Espacio de opinión de Canarias Ahora
¿Es difícil el cambio? Sí ... aunque es necesario y posible (II)
Esta serie de conversaciones trata de cómo hacer posible el cambio. Un cambio que es difícil … aunque necesario y posible ya que existen oportunidades que se deben aprovechar. En la primera se trataron aspectos generales del cambio; en las siguientes cómo adaptarlos a Canarias, como modelo y no como patrón a seguir, para conseguir un cambio gradual, mantenido, que se alimente a sí mismo, y no disruptivo.
Se trata de añadir unas consideraciones a la reflexión de cada quién, que determine su posicionamiento y su posible conversión en agente/voluntario/apóstol del cambio.
El cambio en Canarias
A riesgo de ser atrevidos (hay que tomar riesgos) se podría pensar que hay que comenzar por una buena gobernanza, apoyada en el tejido de redes de talento y de agentes de cambio e innovación ya existentes en el territorio, o en el exterior, a los que hay que interconectar e ilusionar para que se integren en el proceso. Es la oportunidad a aprovechar.
Sobre la buena gobernanza se sugiere acceder al Informe de Catpe, en su capítulo 4º. En el mismo se indica: “Canarias necesita, como consecuencia [de la nueva sociedad], un entorno económico, social y de gobierno (es decir un régimen institucional), que permita desarrollar una gobernanza adecuada, así como que existan normas legales pertinentes, al servicio de un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo, con un cambio de paradigma y de mentalidad para la acción en todos los agentes implicados, respecto a la que tenían en la sociedad industrial”. En el figura adjunta se sintetizan sus principales características.
Aunque la buena gobernanza tiene un alcance mayor, por ejemplo: la participación de los agentes sociales y económicos en la toma de decisiones y cómo éstas son implementadas en asuntos estratégicos de especial relevancia.
La UE está impulsando, con altibajos coyunturales, la gobernanza en sus estados miembros, desde el comienzo del nuevo milenio. Junto a ellos ha impulsado dos conceptos relacionados: la gobernanza económica y la gobernanza multinivel, aunque esto ya son otras historias, que hoy no tocan.
El impulso del cambio debe ser colaborativo, mediante la acción equilibrada de las AA.PP. multinivel, la sociedad civil y la economía del mercado propia de la nueva sociedad. Se debe llevar a cabo de forma inteligente, integradora y sostenible, con los principios de buena gobernanza.
El cambio tiene dos aspectos a tomar en cuenta, que se deben abordar con una visión para la acción común, equilibrada y sostenida:
a.- Remediar, en las circunstancias presentes, situaciones que son verdaderamente necesarias, y que no admiten demora: es LO URGENTE, que hay que atender. Son de variada naturaleza, según las sensibilidades y prioridades de los gobiernos de cada nivel. Son cambios que no son sostenibles a medio plazo, en la mayoría de los casos. Se trata que no quede nadie en el camino. No implican cambios profundos, ni cambian las situaciones que llevaron a dicha situación.
b.- Iniciar la transición hacia el nuevo modelo y cambio de paradigma: es LO IMPORTANTE, que hay que comenzar a tejer. Implica cambios de mayor calado y transformaciones hacia la sociedad del conocimiento, basadas en las tres líneas estratégicas indicadas: las personas, los pilares y las oportunidades. El Gobierno y el Parlamento de Canarias deben acordar prioridades [pocas], teniendo en cuenta algunos de los ochos pasos de Kotter, para liderar y gestionar el cambio.
Es necesario un equilibrio dinámico entre estos dos aspectos; ambos deben coexistir durante algún tiempo. Las urgentes deberían ser de naturaleza tal que: resuelvan las situaciones creadas y que vayan en la dirección de las estrategias de cambio (de lo importante). Lo urgente es lo que preocupa a gran parte de la ciudadanía y ocupa todo el tiempo de los responsables públicos [y privados] que deben tomar decisiones. Es lo que se conoce como “el día a día”, con situaciones de impacto de diverso calado, unas más urgentes que otras, en función de nuevo de sensibilidades y prioridades de las ideologías gobernantes y legislativas.
Por ello es importante, cada vez más, vivir y asumir valores éticos universales, anclados en identidades locales. Se trata de una idea de difícil definición e implementación, ya que un valor está asociado a la moral y lo ético, lo que resulta complicado trasladar a un plano grupal. Los valores universales, en cambio, tienen la particularidad de ser compartidos a nivel social.
El Gobierno de Canarias, en razón a su legitimidad democrática, debería priorizar qué líneas estratégicas establece para iniciar el cambio (lo importante): pocas, que sean percibidas como necesarias, efectivas, “fáciles” de generar resultados a corto plazo, eliminando barreras, lo más consensuadas que se pueda, y asegurando [con la complicidad de la sociedad civil, los agentes y voluntarios de cambio, y el mundo económico] su estabilidad y permanencia, a la que sean sensibles los grupos políticos en la oposición en cada momento.
Por ejemplo, supongamos [sin juzgar la selección] que las líneas priorizadas fuesen:
a.- La Educación y Formación.
b.- La transformación del tejido/sectores empresariales actuales [lo tradicional]
y la búsqueda de nuevos “nichos de negocio” en Canarias [lo nuevo], a
través de un desarrollo inteligente, sostenible e integrador.
c.- La internacionalización: presencia de Canarias en un mundo de redes
especializadas y el aprovechamiento de su posición, fortalezas, tradición e
historia.
Los demás niveles de la gobernanza multinivel, podrían tomar en consideración estas líneas e integrarlas ponderadamente en sus propias identidades, prioridades, y oportunidades.
Veamos cómo se podría facilitar e impulsar el cambio en estas tres líneas, …
(Continuará)
Esta serie de conversaciones trata de cómo hacer posible el cambio. Un cambio que es difícil … aunque necesario y posible ya que existen oportunidades que se deben aprovechar. En la primera se trataron aspectos generales del cambio; en las siguientes cómo adaptarlos a Canarias, como modelo y no como patrón a seguir, para conseguir un cambio gradual, mantenido, que se alimente a sí mismo, y no disruptivo.
Se trata de añadir unas consideraciones a la reflexión de cada quién, que determine su posicionamiento y su posible conversión en agente/voluntario/apóstol del cambio.