Según el estudio The Green Revolution, hay 315.000 personas veganas en España. En este estudio no se recoge cuántas personas menores de edad se alimentan únicamente a base de alimentos de origen vegetal, pero sabemos que la dieta vegana, bien planeada, es perfectamente adecuada para niños y niñas de todas las edades. Además, puede resultar beneficiosa en la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades (así lo señala la Academia Americana de Nutrición y Dietética).
Por lo tanto, podríamos preguntarnos qué hace que los niños se decanten por un tipo de alimentación o por otra. ¿Son los niños omnívoros conscientes de que se están alimentando de animales? No.
Así lo desvela un estudio publicado en el Journal of Enviromental Psychology en diciembre de 2021. En este estudio se demuestra que los niños no son capaces de identificar el origen de la comida que se llevan a la boca; serían, por decirlo de alguna forma, “comedores de carne” ingenuos.
En este estudio, a un total de 176 niños y niñas estadounidenses, de entre 4 y 7 años, se les preguntó, a través de tarjetas con imágenes, si los alimentos que veían en ellas tenían origen animal o vegetal, y si eran comestibles o no.
El 41% de los niños encuestados pensaba que el beicon provenía de una planta y la mayoría de los niños de entre 6 y 7 años no veía con buenos ojos el comer pollos, vacas o cerdos.
Pero no solo este estudio nos proporciona datos interesantes sobre la infancia y los alimentos de origen animal. Según una encuesta realizada en Reino Unido por la British Nutrition Foundation, un tercio de los niños y niñas encuestados de entre 5 y 8 años no sabía de qué están hechos el pan, el queso o la pasta.
¿Por qué los niños no son capaces de asociar el alimento con el animal del que procede?
Los niños pequeños construyen sus estructuras conceptuales de alimentos a través de la información que les llega de otras personas, sobre todo de sus padres. Sabemos muy poco de cómo se habla en los hogares sobre los orígenes de la carne, pero en algunas personas hablar de la matanza animal es tema tabú, sobre todo con los niños.
La incomodidad de padres y madres al hablar sobre el origen animal de los alimentos puede deberse a los sentimientos de afinidad hacia los animales; si se habla con los niños del origen de los alimentos, se usa un lenguaje velado que les lleva a equívoco: por ejemplo, decir que la hamburguesa viene de la vaca. Los niños pueden asociar que la vaca produce hamburguesas de la misma manera que un árbol produce manzanas.
Los niños, por sí mismos, no son capaces de comprender que los animales se matan intencionadamente para la producción de carne.
Por otro lado, esta desinformación de los niños también puede deberse a las formas en que la carne se disocia de sus orígenes animales. Las hamburguesas, el embutido o las salchichas se han transformado, a través de procesos industrializados, en productos cárnicos que nada tienen que ver con el animal del que proceden. Los niños no están expuestos a ninguna información que les ayude a establecer la conexión entre la carne y sus fuentes animales.
Por último, la reticencia a revelar el origen animal de la carne por parte de los padres también puede deberse a preocupaciones prácticas de que los niños puedan negarse a comer carne si son capaces de comprender de dónde viene y cómo se produce.
¿Qué destacamos de este estudio?
Se nace con el gusto por la carne. Esta creencia se construye a lo largo de los años, aprendiendo a no mezclar el concepto de animal con el de comida. Sin embargo, se come animales porque se elige comer animales, es decir, se come animales porque existe una herencia cultural de costumbres familiares que no se cuestionan.
Si nos paráramos a pensar más a fondo lo que implica comer un pedazo de carne, entraríamos en lo que se conoce como paradoja de la carne. Este término hace referencia a que “los comedores de carne” son conscientes del sufrimiento del animal que tienen en el plato y, al mismo tiempo, son capaces de sentir compasión por los animales.
Muchas de las excusas que se ponen las personas para seguir comiendo carne pasan por la creencia de que el Homo sapiens es superior al resto de los animales, y el pensamiento de que comer carne es normal, natural y necesario.
Niños y niñas podrían manifestar su sentimiento de compasión hacia los animales no humanos, si las personas adultas se sinceraran con la infancia y evitaran distorsionar la información relacionada con el origen de los alimentos de procedencia animal.
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