'Puru Remangu', la marca asturiana que empezó como hobby personal y ahora es toda una seña de identidad
Puru Remangu arrancaba en 2019 como un hobby en Madrid de la mano de la entreguina, de La Güeria, Enar Areces González, que instalaba su base en Gijón con la pandemia. Allí se convierte en un proyecto real “del que comer”. En este tiempo de vida se ha convertido en un elemento totalmente identificable por sí mismo.
Se trata de un proyecto cultural y creativo, dentro del cual “hacemos ropa y colecciones con una identidad muy asturiana”. De ahí el eslogan 'más qu’una marca de ropa, una seña d’identidá'. Pero no ropa sin más, al uso, sino dentro de un marco donde la cultura y la tradición asturiana dan forma con un punto de vista más fresco, actual, “desde la Asturies de hoy en día. Desde lo que somos: feministas, sostenibles, gente de clase trabajadora”.
Hace cinco años era un proyecto personal, un hobby para una publicista asturiana en Madrid donde al final de la jornada, larga, muy larga en ocasiones, le explotaba la cabeza. Por eso durante un año, año y medio, no pasó de ahí tras muchos años trabajando fuera de la región. Aunque sí empezó a ser una realidad en las redes sociales que le procuraba ligar dos temas que controla: la comunicación y la creatividad. Y con la intención de aportar a la sociedad.
A partir de la pandemia es cuando empieza a tomar cuerpo, a tomárselo en serio, y eso le permitió acabar viviendo del proyecto. Puru Remangu es Enar, luego incorpora a Xicu Ariza, que también deja su trabajo, y ahora Marina Bruno, recién contratada “sobre todo por nuevos proyectos como una tienda pop-up, porque la vida no da para todo”.
Se da el caso de que muchas iniciativas relacionados con la creatividad, las manualidades y artesanías, trabajos de mujeres, se quedan en la fase de hobby o se convierten en un 'complemento a la economía'. Para cambiar esta deriva afirma Enar que hay que “poner foco. Cuando arranqué Puru Remangu en Madrid, que trabajaba en publicidad, no le podía dedicar mucho porque la publi te absorbe mucho y en un trabajo creativo la mente cansa. Al volver a Asturias con la pandemia y ya como freelance, puse el foco y dejé todo lo otro. Todos los días tenía que picar piedra”, dice.
“Puru Remangu no surge de la nada, nace de la constancia, de tener unos objetivos claros, de la perseverancia”, asegura, y reconoce que también de ciertos privilegios: “me quedé en el piso de mis padres, dejé el trabajo y tenía unos ahorros. Solo era responsable de mí misma, y eso no le pase a todo el mundo. Pero sé que hay un curro detrás de todos los días para sacarlo para adelante”.
Le queda un regusto amargo, eso sí, confiesa, por no haberlo considerado un Plan A desde el principio, “no lo planteé así porque no creí lo suficiente en ello. Al ver que tiraba y que estaba en una posición privilegiada, pude dedicar todas las fuerzas. Se puede decir que está muy mimado”.
Y eso que, confiesa, para ella son pocas las horas que le dedica a la creatividad de la marca. Es lo que tiene parir este proceso desde cero, “que te comes todos los marrones. Todo lo que hice hasta ahora es como de oficio, porque ya me dedicaba a esto”. Se refiere a la creatividad publicitaria, a la comunicación.
Y sabe que la cabeza tiene que reposar la idea, las ideas, que son muchas, y la creatividad, que es de ella. Porque no deja de ser un proyecto muy personal aunque haya también cierta diferencia entre lo que haría la Enar Areces González de la Enar Puru Remangu.
Orgullo de pueblo
“Puru Remangu era, en sus inicios, un concepto, aunque no había profundizado en ello”, relata. Pero al tener más tiempo y poder indagar en lo identitario, tira para adelante y empieza a xorrecer (crecer, florecer) como se puede leer en uno de sus modelos de tote bag. “La gente ponía el foco en que era una marca en asturiano, pero es mucho más que un idioma. Destaca las cualidades que nos hacen únicos: una lengua, una identidad como sello de marca personal” y a modo de anécdota cuenta cómo un argentino que acababa de llegar a Asturias se acercó a su tienda porque buscaba algún sitio donde “no se vendieran sólo souvenirs” pero reflejara Asturias.
Puru Remangu también es 'orgullo de pueblo'. “Aunque yo soy de pueblo, pero no la más de pueblo. Soy de L’Entregu, de La Güeria. Y la cuenca es mezcla de rural y de ese macarrismo nuestro”, ríe con la explicación. “Yo vengo de tar con les vaques con mi güelu, y también conozco la industria, que es lo que tiene el territorio en el que nací. Y yo estoy orgullosa de ese conjunto de cosas. Si no me hubiera criado donde me crié con mi güela y mi güelu no sabría lo que era Asturies, andar a la yerba, ir de romería… Yo esto lo aprendí de pequeña, ese conocimiento lo mamé”.
Yo no me meto con nadie ni con nada. El tono de comunicación que utilizo es amable, porque importa lo que se dice y cómo se dice. Podría no ser fácil si tienes en cuenta que es un proyecto en asturiano, feminista y de izquierdas
No es experta en tradición, pero cree que esas otras lecturas que se hacen de ella permiten que viva y perviva, la acercan y la renuevan y la dan a conocer a otros públicos. “Y esto pasa cuando lo enfocas desde otros puntos de vista, como Rodrigo Cuevas, como Lluci Miravalles, de Ringo Rango… La renuevas y llega a más gente y, mientras, vive”, analiza. ¿Y detractores? “Pues no me lo dicen, a la cara al menos”, ríe.
Lo bueno de Enar es que no apea la sonrisa, señal de cómo se toma las cosas: “Yo no me meto con nadie ni con nada. El tono de comunicación que utilizo es amable, porque importa lo que se dice y cómo se dice. Y yo uso este punto de vista más amigable. Y podría no ser fácil si tienes en cuenta que es un proyecto en asturiano, feminista y de izquierdas. Recibo mucho más cariño y apoyo”. También sufre la copia, pero en esto se muestra tranquila y segura: su proyecto tiene un poso y eso se nota, diferencia su buen trabajo. Y si hubiera quién la superara, pues “sería momento de ponerme las pilas”.
Una manifa de la oficialidá patrocinada
Con el diseño de la camiseta 'Repunante' el proyecto desbordó. “Yo flipé, mi padre flipó… Me decían que hiciera sudaderas. Eso lo hubiera vaciado de contenido, se quedaría sin concepto. Yo tengo que nutrir el proyecto con otras cosas. Fíjate que sacar la camisa 'María Luisa' son dos años de trabajo entre que la ideé y que la parí”, explica entre las risas de Marina Bruno, que da fe. Y se la jugó con 'Fañagüeta '(otro de sus diseños), que también funcionó muy bien, “porque no tenía nada que perder”.
“Somos una marca de andar por casa y no quiero pillarme los dedos, por eso los diseños son de prueba y error, aunque ahora ya conozco a mi público”, y así lo demuestra verlos en la calle: como ejemplo la manifestación Pola Oficialidá de 2022, que parecía patrocinada por la marca con tanta gente vistiendo sus camisetas.
“Intento que sea un proyecto pensado. No hacer por hacer, sino un diseño detrás del que haya un contenido que aporte, como pasa con 'Working class', que hay todo un trabajo de documentación detrás. Yo para hacer algo sin discurso ni concepto no lo hago. Una colección tiene que tener posu, tiene que tener algo que contar, sino queda… como corto. Así pasa con 'María Luisa'” (la camisa que imita el diseño de la indumentaria minera(.
Así define la identidad. Y es que considera que “estamos ante un punto en la vida como consumidores que buscamos algo que vaya más allá. Y no solo son diseños para la gente de Asturies, sino también para la gente de fuera, también lo demandan como lo demando yo si voy a México, a Galicia o a Euskadi. Igual que busco lo castizo de Madrid. Es la personalidad”.
El salto a Oviedo
Puru Remangu abre tienda en Oviedo. Sí, como lo oyen: el Postigo Bajo número 1 abre sus puertas como nuevo emplazamiento de esta marca que, como luce en su toldo 'es una seña de identidad“. Se estrena en la ciudad carbayona como pop-up: es decir, una tienda que permanecerá abierta temporalmente hasta finales de enero.
Dice Enar que sentía que era “tiempo de hacer algo más serio, más profesional” tras todo este tiempo trabajando con la web, desde la oficina, donde también recibían visitas aunque a veces no estuviera muy ordenado, y los puntos de venta en mercadillos. Que echaba de menos Oviedo, con todos los paquetes que mandan allí, y que la idea surgió un día conversando mientras tomaban algo.
“Fue a Xicu (Ariza, compañero de fatigas) a quien se le ocurrió lo de la pop-up. Nos apetecía mucho y de paso cambiábamos de ritmo de trabajo. Yo necesito cada poco brilli brilli porque me aburro”, confiesa con una sonrisa desde el otro lado del mostrador del nuevo local.
Este modelo no es que sea algo habitual, pero les permite probar sin arriesgar, “sin tener que recoger cable”, explica Enar. Les permite “ser coherentes” porque de esta manera no se pillan los dedos ni se meten en inversiones. Una pop-up es temporal “y, si funciona, nos quedamos. O nos vamos y aprendemos ciertas cosas estos tres meses, paramos un mes e implementamos lo aprendido. A veces no desconectamos y nos desbordamos, aunque la verdad, hacer esto fue bastante desborde, pero vamos de cara a la Navidad, que no es tan arriesgado y siempre hay gente que nos quiere conocer o nos vienen a visitar”.
Necesitaban parar y de ese parón, de no hacer mercadillos, surge el local físico: “supone mucho trabajo, al menos para una marca como la nuestra, dos días de mercadillo es una semana de curro”.
Ubicada en pleno Antiguo, en el local que anteriormente ocupaba una tienda de alimentación de las de toda la vida, buscaron también la coherencia con la identidad de la marca: feminista, sostenible y de izquierdas, de clase trabajadora. Como señala la propia Enar, “esto ye barrio, ye del rollu”.
Colaboraciones
Enar es Puru Remangu y Puru Remangu es Enar, pero evidentemente no llega a todo. Y ahí es donde entran las colaboraciones: “es que no lo abarco todo. Cuando trabajo con otros artistas les hago una propuesta y luego lo llevan a su estilo e identidad. Unimos las dos cabezas”, como ocurre con 'Pogu, perreu y pandereta', con Nievesita, responsable de la decoración de unos paneles que hay en el local. O la colaboración que surge con el Prestoso Fest y el diseño conjunto del cachu'(vaso de madera que fabricaban los cunqueiros o tixileiros).
“Si hay algo en mí que no me cuadra, lo enriquezco con el trabajo de otras personas. Igual que las fotos son de profesionales, lo que hace que todo sea más pro”, resume. Una manera de tejer redes, “de conocer a gente que no conocías y de que se incorporan a tu vida, o de dar a conocer el trabajo de esas otras personas. Hay sitio para todos, para hacer más piña. Hay espacio para más marcas y proyectos. No queremos el monopolio”, bromea, “pero que cada uno se curre su camino. El que copia… pues es inevitable. A mí me buscan a veces y me preguntan y yo ayudo a quien me contacta”.
Pero lo que tiene claro es que no quiere morir de éxito. Que busca un modelo de negocio respetuoso, no invasivo, aunque evidentemente su objetivo es vender un producto, claro, y utiliza el marketing. Pero pretende que sea más respetuoso y que quien compre es porque se siente identificada con la marca, con la idea, no por presión de un marketing directo y agresivo que te recuerda que dejaste un carrito a medias y tienes que terminar tu compra.
“Yo eso no lo quiero. En parte el éxito de Puru Remangu es por las formas que tengo. Es el caso de 'El corru', que no deja de ser una newsletter, que es marketing directo, pero yo trabajo desde la cercanía porque es ahí donde yo me siento más cómoda. Puedes tener una marca cojonuda y una comunicación de mierda, pero yo creo que muchas veces se triunfa por hacer una buena comunicación, por respetar al cliente. No tenemos una megaweb ni un megalocal en Uría. Somos gente normal, como la que viene a comprar”.
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