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Catherine Breillat: “Es importante que cada vez haya más mujeres haciendo cine. Yo lo tuve muy difícil, pero lo logré”

Catherine Breillat presenta en el FICX 'El último verano'

Leticia Quintanal

Gijón —

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A sus 75 años, la directora francesa Catherine Breillat atiende paciente, y sin perder la sonrisa, a todos los periodistas interesados en charlar con ella. Lo hace sentada en una silla de ruedas en la que se desplaza debido a sus problemas de movilidad, pero con la mirada inquieta y estimulante de quien lleva casi 50 años brillando detrás de una cámara.

Breillat ha estrenado en el Festival Internacional de Cine de Gijón ‘El último verano’, un thriller con tintes eróticos, adaptación de la película danesa ‘Queen of Hearts’, en la que una madrastra cae rendida a los encantos de su hijastro, rompiendo con ello todos los tabúes y convenciones sociales. Con esta cinta vuelve la Breillat más provocativa y casi escandalosa, sacudiendo sentimientos y rebeldías, y arrasando con los principios más moralistas de algunos.

Cuentan de ella que es una directora controvertida por su forma de presentar la sexualidad, pero ella lo niega. Se califica a sí misma como subversiva porque, lejos de presentar el deseo como algo trivial, como suele ser habitual, según ella misma explica, Breillat reflexiona sobre él, sobre su belleza, “desear está en nuestro ADN, sin deseo no hay vida”.

Y de eso va su último trabajo, de la belleza del deseo recíproco. Porque lejos de presentar una pareja aburrida, cuya relación está muerta, ‘El último verano’ habla de la importancia de la familia y de cómo hay que hacer concesiones si se quiere que ésta sobreviva. Anne (Lea Drucker) está felizmente casada con Pierre (Olivier Rabourdin), pero siente una atracción irrefrenable por Theo (Samuel Kircher) fruto de un matrimonio anterior de su marido, e inicia una relación con él que le permite saldar una cuenta pendiente con ella misma respecto a su juventud no vivida.

'El último verano' habla de la incandescencia de una nueva pasión, inconveniente, sí, pero incontrolable. Habla de un hijastro que seduce claramente a su madrastra y la debilidad de ella la avoca a ceder. La cinta cuenta la historia de una mujer de éxito que lo ha conseguido todo en la vida, pero tiene una herida que debe curar, una adolescencia no experimentada que vivirá ahora a través de la relación con su hijastro.

Ésta es la primera vez que directora y protagonista trabajan juntas y, a pesar de que la segunda reconoce la tiranía de Breillat a la hora de dirigir y la dureza del rodaje, entre otras cosas, por la intimidad de algunas de las escenas. Ambas aseguran que ha sido una experiencia apasionante. Sobre su forma de dirigir Breillat sonríe, “claro que soy tirana dirigiendo”, porque el cine no es un espectáculo improvisado, todo tiene que estar encuadrado dentro del marco y eso me exige ser inflexible, apunta.

Con 'El último verano' vuelve a dirigir después de diez años apartada de este oficio que le apasiona, “es como ir a los Juegos Olímpicos sin haber entrenado”, nos cuenta respecto a lo que sintió cuando volvió a ponerse al frente de un rodaje. Sin embargo, asegura estar hecha para hacer cine, en seguida la invadió la energía y las ideas brotaban sin parar. “El cine es mi vida, voy a morir haciendo cine, como Molière”, dice.

Rehúye hablar del cine de hombres y el de mujeres. Asegura que ella hace cine, no cine de mujeres. Sin embargo, aplaude que cada vez haya más mujeres haciendo cine, “es importante”. “Para mí fue muy difícil, cuando yo empecé hace ya muchos años no se me permitió estudiar dirección, pero al final lo logré, conseguí hacer cine”, cuenta.

“Ahora las cosas han cambiado, por suerte, y me alegra haber abierto un camino para las demás, pero a mí lo que me interesa es seguir haciendo mis películas”, añade. Recuerda con satisfacción cómo en los diferentes festivales de cine en los que participa, siempre se le acercan directoras de cine para decirle lo importante que fueron sus películas para ellas, en su aprendizaje y a la hora de decidir dedicarse a hacer cine. En esos momentos asegura sentirse muy orgullosa, “para mí es muy importante sentir que mis películas ayudaron a otras mujeres a hacer cine”.

Considera “muy bueno” el cine español y se declara fan de Almodóvar, de hecho, una de sus películas de culto es ‘Todo sobre mi madre’. Incluso cuando vio ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’, a pesar de no ser su tipo de cine, “me deslumbró”. Lo que hace de una persona un buen director o directora de cine es que sus películas no envejezcan. Por eso Almodóvar es un maestro, porque tú ves sus primeras películas hoy en día y son mucho más frescas y jóvenes que algunas las que se hacen ahora.

La veterana directora francesa, que fue también actriz, es además guionista y escritora. Debutó como actriz en 1972 en ‘El último tango en Paris’, de Bernardo Bertolucci, en el papel de la modista Mouchette, y como directora ha rodado más de una quincena de largometrajes, entre ellos ‘Romance’, protagonizado por el actor porno Rocco Siffredi, que está considerado como uno de los primeros filmes con escenas de sexo real para el circuito de cine comercial.

Entre sus películas más reconocidas están también ‘Una vieja amante’, nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2007, o ‘À ma soeur’, que en 2001 estuvo entre las candidatas para alzarse con el Oso de Oro del Festival de Cine de Berlín y ganó el gran premio del Festival de Chicago. El recorrido de Breillat en festivales de cine no concluye ahí, pues sus películas se han visto también en los festivales de Londres y Varsovia. 

Con su última película, Catherine Breillat compite en la Sección Oficial dentro de Albar, la sección competitiva internacional dedicada a los grandes nombres del cine contemporáneo en el FICX. habrá que esperar al 25 de noviembre para ver si sale con alguno de los galardones del palmarés de esta 61 edición.

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