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El vecino que alertó del incendio en la residencia: “No soy un héroe, sólo ayudé a los ancianos asustados y desorientados”

Pilar Campo

Lliceñes, Valdesoto (Siero) —

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Lluques Díaz Rozada no se siente un héroe y reconoce que 'en caliente' no se paró a pensar en que arriesgaba su vida, ni que en su casa le esperaba su mujer Paola del Sol con su bebé de tres meses, Llorien.

Esta pasada madrugada, a escasos 200 metros de su vivienda, escuchó el sonido de la alarma de la residencia de mayores Mimara Palacio de Leceñes, en Valdesoto, en el concejo asturiano de Siero, y no se lo pensó dos veces. En zapatillas, cogió su coche, se acercó a la residencia, rescató a tres ancianos y alertó al resto de los residentes para que abandonaran el edificio porque se acababa de registrar un incendio.

El fuego se ha cobrado la vida de una interna de 76 años y ha provocado una intoxicación por inhalación de humo a otras 27 personas -25 residentes y dos cuidadoras-, de las que 20 aún siguen hospitalizadas.

La residencia, que cuenta con 101 internos, consta de dos edificaciones, una construcción de dos alturas donde se confinó a sus 74 residentes durante las labores de extinción que no resultaron afectados y la vivienda de tres plantas donde se originó el incendio.

Sus responsables han mostrado sus condolencias a la familia de la usuaria fallecida y han deseado una pronta recuperación a los heridos.

La Guardia Civil ya ha iniciado la investigación para tratar de esclarecer lo ocurrido que, según los primeros testimonios, podría haberse originado por un cigarrillo mal apagado, aunque de momento no se descartan otras hipótesis de trabajo.

Salté por el muro de entrada. Subí a la planta donde una trabajadora con la cara llena de humo y bastante nerviosa intentaba sacar a los ancianos por el ascensor. Me dijo: '¿Cómo los saco?. Hay dos cuidadores para 70 personas y 30 en este edificio

Lluques Díaz Rozada Vecino de Lliceñes. Rescató a tres ancianos y alertó del incendio

Acaba de estrenar paternidad y en los escasos segundos que pasaron desde que Lluques fue consciente del sonido de la alarma y su salida precipitada hacia la residencia no pensó en su bebé.

Hoy se acuerda constantemente de su familia y admite que seguramente “volvería a actuar igual” porque quería salvar a los ancianos que anoche estaban “asustados y desorientados”.

Este vecino de Lliceñes estaba anoche en su casa cuando su mujer Paola vio que había una luz roja y a continuación sonó una alarma.

“Había un poco de humo. Ya era de noche y tampoco se apreciaba muy bien. Me acerqué hasta la residencia a ver qué era lo que pasaba, pero lo vi todo normal. Estaban encendidas las luces del salón y pensé que sólo era que había saltado la alarma. Di varias vueltas, no vi nada y volví a casa. Acababa de bajar del coche cuando oí gritos de ¡socorro!, ¡auxilio! y volví a la residencia”, relata.

Entre tanto, su mujer llamó al 112 que enseguida activó el operativo de emergencia y movilizó a ambulancias, Bomberos, Guardia Civil de Asturias y Policía Local de Siero.

“Salté por el muro de entrada de coches y me abrieron la puerta dos señores que estaban en la planta baja. Subí a la planta de en medio donde había una trabajadora con la cara llena de humo y bastante nerviosa intentando sacar a los ancianos por el ascensor. Yo le dije que el ascensor no se podía usar en caso de incendio y ella me dijo: '¿Pero, cómo los saco?' Es que hay dos cuidadores para 70 personas y 30 en este edificio y le dije que los sacara como se pudiera”, explica Lluques.

La trabajadora le contestó llorando que no podía acceder a la planta de arriba, donde había residentes durmiendo porque había mucho humo, por lo que Lluques reaccionó subiendo él personalmente y llamando a todos los internos para que abandonaran el edificio.

“Fui a la planta de arriba por las habitaciones llamando a los señores para que se fueran vistiendo. Estaban todos durmiendo. No se habían enterado. Encendí rápido la luz. Les dije que había un incendio -prosigue- y les pregunté si podían caminar. Ellos dijeron que sí y les dije que entonces bajáramos rápido por las escaleras”.

Él personalmente auxilió a tres residentes, una de ellas con movilidad reducida a la que Lluques subió a la silla de ruedas, y cuando ya estaban listos los cuatro buscó la fórmula para salir indemnes de ahí.

“Pensé que íbamos a bajar por la escalera, pero no se podía salir. Qué va, porque sino aquí nos quedamos todos. Yo igual podía salir corriendo, pero con una persona en silla de ruedas y otras dos personas mayores desorientadas por la situación no podía. Así que dije que íbamos a las habitaciones. Cerré bien todas las puertas, abrí bien las ventanas y me quité la camiseta, la mojé, puse también unos trapos y fui a la ventana para esperar hasta que vinieran los Bomberos”, comenta Lluques.

Con la camiseta mojada en la cabeza, este vecino salió de la habitación y todavía tuvo tiempo para dar una vuelta de reconocimiento por el edificio y comprobar si había alguna persona más en la planta.

“Yo también estaba de los nervios, porque no conozco el sitio, ni sé los usuarios que hay. Pensé que igual me había quedado alguien ahí”, expone.

Valentín García vive enfrente de la residencia, en Lliceñes 2C. Él y su familia estaban ya acostados cuando un amigo de su hijo llamó a éste para preguntarle qué pasaba. Ellos no sabían en ese momento de qué les hablaba.

“Nada más que salimos a ver qué pasaba ya sentimos la alarma y unas llamaradas del demonio. Había mucho humo. Empezaron a llegar los Bomberos. Nosotros bajamos y vimos que ya había muchos vecinos ayudando a sacar a la gente y la pusieron ahí, en el patio. Luego llegaron los sanitarios a cuidarlos”, describe.

Valentín asegura que el susto fue muy grande: “da mucha pena porque, quieras o no, son tus vecinos y a muchos los conoces de dar el paseín por aquí, con muchos de ellos hablas a través de los muros y da pena, mucha pena”.

"Nada más que salimos a ver qué pasaba ya sentimos la alarma y unas llamaradas del demonio. Había mucho humo. Empezaron a llegar los Bomberos. Nosotros bajamos y vimos que ya había muchos vecinos ayudando a sacar a la gente y la pusieron ahí, en el patio

Valentín García Vecino de Lliceñes. Vive enfrente de la residencia

Este vecino también conoce a las cuidadoras porque muchas son del pueblo, aunque no tiene claro quiénes son las dos profesionales del centro que resultaron heridas porque, según sostiene, por la noche hay menos personal y desconoce los turnos asignados.

Él recuerda que hace unos cinco años también hubo un incendio en el local de las calderas de la calefacción, pero fue un incidente donde no se registraron víctimas.

José Manuel Palacio Villa es un vecino de Valbís 28, a cien metros de la residencia, pero él se enteró por la prensa del incendio. Esta mañana pudo hablar con el hijo de una vecina suya que es una de las heridas que está ingresada en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

“Iban a darle el alta pero todavía tiene el oxígeno bajo y tendrá que aplazar su salida del hospital”, afirma este vecino que hace menos de una semana tuvo contacto con una pareja que vivía en Gijón y buscaba una casa para alquilar porque la mujer trabajaba en el turno de noche en la residencia.

“Precisamente me dijo que llevaba un mes trabajando en la residencia. He oído que una de las heridas es una trabajadora que llevaba trabajando aproximadamente ese mismo tiempo. Puede que coincida que sea la misma persona, pero no lo sé seguro”, ratifica.

Miguel Terán y Dolores Huerta acudieron este miércoles a la residencia a visitar a su tía Aurelia, de 90 años. Ella está interna y no se enteró de nada de lo ocurrido.

“Ella está en otra zona de la residencia y no comentó nada del incendio. Nos avisaron de la residencia a las cuatro de la madrugada de lo que había pasado y nos dijeron que su zona no había resultado afectada. Ella está ahora haciendo vida con normalidad”, subrayaron.

En la residencia hay actualmente 101 internos. Además de la residente fallecida, un total de 27 personas -25 residentes y dos cuidadoras- resultaron intoxicadas por la inhalación de humo que fueron trasladados al Hospital Universitario Central de Asturias (11), en Oviedo, al hospital de Cabueñes en Gijón (11), al hospital Valle del Nalón en Langreo (cuatro) y al hospital Álvarez Buylla de Mieres (uno). Los heridos más graves son dos trabajadoras, una de ellas está en la UCI, y un residente.

La Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones. Aunque algunos vecinos apuntaban a un cigarrillo mal apagado como principal origen del fuego declarado en la habitación 402 de la residencia, no hay confirmación oficial ni del Principado, ni de los responsables del centro.

Un amplio operativo de rescate

El Centro de Coordinación de Emergencias del 112 Asturias recibió el aviso pasadas las doce y media de la madrugada y los bomberos dieron el incendio por controlado pasada la una y media, según los datos facilitados por el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA).

El SAMU instaló en las inmediaciones un Puesto de Asistencia Médica Avanzada (PAMA) desde donde realizó el triaje de todos los afectados, y para su asistencia y evacuación movilizó además tres UVIS-móviles con equipo médico, cuatro ambulancias de soporte vital básico y otras cinco de transporte de colectivos.

En las labores de extinción participaron una veintena de Bomberos del SEPA de diferentes parques con trece vehículos.

Una vez que la zona quedó libre de humo tóxico, los Bomberos del SEPA, en colaboración con agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil procedentes de los puestos de Noreña y Nava, evacuaron el inmueble.

La trabajadora de 46 años que se encuentra en estado grave fue localizada, durante las labores de rastreo del inmueble, cerca de los ascensores.

Los otros 74 residentes, confinados en el otro edificio, no se vieron afectados, y personal de la residencia llegó al lugar para hacerse cargo de los mismos.

La Consejería de Derechos Sociales ha ofrecido a los familiares de aquellos residentes que no podrán regresar a sus habitaciones por el momento la posibilidad de que sean realojados en algún centro del organismo autónomo Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA) que cuente con plazas libres, ha apuntado la consejera Melania Álvarez en declaraciones a los periodistas.

La titular de la consejería ha apuntado que el objetivo es que los residentes puedan volver a un entorno residencial para que puedan recibir la atención necesaria en cada caso.

Por su parte, el alcalde de Siero, Ángel García, se puso a disposición de los responsables del centro para cualquier ayuda que pudieran precisar.

También se desplazaron hasta la residencia Enrique Rodríguez Nuño, director general de Promoción de la Autonomía Personal y de Mayores del Principado de Asturias, la consejera de Salud, Concepción Saavedra, y el gerente del Servicio de Salud del Principado, Aquilino Alonso.

También los responsables de la residencia emitieron un comunicado a media tarde. En este escrito trasladaban su pésame a la familia y allegados de la usuaria fallecida en el incendio ocurrido la pasada madrugada y deseaban una pronta y completa recuperación al resto de residentes y trabajadores derivados a los diferentes centros de salud.

“Tenemos conocimiento que el incendio se originó en una habitación de la cuarta planta afectando a ésta. El resto de las instalaciones en la cuarta, quinta y sexta planta sólo tuvieron afectaciones por humo. 25 usuarios y dos trabajadores fueron derivados por contacto con el humo y no por contacto con fuego. Las familias de estos residentes ya han sido notificadas y están al corriente de la situación”, señalan.

Los responsables del centro mostraron su “total colaboración” a los investigadores para el esclarecimiento de los hechos y agradecieron “de todo corazón” la rápida actuación de los bomberos, la Policía Local de Siero, Guardia Civil, ambulancias, vecinos, trabajadores y demás personas que con su ayuda facilitaron la evacuación del centro, así como el apoyo de la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar y de la Consejería de Salud del Principado de Asturias

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