Ver aves desde casa: el juego que está recorriendo el país en el encierro por el coronavirus
Disfrutar la naturaleza sin salir de casa. Esa es la propuesta que ha lanzado la organización Aver Aves para hacer más llevadera la cuarentena. La idea es animarnos a asomarnos a la ventana, mirar el cielo y buscar a las aves que se encuentran cerca de nosotros pero que normalmente no tenemos tiempo de apreciar. Y después compartirlo en Twitter con el hashtag #Avesdesdecasa.
“Nuestra idea era extrapolar a nuestras ventanas y balcones lo que hacemos en las observaciones de aves en colegios, donde no vamos en un autobús al campo sino que descubrimos la diversidad que hay en el propio entorno”, dice el fundador de la iniciativa, el periodista Javier Rico. “Nosotros vivimos en un barrio muy urbano en el distrito de Carabanchel, en Madrid, y hemos podido ver hasta 25 especies diferentes de pájaros desde nuestras casas así que nos pareció que podíamos aprovechar la oportunidad para que otros hicieran lo mismo”.
El 14 de marzo, el primer día en casa, Javier Rico propuso el juego con un pequeño vídeo que grabó de su calle en el que se podían escuchar gorriones, palomas, mirlos, golondrinas, colirrojos y algún ave desconocida de jaula. Desde entonces, más de 100 personas de 35 lugares de España y algunos grupos de la Sociedad Española de Ornitología han ido aportando fotografías y vídeos a diario de muchas otras especies.
“Aunque quizá lo que más me ha sorprendido ha sido esta mañana”, comenta el periodista, que confiesa llevar más de 30 años con esta afición, “una persona en Madrid avisaba de que había visto un buitre negro, que es una de las aves más grandes que tenemos en este país. En Carabanchel, yo solo lo he observado un par de veces y verlo sobrevolar sobre una ciudad es realmente impresionante”.
Pero mirar pájaros parece que aporta más beneficios que el simple entretenimiento. Según un estudio que publicó en 2017 la Universidad de Exeter en el Reino Unido y la Universidad de Queensland en Australia, las personas que vivían en vecindarios con más aves, arbustos y árboles son menos propensas a sufrir depresión y estrés. En especial encontraron que la observación de aves y pájaros, bien en la calle o desde casa, hacía sentir a las personas más relajadas y tranquilas, y demostraba que nuestra conexión con la naturaleza tiene un papel importante en el bienestar mental.
“La reacción de las personas desde el principio ha sido muy positiva”, comenta Rico al reflexionar sobre el proyecto, “pero es que además muchos participantes están empezando a subir sus datos a la plataforma de ciencia ciudadana eBird. Con ello se puede contribuir al conocimiento que tenemos de las poblaciones en distintas áreas, tendencias, variedades y muchos otros elementos que se pueden manifestar desde las listas de pájaros que se suben. Por ejemplo, pueden servir para ver cómo evoluciona el gorrión común, que está disminuyendo bastante, o la golondrina, y ayudar de algún modo a quienes estudian estas especies”.
Haber paralizado nuestra actividad tiene, además, otro efecto: el menor ruido del tráfico permite que escuchemos mejor a las aves. El zureo de las palomas, el graznido de las urracas, el gorjeo de los gorriones, el trino de los herrerillos o el arrullo de las tórtolas pueden distinguirse con más claridad cuando abrimos la ventana. Por eso, algunos participantes de este pequeño reto desafían a sus compañeros a que, además de mirar, agudicen también el oído. En la página de SEO se pueden encontrar algunas pistas para distinguir las distintas especies. ¿Alguien se anima?
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