Desde que vivo en Hamburgo me los encuentro a menudo. Pasean por los bosques, se bañan en el río, visitan los restaurantes, viajan en metro y van de tiendas. Algunos te saludan, otros dan un rodeo para evitar el contacto. Todos son diferentes, pero todos tienen algo especial que los hace inconfundibles. Comparten un pasado de penurias y un futuro prometedor. Y tienen unos acompañantes humanos orgullosísimos de contarte su historia de esperanza y nuevos comienzos. Son los -perros- españoles en el mundo.
Se llamaban Rápido, Sancho, Felicidad, Rayo, Gitano, Dorada o Careto. Nadie sabe exactamente cuántos son, no hay estadísticas que se ocupen de ellos. Jessica Eckelkamp, de la asociación alemana Galgo-Hilfe, tampoco tiene las cifras exactas. “Calculo que son miles anualmente los perros que llegan a Alemania, y de ellos quizás un 10-20% viene de España. Muchos llegan también de Grecia, Rumanía, Italia y el resto de países del Este”.
Tinka tiene unos tres años, vive en un barrio residencial a las afueras de Hamburgo y su vida se parece bastante al ideal perruno. Su día a día comienza siempre con un largo paseo lleno de estímulos junto a su compañera Heike. Para su familia humana, es obvio que ya no se hace ningún plan sin contar con ella. Tinka es una más en la oficina de la empresa inmobiliaria de la que son propietarios, les acompaña a los restaurantes, a todas las reuniones con amigos y, por supuesto, va de vacaciones con ellos. “Ahora tengo un ángel a mi lado”, dice Heike cuando se le pregunta por ella. De su vida anterior poco se sabe. Un día apareció vagando sola en un pueblo del sur de España. Quizá fue abandonada o se perdió, no llevaba chip y nadie la reclamó.
La solidaridad y la generosidad las encontró Tinka en Alemania, un país en el que la cifra de abandono es residual: “Es cierto que apenas se abandonan animales”, dice Jessica, “por un lado, si llega el momento, se lleva al perro a la protectora o se le busca un nuevo hogar. Por otro, las instituciones son muy estrictas en relación al chipado y registro. Si aparece un perro abandonado, se puede identificar al dueño en la mayor parte de los casos”. Pero obligar al chipado no es suficiente en una cultura como la española, si después aumenta, como este año, el número de animales que aparecen con una herida abierta e infectada en el cuello, en el lugar donde debería estar el microchip.
El trabajo de los voluntarios y voluntarias detrás de cada uno de estos rescates es delicado, complejo y no exento de frustración. Por un lado, nunca tienen los medios suficientes para salvarlos a todos y, por otro, las malas prácticas de algunas “protectoras” empañan la tarea ingente de todo un colectivo que se enfrenta con un reto de dimensiones desoladoras. En España un animal es abandonado cada tres minutos. Son más de 150.000 destinos terribles cada año. Somos líderes en sufrimiento animal y desidia de las administracionesun animal es abandonado cada tres minutos.
Galgo-Hilfe tiene su sede en Düsseldorf y rescata animales de la perrera de San Antón, en Villamartín, Cádiz. Durante el 2014 encontró nuevas familias para 153 perros: 60 de ellos eran galgos, 32 bodegueros y el resto de todas las razas y tamaños, desde yorkshire hasta perros pastores.
En ocasiones las críticas provienen de sus propios compatriotas: “Nos vemos obligadas a justificarnos y a veces se nos reprocha que también aquí hay animales en las protectoras. Pero aquí no se sacrifica. No se trata de ”salvar“ a perros de manera indiscriminada, trayéndolos para dárselos a cualquiera. Solo le hacemos pasar a un animal por el trance de viajar hasta Alemania si su nuevo hogar es realmente bueno. En caso contrario, no lo damos”, nos dice Jessica.
Pero no todas las asociaciones son amigas de enviar animales al extranjero. La barrera física y del idioma hacen que el control de los interlocutores y el seguimiento posterior a las adopciones sea complicado. La posibilidad de intervenir si algo sale mal es prácticamente nula, a no ser que exista una cooperación basada en el conocimiento y la confianza mutuas. Mari Carmen, de la Asociación Las Nieves, que lleva más de 15 años rescatando animales y colaborando con protectoras de otros países, tiene una opinión clara al respecto: “Al final, después de tanto tiempo, únicamente colaboramos con una asociación en Bélgica y otra en Alemania, siendo fundamental el hecho de que tutelan de por vida a los animales que entregan en adopción”.
Mari Carmen pide la máxima prudencia a la hora de gestionar el destino de estos perros: “Tanto en Alemania, como en Austria, Suiza y Bélgica, pero también en España, hay quienes se lucran con los animales abandonados. El dinero que asociaciones extranjeras donan a las españolas no siempre revierte en el bienestar de los animales y los animales que viajan no siempre llegan a tener una buena vida”.
Jessica por su parte sale al paso de las críticas, también en lo que se refiere a los rumores de que algunos animales podrían acabar en manos de mafias o como víctimas de la experimentación: “Claro que en todas partes hay gente poco seria, pero no debería haber problemas si la cooperación se basa en la confianza entre los voluntarios en Alemania y España. En cuanto a la experimentación, aquí se realiza bajo controles legales muy estrictos, por lo que las empresas que experimentan también suelen criar. Es por eso que existe lo que llamamos el 'beagle de laboratorio' que, tras su época como objeto de experimentación, busca hogar y carece de toda socialización”.
Así nos ven
La asociación de Jessica rescata animales en las zonas rurales del sur de España. “Puede ser que en otras zonas la situación sea diferente, pero en Andalucía apenas existe protección animal. Los animales son cosas, el perro es una herramienta. Mientras cumpla su función (cazar, vigilar, correr) se le mantiene, hasta cierto punto, alimentado. Cuando deja de cumplirla es abandonado, se le mata a golpes, se le deja morir de hambre o se le lleva a la perrera.”
“Protección animal es un concepto poco anclado en la mentalidad y las personas allí no suelen estar abiertas a aprender nada nuevo. El saber se transmite de padres a hijos y muchos horrores ocurren por ignorancia e indiferencia”.
“Otro grave problema con el que nos encontramos a diario es la pobreza”. Casos como el del dueño del bodeguero Gitano, que llegó un día a San Antón a entregar a su compañero. Había perdido el trabajo y tenía que dejar su vivienda, por lo que no sabía a dónde ir. Su perro lo era todo para él. No quería que el animal tuviera que vivir en la calle, así que lo llevó a la perrera porque había oído que su mejor amigo podría encontrar un buen hogar en el extranjero. Gitano, que hoy se llama Nero, ya ha sido felizmente adoptado en Alemania.
“La mayoría de las defensoras de los animales en Andalucía son mujeres y todavía lo tienen difícil. Las mujeres no suelen ser cazadoras ni galgueras. La cultura andaluza es muy machista y es casi imposible convencerles, por ejemplo, de tener a los machos castrados”. Con un problema de estas dimensiones, la castración sería una medida eficaz para reducir el exceso de perros. “Personalmente”, añade Jessica, “veo en las corridas de toros un síntoma. El placer de matar a un toro sigue siendo una parte importante de la identidad andaluza y eso conduce a un trato de brutalidad con todos los animales”.
Mari Carmen, de Las Nieves, que se relaciona con los gestores, los socios y los adoptantes en el extranjero, se encuentra a veces con cierta incomprensión: “Es frecuente que me digan que no entienden que en España, después de tantos años en que se vuelcan para ayudarnos, la situación de los animales no solo no haya mejorado, sino que incluso es todavía peor”.
Una nueva vida
Todos estos animales comparten pasados horrendos y ahora les toca aprender a vivir. La primera parada en Alemania es en albergues o en casas de acogida, que realizan la importante y a veces lentísima labor de rehabilitación. En este período se determina si los animales serán aptos para convivir con gatos, por ejemplo, y qué tipo de familia es la ideal para ellos. “Cuando eres la primera casa de acogida tienes la suerte de experimentar esos momentos en los que el perro recién llegado empieza a tener algo de alegría de vivir. Se atreve a correr un poco, o incluso a jugar, y siente lo agradable que es echarse sobre una camita blanda. Pero también es tristísimo ver como se tumban en el suelo frío, al lado de la manta, porque no saben lo que es eso”.
Quizás lo que más conmueve a todas las personas que participan en los rescates y recuperación de estos animales sea la capacidad que tienen de sobreponerse y de volver a disfrutar de la vida. “Esas increíbles ganas de vivir, ese optimismo, ese amor inalterable por el ser humano”, dice Ursula Löckenhoff, presidenta de Galgo-Hilfe, hablando de Morpheus, un galgo que apareció gravemente herido en 2009 y que hoy, después de años de dolorosísimas operaciones, es un ejemplo de superación. “Tiene carisma y siempre busca el contacto con las personas y los otros perros. Es juguetón y muy listo. Ha aprendido que sonreír le allana el camino y ha perfeccionado la técnica”.
Que los animales tengan que ser rescatados en el extranjero es una señal inequívoca de lo irrespirable que se ha convertido el aire en España, y no solo para ellos. “La solución del problema de la protección animal en nuestro país, al igual que ocurre con el problema de los humanos, está en tomar medidas en el país de origen y no a través de la entrada masiva de seres en otros países”, opina Mari Carmen, “la esperanza no la veo en el extranjero, salvo por su presión al Gobierno español a través de los mecanismos europeos”.
Para Jessica, lo que necesita España es un cambio profundo de mentalidad, en el que el respeto a los animales se enseñe y se estimule ya desde la infancia. “También hacen falta más campañas para promover la adopción, y para explicar la importancia de la castración. Hay que encontrar aliados en el intrincado mundo de los cazadores y galgueros. En esos círculos están implicados muchos policías y políticos que no tienen ningún interés en que su hobby se vea limitado por la protección animal. No se enseña a la juventud a respetar a los animales, sino a cazarlos, cuando tendría que ser exactamente lo contrario”.
Es evidente que la esperanza de un país desarrollado no puede depender de la solidaridad de sus vecinos. Pero eso que se lo digan a Tinka, a Morpheus, a Nero y a todos los que, después de tanto y tanto sufrimiento, esta noche podrán cenar, disfrutarán de una cama caliente y del amor de una familia.