Encordamiento en Glaciar

Evaristo Vaz 'Varis'

Los glaciares se alimentan del deshielo de las montañas, estando continuamente en movimiento, por lo que si alguna vez repetimos una ruta tiempo después es posible que nos llevemos alguna sorpresa. Debemos de tener cuidado al progresar por ellos tras una nevada, y si no estamos muy seguros, es mejor dejar que abra huella gente experta o que esté muy acostumbrada a moverse por la zona.

Los glaciares son zonas de progresión difícil y delicada, y requieren de unas técnicas específicas de progresión y seguridad. Dentro de estas normas de seguridad, la más evidente es ir encordados de una manera específica, ya que de lo contrario podríamos sufrir un accidente mortal al caer en una grieta. Nunca debemos subestimar un glaciar, por muy fácil que nos pueda resultar, y evitad en todo momento ir cada uno a su aire, o caminar desencordados.

Para encordarnos tenemos que tener en cuenta varios factores:

1. Cuántas personas vamos a formar la cordada de progresión. Siempre serán mejor tres personas que dos.

2. La longitud y diámetro de la cuerda. Lo normal es utilizar una cuerda de 9 mm y por lo menos 50 metros de longitud.

3. Material adicional para poder maniobrar correctamente en caso de rescate.

Encordamiento en “N” para dos personas

Para realizar esta maniobra tendremos que dividir la cuerda en tres partes, dos partes iguales en los extremos y con la misma longitud, más una parte central de inferior longitud.

En este tipo de encordamiento tenemos que tener la máxima distancia posible entre los alpinistas, ya que en caso de caída absorbería más la energía. Además es muy recomendable hacer nudos en la cuerda (de mariposa, mejor) por su parte central, cada metro y medio, de forma que en caso de caída el nudo roce en el labio de la grieta y nos ayude en la frenada.

Encordamiento para tres personas

Este tipo de encordamiento es el mejor para progresar en un glaciar ya que en caso de caída de alguno de los miembros, a los otros dos les resultará más fácil sacar al compañero y maniobrar. Tenemos que dejar la máxima distancia posible entre los miembros, al menos 12 metros y que el resto de la cuerda tenga margen suficiente.

Encordamiento individual

Una vez se conozcan las distancias donde tenemos que posicionarnos, nos encordaremos al extremo de la cuerda con el ocho doble al arnés (Ver foto 1).

A continuación enrollaremos la cuerda en forma de bandolera por el cuerpo hasta llegar al punto donde me tengo que amarrar a la cuerda, sin que me esté molestando, de tal forma que en caso de caída me servirá para sujetarme la parte superior del tronco.

Cogeremos una gaza por seno de unos 80cm y la introduciremos por el anillo ventral y por dentro de la bandolera de cuerda, como si quisiese abrazar la cuerda de bandolera (Ver fotos 2 y 3).

Continuaremos con la gaza y la pasaremos por debajo de la cuerda de nuestro compañero. Continuaremos dando dos vueltas sobre la cuerda que llega hasta nuestro compañero e introduciremos ésta por esas dos vueltas (Ver fotos 4, 5 y 6).

Apretaremos bien todos los extremos y tiraremos de la cuerda que llega hasta nuestro compañero para que se termine de tensar. La gaza sobrante la podemos enganchar con un mosquetón a nuestro anillo ventral, pero que quede con bastante holgura.

Una vez estemos encordados tenemos que colocar un cordino de inferior diámetro al de la cuerda, con un nudo Prusia o machard. Este cordino tiene que morder muy bien a la cuerda, pero sin perder demasiada resistencia (unos 6/7 mm), ya que si tiene un grosor superior se deslizará bastante. Cuando coloquemos el cordino, éste nos lo engancharemos al anillo ventral mediante un mosquetón de seguridad (pudiendo utilizar el mosquetón que ya tenemos colocado), de tal forma que si necesitásemos transferir la carga del herido a una reunión o seguro nos resultaría más fácil (Ver foto 7).

El siguiente paso sería colocar otro cordino de mayor longitud y mismo diámetro sobre la misma cuerda, pero por encima del Prusik anterior. De tal forma que en caso de caída en una grieta podamos utilizarle como pedaleta de ascenso por la cuerda. Ésta no hace falta fijarla a ningún sitio, pudiendo llevarla en el bolsillo o en una mano. Calcularemos un aro de por lo menos 120 cm en función del tamaño de cada uno (Ver foto 8).

Gracias a esta forma de encordamiento, en caso de caída nos tirará directamente del arnés, sin dañarnos la espalda o el cuello y sujetándonos la parte superior del tronco. En caso de sufrir una caída podremos reaccionar raídamente, ya que tenemos gran parte del material necesario colocado.

Cómo sacar al accidentado de una grieta

La forma más sencilla y rápida de sacar a un alpinista es mediante el polipasto, el cual ya vimos anteriormente. Una vez que el compañero sufre una caída montaremos una reunión lo más rápidamente posible, donde luego fijaremos la cuerda con un aparato para asegurar al segundo (tipo reverso) a ésta. Una vez fijada la cuerda introduciremos un mosquetón (si es posible con polea) al cordino superior (el que se encontraba sin tensión). Éste a su vez lo habremos pasado por la cuerda que tenemos en bandolera para luego poder izar a nuestro compañero, el cual, si puede, nos ayudará también trepando en este ascenso. Los tipos de polipastos son el de “N” sencillo o doble con cuerda auxiliar (Ver foto 9).

Otra forma también sería pasarle el extremo de la cuerda sin tensión con un mosquetón con polea, el cual, él se lo engancharía al anillo ventral y nos facilitaría la ascensión. Polipasto con polea móvil.

Normas a la hora de atravesar un glaciar

1. Trataremos de saber en todo momento el recorrido que queremos hacer, teniendo siempre cuidado aunque parezca que está muy pisado.

2. Saldremos siempre a primera hora, ya que si está bien fríos los puentes o pasos delicados aguantarán bastante más. Intentad no progresar durante las horas de calor.

3. Cuando progresemos encordados lo haremos siempre con la máxima tensión de la cuerda. Así, en caso de caída recibiremos el menor latigazo posible.

4. Cuando vayamos en cordadas de dos llevaremos la cuerda anudada. Nos dará mucha mayor seguridad en caso de caída. No es nada fácil aguantar la caída de un compañero una persona sola.

5. Cuando vayamos a pasar un paso difícil lo mejor es asegurarse, que pase uno y luego el otro, aunque perdamos un poco el tiempo. Tampoco se trata de montar una gran reunión, si no de estar prevenido por si el terreno falsea. Si el paso es muy complicado y evidente entonces sí montaremos una buena reunión.

6. Llevar siempre una sonda para comprobar el terreno. No es la primera vez que amanece nevado y no vemos las grietas del día anterior.

7. Las grietas las podemos rodear o saltar, pero es fundamental planificar el recorrido con una buena anticipación visual y no pasarnos el día dando vueltas o jugándonos la vida.

Estas son algunas de las normas que hay que tener en cuenta, pero no hay nada como utilizar un poco la lógica y estar siempre atento.

Si alguna vez nos vemos obligados a tener que movernos por un glaciar con niebla tendremos que tener mucho cuidado y avanzar siempre con un rumbo más o menos de brújula, si no terminaremos dando vueltas y no avanzaremos nada. La progresión tiene que ser muy lenta. Primero uno mientras el otro le asegura, y luego al revés, de forma que imitemos un acordeón. Así, evitaremos males peores.

El más experimentado en maniobras conviene que vaya detrás de tal forma que si hay una caída se manejará mucho mejor. También se debe colocar el más pesado detrás ya que si va el primero y se cae puede arrastrar a los demás.

Si tenéis que acampar o descansar buscad mejor una zona rocosa, ya que os dará mayor seguridad e incluso podréis aseguraros a ella.

Practicad las maniobras y el encordamiento hasta tenerlo muy claro. Sin embargo, lo mejor es contratar un profesor que te enseñe bien las maniobras, os deje claro lo que tenéis que hacer y os diga si estáis capacitados para empezar a moveros por un glaciar. No obstante, id con precaución y poco a poco.

Pisad con cuidado…