Shalif, el fallecido de la patera que llegó a Gran Canaria en la cabalgata de Reyes, murió de sed y será enterrado con nombre y apellido
Shalif Sacko vivía en Diboli, una ciudad de unos 5.000 habitantes situada al suroeste de Mali. A finales de diciembre decidió embarcarse en una patera rumbo a Europa. A bordo de la embarcación, 59 personas más y comida para solo tres días. Ya a la deriva, el escaso sustento con el que contaban se acabó. A partir de entonces, comenzaron siete largas jornadas sin alimento y sin agua, tal y como han asegurado a este periódico fuentes judiciales conocedoras del caso.
La desesperación empujó a Shalif a beber agua del mar, una decisión fatal que terminó por dañar su cuerpo y murió, tal y como ha determinado la autopsia. La patera en la que viajaba fue localizada el 5 de enero a las 15.45 al sur de Gran Canaria por los tripulantes de un velero, que alertaron a los servicios de emergencia. Fue entonces cuando Salvamento Marítimo remolcó la embarcación hasta el muelle de Arguineguín, a donde se desplazó la médico forense.
Shalif Sacko logró ser identificado, a diferencia del alto número de víctimas que ha dejado el mar en los últimos años y que han sido enterradas en el Archipiélago identificadas únicamente con una cifra. Hablar con Hamidou Dgackou, la única persona de la patera que conocía al fallecido, fue fundamental. No solo facilitó el nombre y el apellido de Shalif, sino que también facilitó a la jueza de guardia de San Bartolomé de Tirajana el número de teléfono de sus familiares para comunicarles la trágica noticia. Fuentes judiciales han explicado que el entierro se hará por beneficencia en el municipio.
Para los familiares de las víctimas de la ruta migratoria canaria, no poder enterrar a sus parientes abre una herida difícil de sanar. En 2019, Ruth, la joven marfileña de 26 años que vio morir a su bebé de 13 meses, Sephora, en el sur de Gran Canaria, pudo dar en 2019 un entierro digno a su hija con la colaboración de CEAR y del Gobierno de España.
Lo mismo sucedió con el cuerpo de Justine, una de las mujeres que murió en la misma patera y cuyo cuerpo pudo ser recuperado. La víctima saltó al mar para buscar a su hija de ocho años, a quien creyó desaparecida. Sin embargo, la niña ya estaba en tierra. La historia de Justine marcó a muchos de sus compañeros de embarcación, dos de los cuales aseguran que “siguen vivos gracias a ella”, pues cuando su comida se había acabado, la marfileña les ofreció la suya. Ella también salvó la vida de su hija, ya que hizo todo lo posible para llevarla consigo en la patera y evitar que se quedara con su padre, quien la maltrataba.
A diferencia de Sephora y Justine, el cuerpo de Dominique, otra de las mujeres que viajaba en la embarcación, nunca fue localizado, haciendo aún más grande la fosa común que esconden las aguas que bordean a Canarias, una ruta cada vez más mortal de acuerdo con el último informe de la ONG Caminando Fronteras.
Shalif Sacko es la primera de las dos víctimas de la ruta migratoria canaria este 2020. La última, el bebé que nació y murió en una patera que llegó a Lanzarote este 8 de enero.
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