también sufrimos la falta del servicio y pagamos lo mismo”, explica el alcalde de El Pobo, José Gabriel Pérez. Y se trata de un servicio en muchos casos a pueblos que están rodeados de vacío en kilómetros a la redonda.
Cuando se acercan las tormentas saben que es fácil que se vaya la cobertura, explica, y con la nevada se demostró una vez más que no tienen conexiones fiables. “Se trata sobre todo de un problema de calidad del suministro”, porque, aunque reconoce que la situación ha mejorado en los últimos años y “el servicio es aceptable pero mejorable”, la realidad es que en su pueblo, hay muchas casas del barrio bajo en las que no hay cobertura.
Muchas de estos hogares son de temporada, “así que no les sale a cuenta una línea fija, y la de móvil no les sirve”, explica haciendo una fotografía de su pueblo, en el que la cobertura se resiente especialmente, como otros servicios, cuando en verano triplica su población, o durante la celebración del festival de música Poborina, cuando calculan que 5.000 personas pasan por este pequeño pueblo.
En el bar y el ayuntamientos
En El Pobo tienen los problemas sobre todo en un barrio, pero en Tormón, si sus escasos 34 vecinos censados quieren utilizar el teléfono móvil, tienen que acudir a la plaza o al lado del bar, “en las casas raro es encontrar alguna en la que haya”, declara el alcalde, Fausto Archilaga. “Al pueblo la señal entra de rebote y tiene poca fuerza”, dice, pero extiende el problema a otros servicios relacionados con las nuevas tecnologías, como Internet que se sirve con WiFi en el Ayuntamiento y el bar pero no llega a los hogares.
“Llevo siete años de alcalde”, recuerda “y desde el primer día hemos estado trabajando para mejorar la cobertura de telefonía móvil”; lamenta, sin embargo, que los trabajos de extensión de la banda ancha se quedaron en algún pueblo cercano y “aquí ni llamaron”.
“Cosas como esta no ayudan a que la gente quiera estar en el pueblo, aún se sienten más fuera de lugar”, resume.
También tienen este problema en El Pobo, donde “el wifi va muy lento, se cuelga y hay días que no funciona”, cuenta su alcalde, por lo que el secretario que tiene que tramitar cuestiones por Internet, o el médico que quiere hacer una receta o mirar un historial acaban marchado a Cedrillas o Teruel.
Esto en el día a día, pero también en verano y las épocas vacaciones se lamentan de que es un servicio que la gente busca y no dispone.
Dos meses sin teléfono móvil
El caso de Calomarde (78 habitantes censados) es uno de los más famosos de la provincia porque su alcalde, Andrés Hernández, ha hecho públicas sus quejas en los medios de comunicación después de estar hasta dos meses sin cobertura de teléfono móvil, y muchos periodos de manera intermitente sin el servicio.
“Ahora sabemos la avería y están intentando solucionarla”, se muestra esperanzado Hernández, porque tienen que cambiar el mástil de la antena, “al menos sabemos lo que pasa”, y no como el verano pasado, cuando pasaron dos meses prácticamente sin cobertura, cuenta. A épocas “va y viene”, y los técnicos han averiguado la causa: “Una de las bases está rajada cuando hace aire se mueve”.
El problema ahora es saber cómo financian la obra puesto que la antena es de la Comunidad de la Sierra de Albarracín, y por tanto el arreglo les corresponde pagarlo a ellos, explica Hernández, pero no saben si también los equipos.
La Comunidad de Albarracín, como Pancrudo no hace mucho, decidió en su día financiar la construcción de la antena, como la única solución que les quedaba para solucionar el problema.
“El problema de las grandes operadores es que es difícil contar con ellas, que nos hagan caso, da igual que sean de teléfono o una eléctrica”, señala el alcalde de El Pobo, y aunque reconoce los contactos con los delegados de las operadoras en Teruel, la inversión en este campo, como en otros vinculados a Internet, supera la capacidad de los pequeños ayuntamientos del mundo rural.
“Nos hablaron de traer la tecnología 3 pero teníamos que cambiar la línea eléctrica para lo que pedimos una subvención al Gobierno de Aragón porque eso para nosotros es inasumible”, explica.
Y mientras tanto, en El Pobo esperan mejorar la conexión a través de ADSL tras más de un año desde que el Gobierno de Aragón hiciera la “preinstalación” en el Ayuntamiento. Ahora “falta llenar los armarios con los equipos”, algo que se tiene que ofertar a todas las operadoras que, previsiblemente, renunciarán por la falta de beneficio económico y entonces Movistar se hará cargo.
“Cada vez los pueblos están más vacíos”, recalca, y sin soluciones en el campo de las nuevas tecnologías, la gente se irá, lamentan los vecinos, antes de que llegue la cobertura.